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Vitalik Buterin presentó el primer borrador del libro blanco de Ethereum en noviembre de 2013.
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En 2016 el hackeo a The DAO sacudió la estructura de Ethereum llevándose más de USD 60 millones.
Hoy, 30 de julio, la comunidad Ethereum celebra su décimo aniversario. Una década ya pasó desde que su red principal (mainnet) se puso en marcha por primera vez, sin haberse detenido ni un solo día desde entonces.
En ese tiempo, este ecosistema creció y forjó su propia historia a través de hitos técnicos, desafíos, hackeos hasta llegar a Pectra, la actualización más grande de su historia.
Como conmemoración, la Fundación Ethereum (EF) ha encendido una antorcha simbólica: un token no fungible (NFT) que está viajando de «mano en mano», pasando por distintas wallets de personajes vinculados al ecosistema, hasta llegar a su destino final este 30 de julio, cuando será quemado como gesto de cierre y celebración.
Desde CriptoNoticias, con motivo del 10° aniversario de esta cadena, resaltamos los diez acontecimientos más relevantes en su historia.
1. El nacimiento de una visión
La historia de Ethereum comenzó antes del lanzamiento de la capa base (L1), cuando el 28 de noviembre de 2013, el cofundador Vitalik Buterin junto a otros colaboradores como Gavin Wood, Joseph Lubin y Anthony Di Iorio, presentaron un borrador inicial del libro blanco de este protocolo, titulado «Ethereum: Una plataforma de próxima generación para contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas».
Este documento, materializado en 2014, describe a Ethereum como un protocolo con un lenguaje de programación Turing-completo integrado, capaz de codificar funciones de transición de estado arbitrarias. Esta cualidad permitió (y permite) a los desarrolladores crear diversos sistemas, desde votaciones, juegos, hasta mercados descentralizados.
2. Creación de la Fundación Ethereum
En julio de 2014, se creó la Ethereum Foundation, una entidad sin fines de lucro que coordina el desarrollo y promoción del protocolo.
Compuesta por desarrolladores clave como Vitalik Buterin, Justin Drake y Tim Beiko, esta organización fomenta la investigación, organiza eventos y apoya iniciativas dentro del ecosistema Ethereum.
Aunque a veces cuestionada por parte de la comunidad por el grado de influencia y otras prácticas como las ventas de ether, el rol de la EF es guiar la evolución técnica, actuando como un punto de referencia para el ecosistema.
3. Un lenguaje para el futuro
Agosto de 2014 marcó el nacimiento de Solidity, un lenguaje de programación de código abierto útil para escribir contratos inteligentes en Ethereum.
En los inicios de esa cadena de bloques, cuando la idea de contratos inteligentes apenas tomaba forma, surgió la necesidad de un lenguaje que pudiera darles vida. Así nació Solidity, una herramienta diseñada a medida para programar sobre esta nueva infraestructura descentralizada.
De modo tal, Solidity permite a los desarrolladores escribir instrucciones lógicas que se ejecutarían de forma automática en la red, sin necesidad de intermediarios.
Desde entonces, ese lenguaje de programación se convirtió en el idioma principal del vasto universo de Ethereum. De su código salieron las primeras aplicaciones descentralizadas (DeFi) y dApps, colecciones de NFT y protocolos descentralizados.
4. La red cobra vida
El 30 de julio de 2015, una nueva era comenzó. Ese día, Ethereum dejó atrás la fase de pruebas y encendió oficialmente su cadena principal.
No fue simplemente el nacimiento de una red y una criptomoneda más, sino la aparición de una plataforma diseñada para algo mucho más ambicioso: ejecutar contratos inteligentes y dApps en un entorno global y sin permisos.
A diferencia de Bitcoin, que estaba enfocado en ser dinero digital, Ethereum llegaba con la promesa de ser una computadora mundial.
Así, comenzó a gestarse un nuevo ecosistema, donde las finanzas, los juegos, la gobernanza y el arte digital encontrarían una nueva forma de existir: sin control central, en manos del código.
5. Un revés con lecciones
El 17 de junio de 2016, un exploit sacudió los cimientos de Ethereum: un atacante aprovechó una vulnerabilidad en el contrato inteligente de The DAO, una plataforma destinada a financiar proyectos descentralizados, y desvió más de 60 millones de dólares en ether (ETH).
