Hechos clave:
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El ataque a Twitter destaca las cualidades de Bitcoin como moneda de Internet.
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A pesar de haber alternativas anónimas como Monero, los hackers eligieron Bitcoin.
El histórico y abominable ataque que sufrió la red social Twitter esta semana dejó claros los peligros que las plataformas centralizadas suponen. Las cuentas de muchos usuarios, entre los cuales destacan personalidades tan reconocidas como el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, el fundador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, o el magnate Warren Buffet, fueron comprometidas a través de un punto central: los trabajadores de Twitter.
Pero lo que para nosotros fue mas resaltante es que semejante hazaña se realizara para pedir dinero, y no cualquier tipo de dinero sino Bitcoin (BTC): la moneda de Internet.
Si comparamos el hackeo con otros episodios en los que estuvieron involucradas las criptomonedas, claramente esta estafa no fue tan exitosa ya que tan solo fueron robados 28 BTC (unos 250.000 dólares). Lo interesante fue justo la elección de Bitcoin como método de pago.
¿Por qué no usar el dólar, «la moneda mundial»? Pues por su centralización, por su facilidad para la censura. Aparte de intercambios en efectivo, no hay forma de transferir dólares que no pueda ser paralizada, revertida, confiscada o desaparecida; mucho menos digital. Bancos, plataformas de pago como Paypal o procesadores como Visa trabajan de la mano con los gobiernos y tienen sistemas controlados que les permiten hacer y deshacer con el dinero de la gente. Todos son intermediarios.
Sobre lo anterior, destacamos justo el tema del efectivo como forma incensurable de movilización de fondos. Solo sin intermediarios, cara a cara con otra persona, se hace posible la finalidad de las transacciones con dólares en un solo movimiento. Y es precisamente esta característica la que Bitcoin emula en el mundo digital.
Bitcoin es efectivo digital. Por más que haya características del sistema que puedan hacer cuestionable esta cualidad (como la potencial reducción de fungibilidad ante el manchado de transacciones/monedas), nadie puede parar una transacción legítima con esta criptomoneda y los hackers lo sabían. Cuando decimos “legítima” hablamos sencillamente de una transacción válida para las reglas de consenso de esta red.
Cuando transferimos un bitcoin de la dirección Z a la dirección H, en efecto la persona dueña de Z está entregando “dinero en la mano” a la dueña de H (que claramente puede ser él mismo). En este caso, el intermediario (la red) es abierto, electrónico, automatizado y sigue unas reglas especificadas desde su creación, que son difíciles de cambiar y garantizan la efectividad de las transacciones. Por ello, parar transacciones en Bitcoin significa parar su red. Mientras la red funcione, Bitcoin será efectivo digital.
A diferencia de las cuentas bancarias, plataformas financieras tradicionales e incluso de las aclamadas stablecoins, en Bitcoin no existen mecanismos que permitan a un gobierno, empresa o individuo congelar y/o apropiarse de dinero ajeno. La forma para confiscar bitcoins se reduce a la misma que para el dinero en efectivo: la fuerza física.
Ahora, podríamos pensar en las «altcoins». ¿Por qué no fueron usadas en la estafa? Monero es realmente anónima, pudo haber escondido el rastro mejor. Tether es una stablecoin muy usada, incluso más que Bitcoin en ciertos escenarios ¡Y está pegada al dólar! Pues, la respuesta sencilla es: adopción.
Ninguna otra moneda digital, copia de Bitcoin, ha podido alcanzar la masa crítica de usuarios que la primera criptomoneda sí ha podido amasar. Sólo Bitcoin, la moneda de Internet, iba a poder llamar la atención de todos hacia algo conocido, plausible, otorgando más relevancia a la estafa en Twitter, y además permitiendo (lamentablemente) cobrar algunas víctimas reales.
Si bien Monero podía proveer a los hackers de anonimato por defecto, la efectividad del robo pudo haberse anulado de usarla. Cualquier otra criptomoneda hubiera generado escepticismo y reducido la cantidad de posibles víctimas, pues ninguna tiene el efecto de red o reconocimiento global de Bitcoin y mucho menos su liquidez de mercado. La probabilidad de que las personas participaran en el evento era mucho mayor con Bitcoin, tanto porque ya podían tener la moneda en sus carteras, cómo porque es la más fácil de comprar.
Hecho esto, alcanzar la privacidad ya era una cuestión de no mover el dinero (mantenerse anónimo) o utilizar herramientas que permiten ocultar o, al menos, confundir los movimientos de bitcoins. Muchas de ellas, como los mixers, superan los límites actuales de las empresas de vigilancia de blockchains y fueron las que los hackers decidieron usar.
Otras criptomonedas no calificaban para tal ataque simplemente por su centralización, sea de código o de comunidad: Tether y las stablecoins hubieran confiscado los fondos; Ethereum y otras altcoins hubieran bifurcado la red. Sólo Bitcoin otorgaba la certeza de que las transacciones hechas iban a ser finales, que nadie las iba a invalidar.
Justo esa certeza dio una demostración de la velocidad que comúnmente se critica de Bitcoin. Aunque sabemos que solo aquellas transacciones confirmadas son realmente finales, la alta dificultad de realizar un doble gasto en esta red hace que, ante situaciones como esta, dónde bitcoin en Twitter fue tendencia por una “recolecta” mundial, puedan tomarse los envíos como finales. A efectos del hackeo, los pagos con bitcoin fueron instantáneos.
En definitiva, Bitcoin es la criptomoneda o, dicho más amplio, moneda digital más exitosa, reconocida, segura y valiosa del mundo. Las monedas gubernamentales en su forma física no son rivales para una nacida en Internet y aunque otras criptomonedas puedan tener cualidades técnicas superiores, ninguna realmente ha alcanzado el estatus global de moneda. Los hackers no fueron tontos al pedir Bitcoin porque sencillamente es el mejor dinero que existe en esta era digital. Bitcoin es el dinero de Internet.