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Satoshi Nakamoto registró una imagen en el Bloque Génesis de Bitcoin.
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Los Ordinals permiten la inscripción de datos arbitrarios en Bitcoin.
Los Ordinals son el fenómeno del momento. En diciembre del 2023, el volumen de comercio diario de Ordinals superó los 36 millones de dólares y cada vez son más los exchanges que ofrecen servicios para crear y acuñar esta clase de tokens no fungibles. Las opiniones a favor y en contra de este método de inscripción de datos en la red de Bitcoin tienen una cosa en común: lo consideran una tecnología nueva cuyos efectos evidenciables solo comienzan a sentirse.
¿Son los Ordinals realmente nuevos? El método basado en la Teoría de los Ordinales para inscribir datos dentro de la contabilidad de Bitcoin sí es una novedad. Pero la inscripción de información arbitraria en Bitcoin es algo tan antiguo como el primer bloque de Bitcoin, introducido por el propio Satoshi Nakamoto.
Cumplidos 15 años del Bloque Génesis de Bitcoin, es ocasión propicia para recordar y translucir la relación de dicho bloque con los Ordinals.
El “primer Ordinal” en Bitcoin ya estaba en el Bloque Génesis
Aunque se ideara como una red de efectivo electrónico entre pares (P2P), aun antes de que se realizara la primera transacción en la red, el primer caso de uso conocido de Bitcoin fue la inscripción del titular de un periódico.
Esta inscripción no era propiamente una inscripción de Ordinal, o sea, un NFT de Bitcoin, pues no estaba basada en la numeración y clasificación de los satoshis según la teoría creada por Casey Rodarmor. No obstante, este primer “grabado” en la red por parte de Satoshi y el uso de esta como sistema de almacenamiento de datos es un precedente fundamental para lo que vendría luego.
Si vamos a un explorador de bloques de bitcoin, tomamos y traducimos el código hexadecimal de la firma de la entrada [(SCRIPTSIG (HEX)], obtenemos esto:
EThe Times 03/Ene/2009 Canciller al borde de un segundo rescate para bancos
Inscripción que se localiza en el Bloque 0 o Génesis de Bitcoin.
En el explorador Mempool.Space, el mensaje puede leerse automaticamente.
Satoshi Nakamoto introdujo ese mensaje en el Bloque Cero o Génesis de Bitcoin. Como reportó CriptoNoticias, la oración es una reproducción exacta del titular de la edición 69.523 del periódico inglés The Times, publicado el 3 de enero del 2009. Dicho primer bloque, a partir del cual empezó a andar el registro contable de la red, solo contuvo la transacción coinbase, con la que se crean los primeros 50 BTC de la historia, considerados míticos según la Teoría de los Ordinales.
Una de las características de los Ordinals, el sistema de numeración para el seguimiento y transferencia de satoshis individuales, es que permite la inscripción de datos arbitrarios directamente en la red de Bitcoin.
En el contexto presente, «datos arbitrarios» no significa información insulsa, inútil o sin importancia (aunque los detractores de Ordinals lo entienden como tal). Dejando de lado el tema del valor social otorgado a estos tokens, «arbitrario» en este contexto significa que la inscripción en un satoshi, la unidad mínima de bitcoin (BTC), puede hacerse en formato variado: texto, video, audio, código, imagen y GIF, siempre y cuando se encripte en formato hexadecimal, tal como sucedió en el Bloque Genesis.
Satoshi sabía del poder de registrar información en Bitcoin
Los Ordinals tienen propiedades distintas a los NFT que circulan en otras cadenas como Ethereum o BSC, que utilizan contratos inteligentes o se alojan en servidores externos. Esto ocasiona que los NFT tradicionales puedan ser eliminados y/o censurados.
Los Ordinals, en cambio, están inscritos directamente en la contabilidad de Bitcoin. Mientras exista la red Bitcoin, existirán las inscripciones, alojados en los nodos de la red. Su registro en Bitcoin los hace incensurables.
Se pueden compartir elaborados y bien pensados argumentos, a favor y en contra, de los Ordinals: que permiten elaborar bienes de colección inmutables que no dependan de servidores falibles de terceros y propensos a la extinción o vulnerables al robo; que congestionan Bitcoin y encarecen las transacciones monetarias, volviendo la red inviable; que no poseen valor intrínseco ni existen o tienen uso en la vida real; que resultan vitales para el futuro de la red pues financiarán la actividad de los mineros cuando se mine el último Satoshi.
Sea cual sea la posición que se adopte, no cabe duda que Satoshi Nakamoto, el fundador de bitcoin, utilizó las posibilidades de la infraestructura que construyó para legar, a través de un mensaje ligeramente arcano, una directriz filosófica a la posteridad; ese acto fundacional demuestra que el protocolo virgen de Bitcoin ya tenía propiedades latentes para algo más que albergar dinero, y que el fenómeno Ordinals no es otra cosa que energía de desarrollo encausada por canales que, aunque ocultos, estaban abiertos y esperando ser identificados y explorados.