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Bitcoin pasa de ser obligatorio a voluntario en territorio salvadoreño.
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El gobierno de Nayib Bukele incrementa la compra de BTC.
El Salvador, pionero en la adopción de Bitcoin como moneda de curso legal desde 2021, ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que podría remodelar significativamente su sistema bitcoiner. Este acuerdo, que incluye un préstamo de USD 1.400 millones bajo el Servicio Ampliado del Fondo (SAF), ha generado un debate acalorado sobre el futuro de la estrategia que lleva el presidente Nayib Bukele en el país centroamericano.
El corazón del acuerdo es la aceptación de varias condiciones impuestas por el FMI, entre las cuales destaca la eliminación de la obligatoriedad de que las empresas acepten bitcoin como medio de pago, cambiando su estatus a voluntario. La medida significa, para algunos de la comunidad, que el modelo de bitcoin de El Salvador ha muerto, mientras otros piensan que en realidad se están produciendo cambios que eran necesarios, pero no llega a significar que se le ha puesto fin al proyecto.
En respuesta a las inquietudes generadas por el reciente acuerdo entre El Salvador y el FMI, Stacy Herbert, directora de la Oficina Nacional de Bitcoin del país centroamericano, arrojó luces sobre el futuro del modelo bitcoiner salvadoreño. Herbert asegura que, a pesar de que se harán modificaciones al artículo 7 de la Ley Bitcoin aprobada en 2021, la moneda digital seguirá siendo de curso legal en territorio salvadoreño.
Herbert enfatizó que el gobierno salvadoreño no solo mantendrá su política de compra de bitcoin, sino que además podría acelerar el ritmo de estas adquisiciones para incrementar su tesoro basado en la primera de las monedas digitales.
Hasta ahora, el país posee más de 5.900 BTC y el gobierno de Nayib Bukele aplica la estrategia que se conoce como DCA (Dollar Cost Averaging), la cual consiste en invertir una cantidad fija de manera periódica, sin importar el precio del mercado en ese momento. De tal manera que El Salvador adquiere un bitcoin diariamente desde el pasado mes de mayo, cuando fue anunciado por el mandatario salvadoreño.
Un modelo de bitcoin con impacto económico y social
Por otro lado, Herbert destacó que los mercados de capital de bitcoin en el país seguirán desarrollándose. De hecho, ya han dado pasos significativos, como la emisión tokenizada de bonos del Tesoro de EE. UU. en Liquid a través del proveedor de servicios de activos digitales NexBridge. Reveló que vienen más anuncios esperados en los próximos meses relacionados con los mercados de capital de bitcoin.
La directora de la Oficina Nacional de Bitcoin de El Salvador también dijo que continuará su labor en el desarrollo de políticas y hojas de ruta para impulsar la adopción de bitcoin, atrayendo inversionistas y expandiendo los programas educativos. Entre estos, se incluye la creación de nuevos libros de trabajo sobre la moneda digital y el dinero para pequeños holders de segundo y tercer grado, programado para lanzarse en enero de 2025.
En cuanto a la educación y capacitación, Herbert dijo que el programa para el desarrollo de talento, CUBO+ sigue formando a los jóvenes salvadoreños en desarrollo de aplicaciones sobre bitcoin y la red Lightning. Asimismo, programas como Mi Primer Bitcoin y Node Nation continúan impartiéndose en escuelas secundarias, mientras se mantiene el programa de certificación de bitcoin para 80.000 funcionarios públicos.
Respecto a la plataforma estatal Chivo Wallet, Herbert explicó que se venderá o descontinuará, pero que la población salvadoreña cuenta con numerosas alternativas del sector privado que seguirán prestando servicios en el país.
«Y esto es solo el comienzo…», concluyó Herbert, sugiriendo que el compromiso de El Salvador con Bitcoin y su ecosistema no solo persiste, sino que está en una fase de crecimiento y evolución, incluso después del acuerdo con el FMI.
El modelo bitcoin de El Salvador como ejemplo global
Así que, en definitiva, si bien el acuerdo con el FMI modifica algunas de las políticas iniciales relacionadas con bitcoin en El Salvador, el futuro del modelo bitcoiner del país centroamericano no parece estar en riesgo de desaparecer. Más bien, se estaría adaptando y evolucionando. Queda claro que es una jugada diplomática que permite a El Salvador continuar con su experimento bitcoiner mientras asegura el financiamiento necesario para su desarrollo.
Según lo comentado por Stacy Herbert, El Salvador sigue adelante en su visión de convertirse en un referente global en la adopción y el uso de bitcoin. Su modelo legitima a bitcoin como una forma de dinero dentro de su territorio, y también establece un marco legal que permite a los ciudadanos y residentes acceder a una alternativa democrática frente al dólar, promoviendo una mayor libertad financiera.
Aquí es crucial notar que, a pesar de las críticas y los ajustes, el presidente Nayib Bukele y su equipo han mantenido una postura firme de continuar con la acumulación de bitcoin, lo que sugiere una fe duradera en el potencial de largo plazo del modelo que está implementando.
Con su modelo basado en bitcoin, El Salvador ofrece a su población la posibilidad de escapar del control centralizado sobre la economía, democratizando el acceso a pagos electrónicos y servicios financieros a través de bitcoin, especialmente significativo en un país donde una gran parte de la población estaba previamente desbancarizada.
Desde que adoptó a bitcoin como moneda de curso legal, El Salvador está enviando un mensaje claro sobre la importancia de la autonomía económica y la resistencia a la inflación que caracteriza a las monedas fíat. La estrategia del país incluye la diversificación de su economía más allá de la agricultura y las remesas tradicionales, utilizando bitcoin para reducir costos en transacciones internacionales, fomentar el turismo y atraer inversiones.
Además, su modelo ha servido de guía para otras naciones en desarrollo, demostrando potencialmente que bitcoin puede ser utilizado para lograr una mayor independencia económica y un cambio en la narrativa global sobre la gestión financiera.
El seguimiento de cómo El Salvador maneja estos desafíos será crucial para evaluar el verdadero impacto y viabilidad del modelo bitcoiner en el contexto global.