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Core permite datos no financieros; Knots los filtra, causando roces.
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Core domina el 86% de nodos, pero la adopción de Knots crece rápidamente desde abril pasado.
La red Bitcoin enfrenta un nuevo capítulo de tensiones internas que recuerda conflictos históricos como la guerra del tamaño de bloques de 2015-2017.
Ese conflicto dividió a la comunidad entre quienes querían bloques más grandes para transacciones más rápidas y quienes priorizaban la descentralización. Esa historia desencadenó una bifurcación y la creación de Bitcoin Cash, una red prácticamente en desuso hoy en día.
En este caso, y como lo reportó CriptoNoticias, el enfrentamiento es entre usuarios de los clientes Bitcoin Core y Bitcoin Knots. Las diferencias residen en el propósito de Bitcoin como sistema monetario (Knots) versus la extensión de su uso para datos no financieros (Core).
El conflicto se ha intensificado después de que un desarrollador creó una lista negra de nodos alcanzables de Bitcoin Knots, lo que sugiere un intento de aislar a los usuarios de este cliente.
Al momento de este artículo, Bitcoin Core opera el 86% de los nodos, unos 19.000 de un total de alrededor 22.300, según datos de Coindance. Por su parte, Bitcoin Knots ya representa el 14% de los nodos (3.100), habiendo crecido rápidamente en los últimos meses, en coincidencia con una caída en la cantidad de operadores de Core.
Entonces, si aumentara el porcentaje de corredores de Bitcoin Knots a un 30/40% del total y se mantuvieran las discrepancias actuales, ¿sería esta “guerra de clientes” un preludio real de una bifurcación, o una profunda disputa filosófica?
Diferencias y opiniones de los defensores de los clientes de Bitcoin
Esta tensión se refleja en debates encendidos en X, donde, por ejemplo, el colaborador de Core, Peter Todd, afirmó: «Hay un buen argumento para prohibir los nodos Knots. No ayudan a propagar las transacciones que quieres que se propaguen».
A ese comentario, una persona le respondió: «Peter Todd lo deja claro: deberías prohibir Knots si quieres spam, deberías usar Core si quieres spam. Si no, probablemente deberías usar Knots».
Por su parte, el desarrollador que ideó aquella lista negra, afirmó que los nodos Knots distorsionan la estimación de tarifas y aumentan la latencia de propagación de bloques, apuntando a que esa circunstancia afectaría la eficiencia de la red.
Adicionalmente, colaboradores de Core, en un polémico anuncio, argumentaron que «la libertad de ejecutar cualquier software es la principal protección de la red contra la coerción», aceptando los usos no monetarios que actualmente se registran en la red creada por Satoshi Nakamoto.
Luke Dashjr, principal mantenedor de Knots, escribió el 1 de julio, enfatizando las diferencias: «no hay nada que desee más que volver a colaborar simplemente con todos en Core. Ellos trabajan en lo que les interesa, yo en lo que me interesa. Pero eso no es posible mientras están activamente intentando destruir Bitcoin».
¿Existen las posibilidades reales de una bifurcación en Bitcoin?
Una bifurcación (hardfork) ocurre cuando una actualización del protocolo es incompatible con versiones anteriores, obligando a los nodos y mineros a elegir entre dos cadenas.
Si la adopción de nodos de Knots alcanzara un porcentaje mayor (por ejemplo, 30-40% de los nodos) y contaran con el respaldo de mineros, podría haber suficiente impulso para proponer un cambio en las reglas de consenso, como restringir OP_RETURN o imponer filtros obligatorios para transacciones.
Un escenario actual, en el que Knots implementa una regla que rechaza bloques con transacciones OP_RETURN grandes, mientras Core las acepta, provoca una división en la comunidad bitcoiner.
Sin embargo, el 14% de nodos que usa Knots sigue siendo minoritario frente al 86% de Core. Además, no hay evidencia de que los mineros, responsables de validar bloques y esenciales para el consenso, estén adoptando Knots en masa.
El bitcoiner que se hace llamar Wicked en X advirtió: «Así empezó el debate de los bloques grandes. Hay un camino donde los filtros podrían provocar una división de la cadena, aunque dudo que tengan el coraje de hacerlo».
Seguidamente, un entusiasta de tecnología “blockchain” añadió: «La última guerra civil de Bitcoin, entre 2015 y 2017, fue por el tamaño de los bloques y llevó al hardfork de Bitcoin Cash. Ahora, OP_RETURN y las políticas de retransmisión podrían desencadenar una segunda guerra civil, ofreciendo una lección sobre gobernanza descentralizada».
Estas posturas ilustran cómo el desacuerdo sobre las políticas de retransmisión y el propósito de Bitcoin podría, en un escenario extremo, escalar hacia una bifurcación, aunque la falta de consenso unidireccional por parte de ciertos grupos en las reglas fundamentales mantiene esta posibilidad en el terreno de la especulación.
Si estas diferencias filosóficas se trasladaran a un desacuerdo sobre las reglas de consenso (las normas fundamentales que todos los nodos deben seguir para validar bloques), podrían potencialmente surgir propuestas incompatibles que dividan la red en dos.
Obstáculos para un hardfork
A pesar de las tensiones, existen factores que sugieren que un hardfork es poco probable en el corto plazo.
Primero, el conflicto entre Core y Knots se centra en políticas de mempool (las reglas que cada nodo aplica para priorizar transacciones en su memoria temporal) y no en las reglas de consenso, que son el pilar inquebrantable de Bitcoin.
Esas reglas definen aspectos fundamentales, como el límite de suministro de 21 millones de bitcoins, o los requisitos para que una transacción sea válida (como la firma criptográfica correcta).
Esas reglas permanecen inmunes al debate actual, ya que, si un minero rechaza una transacción, otro puede validarla, preservando la integridad de la red.
Las diferencias de criterios entre nodos no dividen la red, a menos que la censura entre ellos, como el rechazo sistemático de bloques, se convierta en un problema significativo.
Así, un hardfork ocurre cuando se propone un cambio en las reglas de consenso que no es compatible con las versiones anteriores del software. Esto significa que los nodos que adopten la nueva regla aceptarán bloques que los nodos con las reglas antiguas rechazarán, y viceversa, lo que resulta en dos blockchains separadas.
Otro desafío clave en un hardfork es su impacto económico y operativo. Una bifurcación crea dos cadenas con un historial idéntico hasta el momento de la división, como ocurrió con Bitcoin Cash en 2017, permitiendo a los poseedores de bitcoin reclamar monedas en la nueva cadena, lo que puede incrementar su valor nominal.
Sin embargo, la cadena minoritaria, probablemente la de Knots, enfrentaría menor adopción y valor de mercado, generando volatilidad y desincentivando a exchanges y custodios a respaldarla sin un consenso mayoritario.
Además, las transacciones previas al hardfork son compartidas, pero las posteriores son independientes, y riesgos como ataques de repetición, aunque mitigables con medidas técnicas, añaden complejidad operativa para los actores de la red.
Sin embargo, el rápido crecimiento de operadores Bitcoin Knots señala un descontento con las políticas de Bitcoin Core. Si esa tendencia continúa y Knots gana apoyo en la comunidad bitcoiner, podrían surgir propuestas para cambiar las reglas de consenso, abriendo la puerta a un eventual hardfork.
Mientras la “guerra de clientes” continúa, la red Bitcoin sigue navegando las tensiones que definen el conflicto actual: la puja entre innovación y fidelidad a su visión original.