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La construcción de la iglesia inició en 2017 y culminó en 2018.
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Las monjas usan bitcoin con monederos fríos.
Una imponente estructura católica interrumpe la vista en los campos de Kansas City, Missouri, Estados Unidos. Fue construida gracias a bitcoin (BTC) hace unos tres años, y ahora sirve de centro de oración para una veintena de monjas, que además de cumplir con su religión católica, aprovechan los beneficios de la primera criptomoneda.
Benedictinas de María, Reina de los Apóstoles. Ese es el nombre de la organización religiosa que, bajo la regla de San Benito, encontró en bitcoin una forma de poner en marcha la construcción del templo sin financiamiento ni deudas. Esto inició en 2017 y culminó un año después.
La Iglesia Prioral, como le llaman en la comunidad religiosa, se erigió en base a las donaciones en BTC que recibieron el año de la construcción del edificio. Ahora mismo, la Iglesia es sede de eventos litúrgicos y eucarísticos, como lo constatan las propias fotografías de la comunidad, que están colgadas en su sitio web oficial.
Por fuera, el templo se reconoce a metros de distancia por su alta estructura en color gris. El edificio rememora a los centros religiosos de la edad media. Sobre todo por sus alrededores, caracterizados por animales silvestres que encarnan una vida campestre y fuera de la tribulación de la ciudad.
Pero por dentro, la presencia de la iglesia resuena por sus detalles. Esto incluso al punto de emular a los templos en el continente europeo. Repisas y altares con mármol blanco italiano, vidrieras, ornamentos dorados, bancos de madera perfectamente alineados, murales pintados a mano, techos abovedados, pisos de cerámica y atinadas representaciones de los patronos; son parte de lo que puede apreciarse en la capilla.
Un antes y un después en la abadía «Éfeso»
La creación de la Iglesia Prioral gracias a bitcoin marcó un antes y un después en la abadía «Éfeso», que es en donde está el templo y donde conviven las monjas. Ellas subsisten a través de su propia cosecha y producción de alimentos en ese lugar. Y en lo monetario, se apoyan en las congregaciones que están en México, Países Bajos, Inglaterra, Lituania y Alemania. Desde acá, envían dinero a sus hermanas estadounidenses.
Mateo Bartulica, capellán de la iglesia y quien promovió el uso de BTC entre las religiosas, sostiene que la vida en la abadía de las monjas es equivalente a una ciudadela bitcoiner, como Bitcoin Beach, en El Salvador, por ejemplo. Precisó a Bitcoin Magazine además, que, con la ciudadela, los religiosos «ayudarán a reconstruir la civilización en el siglo 21».
Bartulica sugiere que la vida monástica que llevan en la abadía es probablemente «el mayor ejemplo de baja preferencial temporal«, ya que trata de transmitir «las tradiciones a las generaciones futuras».
“Esto también tiene un gran impacto en la cultura, porque no se trata solo de satisfacer los deseos inmediatos de uno, sino de construir un futuro mejor”, explicó.
De esta manera, el sacerdote coincidió con Jimmy Song, maximalista bitcoiner, quien defendió que una de las virtudes de BTC es la prudencia, traducida en preferencias temporales bajas, «que sería planificar para el futuro«, tal como lo reportó CriptoNoticias.
El sacerdote quiere «convertir» a otras parroquias a Bitcoin
Bartulica fue el encargado de proveer a las hermanas religiosas de monederos fríos (hardware wallets). También las enseñó a enviar, recibir y mantener bitcoins, los cuales son donados por personas fieles a la causa de las monjas.
El sacerdote tiene el objetivo de que las demás parroquias católicas del área de Missouri pasen a usar bitcoin, aunque las benedictinas tienen un paso adelante.
Las organizaciones religiosas que reciben donaciones en criptomonedas no son nuevas en Estados Unidos. Como lo reportó CriptoNoticias, en junio de 2019 se lanzó Cathio, un criptoactivo con el que se pretendía ayudar a impulsar las donaciones a la congregación religiosa homónima, «y estimular el compromiso entre las nuevas generaciones y la Iglesia».