Hechos clave:
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La minería de bitcoin emplea cada vez más energías sostenibles y se volvió más eficiente.
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El hashrate creció un 137% y el consumo eléctrico subió un 63% en un año.
La tecnología que se usa para la minería de Bitcoin se está volviendo cada día más «limpia», a punto tal que la adopción de energías sostenibles subió al 59,5% en el segundo trimestre de 2022.
La información fue publicada en el informe del segundo trimestre de 2022 del Consejo de Minería de Bitcoin (BMC). Esta organización recopiló datos entregados de forma voluntaria por «el 50% de la red global de Bitcoin».
De los participantes, el 66,8% aseguró utilizar una mezcla de energías sostenibles para operar. A partir de esa precisión, se calcula que el 59,5% de la red a nivel global emplea energías sostenibles para minar Bitcoin.
La cifra representa un incremento del 6% con respecto al mismo periodo del año anterior. Con esto, dice la publicación del BMC, se convierte en «una de las industrias más sostenibles en el mundo», pese a que muchos políticos piensan lo contrario, como ha reportado CriptoNoticias.
Además de aumentar su uso de energías sostenibles, la industria de la minería de Bitcoin también se volvió mucho más eficiente, afirma el BMC. Desde mediados de 2021 a la fecha, la eficiencia tecnológica creció un 46%. En ese momento, hace 12 meses, la red Bitcoin podía procesar 14,4 EH por gigawatt (GW), en tanto que en la actualidad puede procesar 21,1 EH por GW.
Más datos sobre la creciente eficiencia de Bitcoin
El incremento en la eficiencia de Bitcoin se respalda con otros datos que se reflejan en el quinto informe trimestral del BMC, entidad fundada en mayo de 2021 y financiada por MicroStrategy, empresa propiedad de Michael Saylor.
Por ejemplo, la versión extendida del reporte afirma que la minería de Bitcoin emplea «una cantidad inconsecuente de energía a nivel global». Precisamente, utiliza 15 bps (un 0,15% de lo que se produce en todo el mundo) y genera una emisión de carbono de 9 bps (0,085% de lo generado en el planeta).
Finalmente, el hashrate o poder de procesamiento de la red subió un 137% en un año. A cambio, la red incrementó su consumo energético un 63%, lo que implica un aumento del 46% en la eficiencia para su funcionamiento.