Hechos clave:
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En la arena hay silicio, usado para fabricar microchips que van dentro de los equipos eléctricos.
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Nancy Pelosi encarnó la primera visita de un alto cargo estadounidense a Taiwán en 30 años.
La visita de la presidenta del Congreso de Estados Unidos Nancy Pelosi a Taiwán viró la atención del mundo. Ignorando la guerra de Ucrania, la pandemia de la COVID-19, la crisis económica mundial y hasta la viruela del mono; todos posaron su atención sobre los acontecimientos en el lejano oriente.
Al tratarse de Taiwán, que es uno de los mayores proveedores de materia prima para la tecnología, cabe una pregunta clave: ¿será la minería de Bitcoin y la industria tecnológica en general víctimas de un daño colateral por este viaje?
Un «insulto» intentando ser vengado
A raíz de la primera visita de un alto funcionario estadounidense a Taiwán en más de 30 años, lo que supuso un «insulto» y una «provocación» para los chinos, el gigante asiático no tardó en reaccionar.
Prometiendo «consecuencias» para la estabilidad mundial, el gobierno de Xi Jinping ordenó medidas. Entre ellas, un movimiento militar, para hacer ejercicios con armamento real, pero que no inició sino hasta luego de que Pelosi dejó la isla, en la cual duró poco menos de 24 horas.
Asimismo, el gobierno chino ordenó sanciones económicas que fueron aplicadas a Taiwán por la visita de Pelosi. Esto, igualmente, en un intento de vengar la llegada de la estadounidense, quien al retirarse de la isla reafirmó el compromiso de su país con la tierra que clama su independencia desde el siglo pasado.
Entre las sanciones económicas de China, estuvieron la suspensión de algunas importaciones desde Taiwán, sobre todo de pescado y algunas frutas cítricas, alegando residuos de pesticidas y otros alérgenos. Pero lo más resaltante fue la prohibición de la exportación de la arena natural china a Taiwán, que aunque no pareciera resaltante, lo es para la industria tecnológica.
Esto, debido a que la arena natural es utilizada para la manufactura de semiconductores, pues en ella se hallan muchos de los componentes, como el silicio.
Este componente permite la fabricación de estos microchips, los cuales forman parte del equipamiento que da vida a muchos artefactos electrónicos. Entre ellos destacan teléfonos, computadoras, tablets, electrodomésticos caseros, equipos militares y, para detrimento del ecosistema criptográfico, además de los equipos de minería de Bitcoin (ASIC) y altcoins (tarjetas de video).
«De acuerdo con la normativa pertinente, se ha tomado la decisión de suspender temporalmente las exportaciones de arena natural a Taiwán. La medida correspondiente entrará en vigor el 3 de agosto», dijo un vocero del Ministerio de Comercio de China, en momentos cuando Pelosi recorría Taipéi, la capital de la isla.
¿Pero sí habrá afectación?
Como se ha reportado antes en CriptoNoticias, Taiwán es uno de los países líderes en la fabricación de microchips. La empresa taiwanesa TMSC surte con sus productos a grandes compañías tecnológicas, entiéndase Apple, AMD, Xiaomi o Intel.
También son los principales proveedores de chips de los fabricantes de equipos de minería ASIC, como Bitmain o MicroBT, cuyas operaciones, casualmente, están asentadas en territorio chino.
Al existir una merma en la materia prima, podría ser previsible que los componentes electrónicos presenten un aumento en sus precios.
Sin embargo, Taiwán, en aras de su autonomía y emancipación de China, tiene clientes de otros países. Además, restó importancia al anuncio de su vecino, a pesar de que es, hasta ahora, uno de sus mayores socios comerciales.
Tal como lo indicó el Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán en una nota de prensa, la orden de China de suspender los envíos de arena no tiene gran relevancia, a sabiendas de que ese país ha reducido gradualmente la exportación de arena natural desde 1995. De hecho, informaron que de enero a junio de este año importaron apenas 20.000 toneladas métricas de arena natural al gigante asiático, «por lo que el impacto es limitado».
Explicaron que la importación de arena en los últimos dos años fue de 450.000 y 540.000 toneladas métricas, lo que representa el 0,64% y el 0,75% de la demanda interna, respectivamente.
Esto quiere decir que, aun sin China, Taiwán mantiene su industria tecnológica andando, para lo que también ha garantizado el proceso de dragado fluvial, que permite obtener la arena.
Según informaron, estos trabajos siguen «muy por delante de lo previsto», lo que les otorga la capacidad de satisfacer la demanda interna de este año «y responder a la oferta y la demanda del mercado interno de arena y grava en cualquier momento».
Así las cosas, a pesar de que la segunda mayor economía del mundo bloqueó a Taiwán por trabajar en pro de su autonomía, parece que no es previsible una afectación a corto plazo en la industria minera y tecnológica en general.
No obstante, la situación llama a la diversificación de industrias tecnológicas con la capacidad de suplir la ausencia de los fabricantes taiwaneses, tomando en cuenta que todo movimiento militar de China –como el actual– podría cerrar cualquier salida de Taiwán, indispensables para mantener a flote sus relaciones comerciales con todo el mundo.