Ha pasado un año y medio desde que el gobierno de Ecuador decretó la prohibición del Bitcoin, la principal criptomoneda del mercado global, para establecer su propia moneda digital.
La medida tenía, de paso, carácter legislativo en tanto estaba inscrita en la reforma de las leyes monetarias y financieras del país, aprobada por 91 miembros del parlamento de 116 que lo conformaban.
Más aún, se le hizo promoción al “nuevo juguete” del gobierno y hasta se emprendió una campaña para difamar al bitcoin (competidor natural de la entonces nueva moneda) alegando que era un sistema sin respaldos y donde no quedaban registros públicos de las transacciones, en contraste con la moneda digital que estaría respaldada por el Banco Central de Ecuador y que tendría un registro público de operaciones. Ya por aquí se sabía que había una diferencia colosal de modelos.
Un año y medio después…
El gobierno hizo su mayor esfuerzo por darle movimiento al Sistema Monetario Digital, nadie puede negarlo. Obligó a los bancos a trabajar con la divisa digital, habilitó su uso en los sistemas de transporte público y hasta anunció que se podría pagar impuestos con la moneda electrónica.
No obstante, para finales de enero de este año, la moneda digital ecuatoriana registraba apenas un 0,002% de toda la liquidez de la economía, según el diario El Universo. Tomando en cuenta que el propio gobierno aspira a lograr que su dinero electrónico acumule 4 millones de usuarios y representase unos $ 80 millones para 2019; es fácil ver que el asunto no va por buen camino.
Otras medidas para la popularización de la moneda digital ecuatoriana fueron el aumento de pagos a los macroagentes y la aprobación de su uso en los taxis. Ninguna de las dos incentivó al uso de la moneda. Tal y como le declaró Jorge Calderón, presidente de Fedotaxi, al diario El Universo: “está toda la disposición del gremio para aplicar el servicio”, pero señala que ha faltado más promoción del Banco Central para incentivar tanto a los taxistas como a los clientes a usar el dinero digital.
Al día de hoy, la realidad parece arrolladora. Lejos de los estratosféricos índices de popularidad del bitcoin, la moneda digital ecuatoriana está en amplio desuso. La población del país parece no estar interesada y es evidente que si todavía existe el dinero digital en Ecuador, es simplemente por la insistencia del gobierno.
Contra el centralismo económico
Casi inmediatamente después de la promulgación de la medida de prohibir el bitcoin y crear la moneda digital ecuatoriana, se produjo una oleada de reacciones en contra. La web se llenó de cuestionamientos a la acción que estaba tomando el gobierno.
Pero lo más curioso fue el surgimiento de iniciativas organizadas como el caso de Bitcoin Comunidad Ecuador, una alianza de civiles que decidieron darse a la tarea de promover el uso de sistemas monetarios descentralizados y que asumieron la causa de las criptomonedas como una suerte de lucha por la libertad económica.
La organización llegó tan lejos como hacer señalamientos públicos contra la ley que abrogó el uso del bitcoin en Ecuador. También organizaron foros y conferencias. ¿Qué pasó con ellos? Pues si aquello contra lo que luchas no es utilizado, ¿Cuál es el punto de seguir luchando? Esencialmente, la organización ha caído en una suerte de letargo. La población ecuatoriana, por sí sola, ha rechazado la moneda digital.
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