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El proyecto de ciudadela comenzó con la creación de una comunidad virtual.
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El fin de Aleph Citadel es ser una ciudad autosustentable y no una economía circular en torno a BTC.
Al sur de la Argentina, en la Patagonia, se está erigiendo un proyecto de ciudadela pensada para bitcoiners, completamente autónoma, autosustentable y capacitada.
La nueva ciudad será gestionada por un operador privado. Se trata Aleph Citadel, un proyecto que adelanta el abogado y bitcoiner argentino Camilo Jorajuría de León y su equipo.
Como se define en un documento, se trata de una ciudadela de alto nivel de vida, apuntada a la comunidad de Bitcoin. Con el proyecto buscan hacer frente al «control gubernamental» y todos los problemas relacionados con las metrópolis actuales, con contaminación, impuestos y altos costos de vida.
Con una visión autosustentable, la ciudadela se desarrollará a partir de un operador que cobrará una tarifa determinada por la oferta y la demanda y en función de los servicios prestados. En ella, vivirán «vecinos afines que comparten valores y estilo de vida comunes». Esto, mientras están en contacto con la naturaleza.
En declaraciones exclusivas a CriptoNoticias, Jorajuría, el CEO de la Fundación Aleph, explicó que la construcción de Aleph Citadel ya inició, pues, en un primer momento, se trata de la concreción de una comunidad virtual interesada en la ciudadela, mayoritariamente bitcoiner.
A juicio del jurista, Aleph busca solucionar el problema de vivir en conjunto, «pero crea una comunidad intencional con principios en común», cuyo génesis será la interconexión a través de las plataformas en línea. «Y en ello empieza a formarse el espíritu de la ciudad», acuñó.
Un terreno todavía no adquirido
En general, Aleph Citadel se trata de un proyecto de ciudadela construida desde cero, sobre 730 kilómetros cuadrados de terreno, donde podrán albergarse hasta 30 mil habitantes. Esta ciudadela aspira ser la primera América del Sur «y un modelo para futuros proyectos similares».
Sin embargo, la tierra no se ha comprado. Jorajuría expresó que todavía los terrenos no están a nombre de la Fundación. Pero se pretende llevar adelante un proyecto inicial, que incluye la compra de un pedazo de tierra donde se comenzarán a dar los primeros servicios de Aleph, enfocados en el turismo.
El proyecto turístico buscará la validación del mercado, y si así fuera, desde Aleph buscarán un espacio más grande para proseguir con la hoja de ruta. «La ventaja es que el coste de la tierra es el usual de todo terreno del país, además de que los gastos fijos y de consumo de servicios en Argentina suelen ser más baratos en comparación con otras partes del mundo”, dijo Jorajuría.
De vuelta al country
De acuerdo con Jorajuría, Aleph Citadel recibirá individuos particulares y familias que quieran volver al estilo de vida campestre (country), así como bitcoiners afanados por la naturaleza y el consumo de la carne, pero sin renunciar a los avances tecnológicos y las comodidades de los hogares actuales.
En ese sentido, afirmó que la recepción de la comunidad bitcoiner por el proyecto ha sido «muy buena». Toda vez que se trata de algo de lo que se viene hablando: «el tema de hacer ciudadelas, el tema de comunidades intencionales que se viene desarrollando con diferentes ideologías».
«Está claro que hay una migración bastante fuerte de trabajadores digitales de la ciudad al campo, y Aleph busca generar esta gente como usuarios, gente que pueda trabajar online y pueda elegir dónde vivir», precisó.
Un proyecto diferente
Según Jorajuría, Aleph Citadel es un proyecto diferente a las ciudadelas ya conocidas, como las de El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica, todas reportadas por CriptoNoticias, en donde se han conformado comunidades en donde ya existe una economía circular en torno a bitcoin.
En ese sentido, la intención final de su proyecto es la constitución de una ciudad que tendrá que cumplir «requisitos de sustentabilidad mínima y tolerancia» a cualquier tipo de interrupción en la cadena de suministros.
“El tema de Aleph es que pueda tener autonomía material mínima, para el hipotético caso de que los Estados mantengan presión sobre los productores y terminen de destrozar las cadenas de suministro, tengamos organización y recursos para sostener a la población. Ese es el objetivo de nosotros. No queremos una economía circular, sino de poder sobrevivir entre los usuarios ante cualquier problema que pudiera haber afuera e incluso recibir ataques eventualmente”.
Camilo Jorajuría, CEO de Fundación Aleph.
Además, y en claro contraste con los otros proyectos de Centroamérica, Aleph Citadel es del total desconocimiento del gobierno de Argentina, «y no hay interés» en que sepa de él.
Aunque Jorajuría indicó luego que el plan «es absolutamente legal porque en Argentina hay muchas formas de hacer esto: clubes de campo, barrios privados, countries».
«Ejemplos hay con las comunidades religiosas que viven alejadas de los pueblos. Ellos viven la libertad plena, sin intervención estatal», dijo el especialista.
«Ese es el objetivo de Aleph, que sé que se puede desarrollar en Argentina, siempre que se desarrolle con cabeza y de una manera que es bastante criptoanarquista, que es en un perfil bajo», añadió.
No obstante, el plan guarda similitudes con otros proyectos vistos, como la Isla Satoshi, en Oceanía; Bitcoin City, en El Salvador y Próspera, en Roatán, Honduras. Esto, pues se trata de la compra de terrenos, inversión en infraestructura e invitación a la comunidad a instalarse y usar bitcoin como moneda.
El caso es que la proliferación de comunidades en torno a Bitcoin no hace más que reafirmar la narrativa de la amplia adopción que existe en América Latina y el mundo.
Y aunque hay marcadas diferencias entre el tipo de ciudades bitcoiner, al final son ecosistemas que demuestran la usabilidad de la primera criptomoneda más allá de un medio de inversión.