Ante la crisis, Vitalik Buterin propuso un hard fork (bifurcación dura) para revertir el ataque, aprobado en julio bajo la EIP-779 (DAO Fork).
La red se dividió en dos caminos: Ethereum (ETH) y Ethereum Classic (ETC). La decisión, polémica por desafiar la inmutabilidad del protocolo, marcó un antes y un después, con el atacante reteniendo los fondos en la cadena original.
6. Escalabilidad en el horizonte
En 2017, las soluciones de capa 2 (L2) emergieron para aliviar la congestión de Ethereum.
Un primer acercamiento ocurrió en diciembre de ese año, cuando el protocolo Truebit se presentó una alternativa innovadora: verificaciones computacionales off-chain que abordaban el Verifier’s Dilemma, un problema donde los nodos, incentivados por eficiencia, evitan verificar cálculos complejos para no perder tiempo ni recompensas.
Por ejemplo, fue usado en ocasiones en Ethereum para que los usuarios monitoreen las ICO (ofertas iniciales de monedas) mediante los contratos inteligentes de TrueBit.
Ese mismo año, en agosto, Vitalik Buterin y Joseph Poon propusieron Plasma, una arquitectura diseñada para procesar transacciones fuera de la cadena principal, consolidando el rol de un L2 como se conoce actualmente.
Su implementación en julio de 2019 marcó un paso clave hacia la escalabilidad, y sentó las bases para los actuales rollups. Hoy existen más de 100 redes de segunda capa de Ethereum, de acuerdo al sitio L2Beat, gracias a lo ideado en 2017.
7. Un paso hacia la sostenibilidad
En agosto de 2021, Ethereum dio un giro con la propuesta de mejora 1559 (EIP-1559), incluida en la actualización London: un nuevo mecanismo que comenzó a quemar parte de las tarifas pagadas en cada transacción, apuntando a reducir la oferta de ETH y sumando un matiz deflacionario al protocolo.
No obstante, en la actualidad, más precisamente en los últimos 30 días, la emisión supera a la quema en un 0,7%, marcando un período inflacionario que pone en pausa esa narrativa de escasez.
8. La transición a un nuevo sistema de consenso
El 15 de septiembre de 2022 marcó un antes y un después en la historia de Ethereum. Ese día se completó The Merge, una esperada y compleja transición que reemplazó el mecanismo de consenso basado en Prueba de Trabajo (PoW) (donde mineros competían resolviendo problemas matemáticos para validar bloques) por un modelo de Prueba de Participación (PoS).
Desde entonces, los protagonistas de la seguridad de la red pasaron a ser los validadores, usuarios que bloquean una cantidad determinada de ETH como garantía para tener el derecho de proponer y confirmar nuevas transacciones.
9. Apertura a los mercados tradicionales
El 23 de mayo de 2024, el ecosistema cripto vivió otro hito histórico: la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) aprobó finalmente los primeros fondos cotizados en bolsa (ETF) basados en Ethereum.
Dos meses más tarde, el 23 de julio, gigantes financieros como VanEck y Fidelity lanzaron sus productos al mercado, abriendo la puerta a que inversionistas institucionales pudieran obtener exposición regulada a ETH sin necesidad de interactuar directamente con la red.
10. La última evolución
El 7 de mayo de 2025 marcó un nuevo capítulo en la evolución de Ethereum con la llegada del hard fork Pectra, una actualización que integró once propuestas de mejora (EIP).
Entre los cambios más destacados se encontraron nuevas reglas para el staking, mejoras clave en el rendimiento de las soluciones de segunda capa (L2) y la posibilidad de transformar monederos en “smart wallets”, abriendo paso a una experiencia más intuitiva y automatizada para los usuarios.
No obstante, no todas las innovaciones fueron recibidas con aplausos. En particular, como lo reportó CriptoNoticias, la EIP-7702 (la propuesta que permite a las carteras funcionar como contratos inteligentes) encendió una luz de alarma en la comunidad.
La preocupación radicó en los posibles riesgos que esta funcionalidad podría acarrear, como las llamadas firmas a ciegas, que habilitan a aplicaciones maliciosas a manipular transacciones sin el consentimiento pleno del usuario, exponiéndolos a ataques de drenaje de fondos.
Así, mientras Ethereum continúa su camino hacia una mayor sofisticación, también se enfrenta a los nuevos desafíos que surgen de su constante evolución.