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Bitcoin ha acelerado la inclusión financiera en muchas partes del mundo.
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Lo que empezó como un experimento en El Zonte se ha expandido a más de 70 comunidades.
Es frecuente el debate sobre si bitcoin (BTC) es principalmente un sistema de pago electrónico u «oro digital» y, actualmente, pareciera estar prevaleciendo la segunda posición. Pero Román Martínez tiene una postura clara y probada en el campo: el verdadero potencial de BTC se libera cuando fluye de mano en mano, empoderando a quienes el sistema tradicional dejó atrás.
Para el cofundador de Bitcoin Beach —el proyecto pionero que catalizó la adopción de bitcoin en El Salvador—, las economías circulares son la manifestación más pura y poderosa de Bitcoin.
«Las economías circulares son los proyectos más importantes hoy en día que están llevando educación, que están llevando adopción, pero sobre todo que están demostrando el verdadero potencial de bitcoin», afirmó Martínez en una conversación presencial con CriptoNoticias durante la conferencia Acelerando Bitcoin, celebrada en la capital paraguaya.
El evento, el primero de su tipo en Paraguay, sirvió de escenario para que líderes del ecosistema compartieran visiones y experiencias. Martínez, una figura central en la adopción comunitaria a nivel global, se mostró impresionado por la escena local.
«Es impresionante ver una comunidad que ya existe, una comunidad de bitcoiners acá en Paraguay», comentó sobre sus primeras impresiones. «Creo que esta conferencia va a ser el primer punto de partida para muchas cosas que van a pasar acá».

De El Zonte para el mundo: la génesis de una revolución financiera
Para entender la convicción de Martínez, es necesario regresar a 2019, a una pequeña comunidad costera de El Salvador llamada El Zonte. Allí nació Bitcoin Beach, un proyecto que buscaba utilizar el activo digital para resolver problemas cotidianos.
Lo que comenzó como un experimento local se convirtió en la prueba de concepto que, en 2021, daría al presidente Nayib Bukele la confianza para declarar a bitcoin moneda de curso legal en el país.
«Nosotros somos el proyecto de Bitcoin Beach, que fue la primera economía circular en un ecosistema de bitcoin en el mundo», relató Martínez. «A raíz de eso, en el 2021, bitcoin se hizo moneda de curso legal en El Salvador».
El impacto trascendió las fronteras salvadoreñas. El modelo de El Zonte se convirtió en un faro para otras comunidades que enfrentaban problemas similares de exclusión financiera.
«La cosa más bonita y más emocionante de lo que ha pasado es ver líderes en todo el mundo», señaló con orgullo. «Hoy en día contamos con un promedio de 70 proyectos, 70 economías circulares alrededor del mundo que se han inspirado en el modelo de Bitcoin Beach para replicar el ejemplo».
Mencionó casos concretos como Praia Bitcoin en Brasil, Motiv en Perú, Bitcoin Jungle en Costa Rica o Bitcoin Lake en Guatemala, entre muchos otros.
El movimiento se expande con una velocidad notable, especialmente en continentes como África, donde la falta de infraestructura bancaria tradicional es una barrera para el desarrollo. «Tenemos un promedio de 30 proyectos solo en África que han aplicado a los grants [subvenciones]», reveló.
La clave del éxito y de su replicabilidad, según Martínez, es que la propuesta de valor de bitcoin es universal. «La cosa más importante es que bitcoin como herramienta, si funciona en El Zonte, si funciona en Brasil, va a funcionar en todo el mundo, porque al final existen los mismos problemas: que no hay inclusión financiera», sentenció. «Estamos hablando de billones de personas que no tienen, por ejemplo, una cuenta de banco».

