El Partido Flux, un grupo político australiano, apuesta por sacar adelante una propuesta legislativa que cambie el sistema de toma de decisiones y gestión pública para asemejarlo a la forma en la que opera la blockchain. El partido fue creado por Max Kayne y Nathan Spataro, ambos consultores especializados en Bitcoin, que crearon una organización política que se define a si misma como «parlamentaria y reformista» y cuestiona la forma en la que se organiza la política en Australia.
En la praxis, la propuesta del partido no dista mucho de la manera en la que funciona DAO. Proponen un sistema donde cada votante del partido tenga un token que le da control sobre los representantes que elige. En el partido Flux, los representantes electos no actúan libremente una vez ocupando la posición para la que han sido escogidos sino que son controlados directamente por los que votaron por él.
Según el co-fundador de Flux, Max Kaye, «el principal problema de la política es que es estancada y de lento movimiento, un entorno donde los que hacen llegar a la cima, se quedan en la parte superior, y los que lo hacen prefieren rodar y tratar por su beneficio para hacer el bien a las personas». El partido político quiere que el gobierno funcione en un estado constante de cambio, y para ellos «emular y usar la blockchain es la mejor manera de cumplir con este objetivo».
La Teoría del Consenso
El consenso es uno de los valores centrales dentro de la concepción de Bitcoin y conforme la tecnología de las criptomonedas se ha popularizado también han surgido ideas políticas que se basan en los principios bajo los cuales esta nueva tecnología opera. Se trata de un concepto que tampoco viene de gratis a la política. La teoría del consenso como garantía de sostenibilidad de las medidas que se aprueban en un sistema democrático es algo que está presente en el pensamiento político occidental desde hace más de un siglo y medio.
No obstante, lo cierto es que pocas veces se ha visto un sistema que plasme de forma tan fehaciente y efectiva el principio del consenso como la blockchain y el bitcoin. Cuando el partido Flux dice querer llevar la blockchain a la política, se refiere a dos aspectos: el primero es que el votante controle de manera efectiva a su representante. Esto parte de una idea que tiene su basamento en los tokens de las criptomonedas que conforman una red blockchain. El segundo aspecto va más de la mano a la adopción de la blockchain como opción tecnológica y es que el partido propone un sistema de votación en línea, basado en la blockchain.
El Partido Flux está tratando de reducir los obstáculos para la aprobación de una legislación que daría forma a ese sistema. Se trata de un proyecto que encapsula el denso de los ideales de un movimiento que es acerca de la reorganización del poder y la potenciación directa, algo que se asemeja y se inspira en la mayoría de los proyectos relacionados con criptomonedas.
Por ejemplo, los entusiastas de bitcoin siguen divididos sobre detalles de protocolo relativamente menores, tales como el tamaño de sus bloques de transacción, y puesto que el DAO fue atacada, algunos en la comunidad Ethereum quieren seguir los cambios técnicos para recuperar el control de los fondos de los usuarios perdidos. Lo que complica las cosas es que la red carece de un proceso de gobierno eficaz e inclusive no puede explicar cómo se toman las decisiones.
Las ventajas y el funcionamiento del sistema
El Partido Flux sostiene que en su estado actual, el sistema político está permeado por la corrupción y la población se desilusiona con la forma en que el poder es ejercido. «Las personas están desilusionadas con la forma en la que actúan los poderosos» asegura Kayne. Como prueba, el grupo cita cómo los dos principales partidos políticos se opusieron a una comisión federal contra la corrupción como la Comisión Independiente de base estatal contra la Corrupción (CICC).
Según Kayne, la plataforma de la «democracia-as-a-service» del Partido Flux es impenetrable a la corrupción y dentro de ella, cada integrante dispone de una ficha de votación que puede ser gastado por un «sí» o «no». También hay fichas de los llamados puntos políticos «que pueden ser comercializados si un constituyente no quiere votar sobre un tema en particular y en su lugar quiere dar su voto a otra persona» explica Kaye, añadiendo que: «Tratamos de aislar la economía monetaria de la economía de la votación».
El Partido Flux sostiene que se trata de una solución para el problema de las personas que votan al azar para cuestiones sobre las cuales no están bien versados o por las que no se preocupan. Dado que los usuarios pueden ganar puntos políticos al no votar, se les da un refuerzo positivo a voto sólo en las cuestiones que les preocupan.
Adicionalmente, se tendría una medida para disuadir la especulación y es que las fichas no podrían ser canjeadas por dinero del mundo real o algún valor tangible. «La idea es asegurarse de que este sea un proyecto muy igualitario» aseguró Kaye a Coindesk y añade: «Es como si el capitalismo si tuviera un impuesto general sobre la renta, más una renta básica también.»