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La bóveda utiliza un sistema de firmas para crear claves nuevas en cada transacción.
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El programador Dean Little compartió la información en un post de GitHub.
Para proteger los fondos de los usuarios, los desarrolladores de Solana han creado una solución resistente a los ataques de computación cuántica. Este recurso, denominado Solana Winternitz Vault, emplea un sistema de firmas basado en hash que genera nuevas claves para cada transacción. La información fue compartida por el programador Dean Little en un post de GitHub.
Los computadores cuánticos podrían descifrar los algoritmos criptográficos que protegen las wallets digitales, ya que cuando los usuarios firman una transacción, exponen sus claves públicas. Con suficiente poder de procesamiento, una computadora de este tipo podría emplear dichas claves para deducir las claves privadas correspondientes. Por ende, la bóveda (vault) busca solucionar esta vulnerabilidad.
Por ahora la función no está disponible como una mejora de seguridad para toda la red, sino que se ofrece como una opción adicional. Esto implica que los usuarios deben evaluar si prefieren almacenar sus fondos en las bóvedas Winternitz para una mayor protección, en lugar de hacerlo en las wallets tradicionales de Solana.
El sistema funciona generando 32 valores únicos de clave privada, aplicando un hash 256 veces a cada una para obtener una clave pública. En lugar de almacenar la clave pública completa, solo guarda una versión «resumida» de ella, que se usa para verificar la transacción. Cada vez que se realiza una transacción, la bóveda se cierra y genera una nueva con claves recién creadas.
Para que se entienda mejor: imagina que cada vez que haces una compra, recibes un billete único de una máquina expendedora, el cual solo se puede usar para esa compra en particular. Una vez que lo usas, el billete se destruye automáticamente y ya no tiene valor para ninguna otra transacción. Aunque alguien vea el número del billete, no podrá usarlo de nuevo para otra compra.
A medida que avanzan los desarrollos en computación cuántica, la criptografía se enfrenta a nuevos desafíos. Un ejemplo de este tipo de amenazas ya fue anticipado por Satoshi Nakamoto, quien en 2010 previó que un día los algoritmos criptográficos que resguardan la seguridad de las redes podrían ser vulnerados por una máquina con capacidad cuántica. Satoshi imaginó que, si bien una tecnología como la computación cuántica podría quebrantar el algoritmo SHA-256 que protege a Bitcoin, esto no implicaría necesariamente el colapso de la red. En su lugar, los participantes podrían actualizar sus sistemas para adaptarse a un nuevo algoritmo más resistente, garantizando así la continuidad de la criptomoneda.
La posibilidad de que las computadoras cuánticas a gran escala sean una amenaza para la seguridad de las criptomonedas aún parece estar a varios años de distancia. No obstante, la velocidad con la que avanza esta tecnología ha impulsado a muchos desarrolladores de criptoactivos a tomar medidas preventivas. Las soluciones resistentes a los ataques cuánticos están siendo diseñadas ahora, en un intento de garantizar la longevidad y la seguridad de los sistemas descentralizados.