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En mayo de 2010 se llevó a cabo una compra que pasó a la historia de bitcoin.
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Impulsado por entusiastas, BTC comenzó a ganar fuerza como una alternativa al sistema financiero.
A menudo no somos del todo conscientes de la magnitud de ciertos acontecimientos hasta que, con el tiempo, comienzan a ser citados en libros, foros y conversaciones en Internet. Así funciona la historia: el tiempo pone todo en el lugar que se merece.
Uno de esos momentos aparentemente insignificantes, pero que terminó marcando un antes y un después, ocurrió el 22 de mayo de 2010. Ese día dio origen a una tradición que hoy los bitcoiners celebramos con enorme aprecio: el Bitcoin Pizza Day, una fecha que rinde culto al valor del HODL, a la mentalidad de largo plazo que BTC nos ha enseñado desde entonces.
Fue aquel día cuando Laszlo Hanyecz cerró un trato para sucumbir a los encantos de una comida irresistible: la pizza, esa maravilla que le debemos a la cocina napolitana y que hoy disfrutamos en infinitas variantes, disponibles en cientos de restaurantes en nuestras ciudades.
Sin imaginarlo, Hanyecz había publicado en el foro Bitcointalk una oferta que quedaría inmortalizada: estaba dispuesto a pagar 10.000 BTC a quien le comprara y enviara dos pizzas. Así entró en escena otro protagonista clave de la historia: Jeremy Sturdivant, quien usó su tarjeta de crédito para encargar la comida en una sucursal de Papa John’s.
En aquel entonces, Jeremy Sturdivant —conocido en Bitcointalk como «Jercos»— era un estudiante universitario en California que ya empezaba a interesarse por bitcoin. Aunque, años más tarde, en una entrevista, contó que esos 10.000 BTC no tenían un valor significativo para él. De hecho, reveló que los usó para cubrir los gastos de un viaje por Estados Unidos junto a su novia de aquel momento.
En esa misma charla, Sturdivant admitió que, de haber sabido lo que pasaría en el futuro por supuesto que habría actuado de otra forma, aunque reconoció que esa perspectiva se puede aplicar a muchísimos eventos de la vida…
En 2018, «Jercos», que apenas tenía 19 años, declaró que «jamás habría imaginado que aquella cantidad de BTC llegaría a tener un poder adquisitivo comparable al de una propiedad inmobiliaria, ni que las grandes empresas llegarían a aceptar bitcoin de forma automática para transacciones cotidianas». También señaló que, si bien no podía atribuirse ningún mérito por el éxito de la creación de Satoshi Nakamoto, se sentía orgulloso de haber tenido, aunque sea una pequeña participación en un proyecto que terminó convirtiéndose en un fenómeno global.
Aunque Sturdivant no era un activista vinculado a bitcoin ni nada por el estilo, su disposición a aceptar la oferta de Hanyecz ayudó a validar a BTC como medio de intercambio. Su historia resuena en la comunidad porque representa la camaradería de aquellos primeros días.
En redes sociales, muchos lo celebran como un «héroe anónimo» del Bitcoin Pizza Day: alguien que, sin buscar fama, contribuyó a un momento histórico. Y aunque «Jercos» nunca se ha definido a sí mismo como un héroe, ha dado a entender que comprende que la vida, a veces, tiene un extraño sentido del humor.
«Si hubiera tratado aquel dinero como una inversión, podría haberlo conservado un poco más de tiempo. En realidad solo lo vi como algo justo para ambas partes, de bajo riesgo y, bueno, ¿a quién no le gusta la pizza?»
Jeremy Sturdivant, ingeniero.
En el momento de la transacción por las pizzas, bitcoin tenía un valor aproximado de 0,0041 dólares (USD); es decir, que Laszlo Hanyecz pagó unos USD 41. Ajustado a valores actuales, tanto Hanyecz como Sturdivant se intercambiaron lo que hoy serían más de 1.000 millones de dólares, con BTC cotizando actualmente alrededor de 110.000 dólares.
Aun así, ambos han señalado en el pasado que no cargan con grandes remordimientos, especialmente Laszlo, quien ha sido enfático en que no se arrepiente en absoluto.
Bitcoin con el paso de los años
Después de aquella simple pero emblemática compra, la adopción de bitcoin comenzó a acelerarse impulsada por una comunidad de entusiastas y desarrolladores que lo veían como una alternativa viable al sistema financiero tradicional.
Para 2020, la narrativa de BTC como «oro digital» ya se había consolidado, captando la atención de inversores institucionales. Empresas como PayPal empezaron a aceptar pagos en BTC, mientras fondos como Grayscale acumulaban cientos de miles de unidades.
En efecto, había una confianza cada vez más grande en la propuesta de valor de bitcoin: su escasez, limitada a 21 millones de unidades, y su potencial para preservar valor frente a las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales.
El paso más audaz en la historia de bitcoin llegó en 2021, cuando El Salvador, liderado por el presidente Nayib Bukele, se convirtió en el primer país del mundo en declarar a BTC moneda de curso legal. La medida buscaba impulsar la inclusión financiera y abaratar el envío de remesas, a través de una llamada Ley Bitcoin que obligó a los comercios a aceptar pagos en BTC junto al dólar.
Aunque la adopción en el país centroamericano ha enfrentado obstáculos, el gobierno salvadoreño ha insistido en que su estrategia es a largo plazo y que no claudicará. A día de hoy, El Salvador mantiene una reserva de más de 6.000 BTC.
Por otro lado, la institucionalización de bitcoin dio un salto significativo con el enfoque de empresas como Strategy, que desde 2020 comenzaron a adquirir BTC como activo de reserva. Para 2025, la mencionada compañía ya acumula más de 500.000 unidades, posicionándose como el mayor tenedor corporativo del mundo de este activo.
Este año también se ha sumado una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump que estableció la creación de una reserva estratégica de bitcoin en Estados Unidos, con las monedas incautadas de casos ilegales.
Hoy, a 15 años del primer pago documentado con bitcoin, el Bitcoin Pizza Day nos recuerda que cada gran revolución comienza con pequeños actos. Lo que en su momento fue una transacción casual entre dos personas, ahora simboliza el inicio de una nueva era financiera. Más allá del valor actual de esos 10.000 BTC, lo que perdura es la historia de cómo una pizza marcó el comienzo de una economía descentralizada que sigue desafiando paradigmas.