Desafiando la narrativa de solo «oro digital»
En un momento en que gigantes institucionales y analistas de mercado enfatizan la función de bitcoin como reserva de valor —un «oro digital» para protegerse de la inflación y la devaluación monetaria—, y muchos critican a quienes incentivan a gastar bitcoin, el enfoque de Bitcoin Beach (y las demás economías circulares) parece ir a contracorriente.
Consultado por este medio sobre esta aparente contradicción, Martínez fue tajante. «Yo creo que eso ni siquiera tendría que ser una discusión. Bitcoin tiene todas las propiedades del dinero», argumentó. «Bitcoin puede ser un activo digital, puede ser una reserva de valor, pero también puede ser un medio de intercambio. O sea, bitcoin fue creado para ser dinero».
Recordando la visión original de Satoshi Nakamoto de un «sistema de efectivo electrónico entre pares», Martínez defiende que ambas funciones no son excluyentes, sino complementarias. Limitar a bitcoin a una sola de sus propiedades es subestimar su capacidad transformadora.
«Si bitcoin solo se queda y es un activo que resguarda el valor, al final del día bitcoin no está jugando el papel para el que fue diseñado, y fue diseñado para todo».
«¿Puedo comprarle un coco?»
Para ilustrar el poder de la inclusión financiera que permite bitcoin, Martínez compartió una anécdota que se convierte en una poderosa parábola.
«Yo siempre digo esto: El Zonte, antes de bitcoin, ya era turístico. Nosotros mirábamos al turista que venía y se quedaba en un hotel bonito. En el hotel podía pagar con tarjeta de crédito, pero cuando salía a caminar por la comunidad encontraba al señor que vende cocos en la calle», comenzó a relatar. El turista quería comprar, pero solo tenía tarjeta. «El señor lo miraba como diciendo: ‘Yo ni siquiera tengo una cuenta de banco, entonces ¿Cómo puedo hacer eso?'».
Esa simple interacción representaba una barrera invisible, pero infranqueable que excluía al vendedor local de una parte importante de la economía turística. Bitcoin demolió esa barrera.
«Y hoy en día vemos el mismo turista que viene a El Zonte, se queda en un hotel bonito, sale a la calle y dice: ‘¿Puedo comprarle un coco?’. ‘Sí’. ‘¿Puedo pagarle con bitcoin?’. El señor dice: ‘Sí, porque al final del día solo necesitas un teléfono inteligente con internet y podemos hacer lo mismo que la gente hace en Estados Unidos con su tarjeta de crédito'», concluyó Martínez.
«Esa inclusión financiera creo yo que es lo más lindo que estamos viendo en las comunidades, y estamos viendo también cómo bitcoin está conectando el mundo financieramente».
Viviendo en el patrón bitcoin
El objetivo final de una economía circular es crear un ecosistema donde sea posible vivir enteramente en el estándar bitcoin: ganar, gastar y ahorrar en la moneda digital sin necesidad de recurrir al dinero fíat. Para muchos, esto suena a una utopía lejana. Para Martínez, es una realidad palpable.
«En Honduras, por ejemplo, en Próspera, vos ya podés denominar tu empresa totalmente en bitcoin, si querés. En El Salvador, bitcoin es dinero. Nosotros lo utilizamos para todo, para comprar una casa», explicó. «Hay mucha gente que vive en El Salvador que su salario es full en bitcoin y no tienen la necesidad de convertirlo de bitcoin a fíat».
Aunque reconoce que no será fácil ver a muchos otros países seguir el audaz paso de El Salvador de adoptar a bitcoin como moneda de curso legal, sí anticipa una proliferación de estas comunidades soberanas. «Vamos a ver más economías circulares, más comunidades donde poder viajar o podés vivir en un Bitcoin Standard».
Sobre el futuro político de El Salvador y el posible riesgo de que un gobierno próximo revierta los avances hechos con respecto a bitcoin, Martínez se mostró tranquilo. «Yo no lo creo porque al final del día bitcoin no depende de un gobierno. Bitcoin es descentralizado», afirmó, elogiando la figura del presidente Bukele como un «líder visionario» que entendió el potencial del activo digital para posicionar a su país en el mapa mundial.
El futuro es la educación y la conexión global
El foco de Bitcoin Beach ya no está solo en El Zonte, sino en la diseminación de su conocimiento. «Hoy en día estamos enfocados en compartir todos los aprendizajes que hemos tenido sobre qué es crear una economía circular», dijo Martínez.

A través de programas de subvenciones y un fellowship (programa de intercambio) que lleva a líderes de todo el mundo a El Salvador, buscan acelerar la creación de nuevas economías circulares.
La experiencia de inmersión, según él, es fundamental. «Es diferente cuando te levantas y puedes comprar con bitcoin desde el primer café hasta la pupusa que te vas a comer en la noche».
Para Martínez, la herramienta tecnológica va de la mano de un pilar indispensable: la educación financiera. «Si no enseñamos educación financiera, la vida de las personas siempre va a depender de algo o alguien más», reflexionó. Bitcoin, argumenta, fuerza a las personas a hacerse preguntas fundamentales sobre la naturaleza del dinero, un tema ausente en la educación formal.
Finalmente, ve el movimiento actual, con la entrada de gigantes como BlackRock, no como una amenaza, sino como una validación y una oportunidad sin precedentes para el individuo común. «Si la gente entendiera quién es BlackRock y el poder que tienen, y si ellos están comprando bitcoin, todos deberíamos de correr y tratar de comprar el número más grande de satoshis que podríamos».
Su visión a largo plazo es clara y ambiciosa, trazando un paralelo con la revolución de las comunicaciones. «Ese efecto que Internet tuvo para las comunicaciones, cómo el Internet conectó el mundo, nosotros lo vamos a ver a través de Bitcoin. Y Bitcoin va a ser ese internet del dinero», proyectó. «Y vamos a estar conectados financieramente».
Antes de concluir, dejó un mensaje final para los lectores de CriptoNoticias, un principio que es casi un mantra en el ecosistema: «En bitcoin existe un dicho muy popular: ‘No lo creas, verifica’. Siempre ten preguntas, no creas todo lo que dicen, verifica, pero aprende sobre Bitcoin».