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El maximalista bitcoiner murió ahogado mientras nadaba en Costa Rica.
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Popescu había afirmado tener 1 millón de bitcoins, aunque no se conoce su dirección.
El empresario Mircea Popescu murió ahogado el pasado miércoles 23 de junio, mientras nadaba en Playa Hermosa, Costa Rica. Según versiones, este individuo, llamado por algunos «el padre de la toxicidad en Bitcoin» había acumulado 1 millón de BTC.
El fallecimiento del maximalista de origen rumano fue confirmado por las autoridades, según el informe de medios locales. Detallan que la Cruz Roja costarricense le practicó maniobras de reanimación, pero estas no fueron exitosas.
Con la muerte de Popescu, parte de la comunidad bitcoiner se pregunta sobre el destino de los BTC que él mantenía en hodl. Como se ha dicho en este texto, aunque no hay datos certeros, ni se sabe cuál era su dirección de Bitcoin, desde hace varios años circula el rumor de que el rumano habría tenido en su poder 1 millón de BTC.
Al momento de redacción de este artículo, la cifra equivale a más de 36 mil millones de dólares, según puede observarse en la calculadora de precios de CriptoNoticias.
No es algo imposible de creer, si se considera que ya en 2011, Popescu había comprendido la importancia de Bitcoin. En su sitio web Trilema, había escrito por aquel entonces: «Bitcoin es el proyecto más importante de la especie humana en este momento». En 2011 el precio del criptoactivo, según reportes, pudo hallarse entre USD 1 y USD 32.
«Si Mircea Popescu realmente tuviera 1 millón de bitcoins, ¿llegarán ahora al mercado causando volatilidad adicional? ¿O se pierden para siempre, reduciendo el suministro final en aproximadamente un 5%?», se preguntó en Twitter el usuario que se identifica como @DudeJLebowski.
Bitcoin Magazine da por cierto que el propio Popescu afirmó tener 1 millón de BTC, aunque añade que «estimaciones más conservadoras sitúan sus posesiones en decenas de miles». Lo cierto, es que a falta de datos y sin certezas sobre el destino de sus monedas, no puede más que especularse a sabiendas de que, probablemente, la duda nunca sea respondida.
«Si quería bloquear sus monedas para siempre, estoy seguro de que lo hizo. Si quería pasar sus monedas [a otra persona tras su muerte] estoy seguro de que lo hizo», escribió el usuario de Twitter identificado como @BitcoinX11.
Daniel Alós, integrante de la comunidad bitcoiner de Argentina, coincide en que nunca se sabrá si esas monedas se perdieron para siempre o no. «Si tenía armado un plan de herencia, el que reciba los BTC no lo va a hacer público», agrega.
El hecho de que el 5% del suministro total de bitcoin pueda haberse perdido para siempre, no es un dato menor. Una de las características que hacen valiosa a la criptomoneda de Satoshi Nakamoto es su escasez. Jamás se emitirán más de 21 millones de BTC. Las monedas perdidas contribuyen a hacer más escaso y, por lo tanto, más valioso al criptoactivo.
Popescu: una marca agresiva del evangelismo de Bitcoin
En el ya citado artículo de Bitcoin Magazine se describe a Popescu como «una marca agresiva del evangelismo de Bitcoin sin complejos y sin concesiones». Añade que estas características son las que hicieron que «su influencia perdurara a pesar de sus casos documentados de sexismo e intolerancia».
Son varios los actores de la comunidad bitcoiner que coinciden en destacar rasgos polémicos del maximalista recientemente fallecido. Por ejemplo, Ricardo «Fluffypony» Spagni, quien se desempeñó como mantenedor principal de Monero (XMR), lo describe como «una persona completamente desagradable», aunque reconoce que le enseñó mucho sobre Bitcoin.
«Sus críticas a menudo estaban innecesariamente mezcladas con crueldad, incluso cuando estaba completamente equivocado. Rara vez retrocedía, incluso cuando se demostraba que estaba equivocado», detalla Spagni. «Y era tan misógino, hasta el punto de que era insoportablemente predecible», añade.
También el argentino Franco Amati, cofundador de la ONG Bitcoin Argentina, lo califica como «un pedante peligroso, pero con lucidez para tener inteligentes miradas».
Efectivamente, los dichos de Popescu, aun cuando podían contener verdades, no estaban edulcorados ni matizados en búsqueda de no herir sensibilidades:
«Bitcoin no está aquí para que tú opines al respecto. Bitcoin está aquí para cambiar tu vida profunda y, a menudo, dolorosamente. Ya sea que estés de acuerdo o no, que des permiso o no, que lo consideres aceptable, o requerido, o lo que sea. Nadie te preguntó».
Mircea Popescu, maximalista bitcoiner.
«Adiós, dulce maestro»
Quien no tiene un mal recuerdo de Mircea, es Hannah Wiggins, una de sus compañeras de vida. En una publicación de su blog The Whet, intitulada «Adiós, dulce maestro», escribió sentidas palabras póstumas hacia quien describe como «el hombre más grande que jamás haya vivido».
«Mircea Popescu hizo lo que amaba e hizo lo que sabía que era correcto; estas cosas eran, casi sin excepción, las mismas. Sin dudarlo se entregó por completo a cualquier trabajo que tuviera entre manos, ya fuera cómodo o no, si venía de forma natural o no, si sabía que podía hacerse o no», escribió Wiggins.
El hombre más grande que jamás haya vivido murió esta mañana haciendo una de las cosas que más amaba: jugar en el océano. Fue el Pacífico, esa extensión interminable que le enseñó a amar el mar, donde saltó las olas con su esclava más nueva y se retiró a pícnics epicúreos. Un trío de pelícanos deslizándose sobre las olas rompientes en ese lugar donde desafiante respiró por última vez, rozando el agua en un último saludo alado.
Hannah Wiggins, autora del blog The Whet.