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El borrador de un documento de la UE propone evaluar los costos y beneficios de estos activos.
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Ante el auge de criptomonedas ancladas el organismo invita al desarrollo de un enfoque común.
El borrador de un documento preparado por la presidencia de la Unión Europea (UE) considera la posibilidad de que los bancos centrales de países de esa región desarrollen sus propias monedas digitales. Para ello, propone crear un marco regulatorio que apunte no solo a la emisión de este este tipo de activo, sino a los proyectos privados considerados de alto riesgo.
El texto, publicado en el sitio oficial del Consejo de la Unión Europea este 6 de noviembre, insta al Banco Central Europeo (BCE) y otros bancos centrales y autoridades nacionales competentes a explorar la transformación de los sistemas de pago digitales. Esto ante el auge de iniciativas como las monedas ancladas o stablecoins que buscan satisfacer las necesidades de un amplio mercado.
La declaración, que se supone influenciada por el controvertido lanzamiento de la criptomoneda de Facebook, libra, aún estaría sujeta a enmiendas para ser discutida por los ministros de finanzas de la Unión Europea. El documento estaría destinado a ser aprobado por los estados miembros del bloque el próximo mes de diciembre.
“Damos la bienvenida a que los bancos centrales en la cooperación con otras autoridades relevantes continúen evaluando los costos y beneficios de monedas digitales del banco central, así como interactuar con los agentes de pago europeos con respecto al papel del sector privado en el cumplimiento de las expectativas de eficiencia, rapidez y bajo costo de pagos transfronterizos”.
Borrador del documento de la UE.
Sobre este tema, una información publicada por la agencia de noticias Reuters señaló este 5 de noviembre (antes de que se publicara el borrador) que la UE estaría abierta a emitir una moneda digital pública. Sin embargo, una fuente familiarizada con el asunto más tarde aclaró el contenido de la propuesta a un medio de comunicación. En el mismo, el vocero rechazó las afirmaciones de que el documento instaría a la UE a crear una criptomoneda propia, aunque admite que se trata de una opción que debe ser explorada.
«La declaración es para resaltar la necesidad de un marco regulatorio adecuado para las criptomonedas ancladas y, como consecuencia, se deben explorar diferentes ideas. Una de ellas es la posibilidad de tener algo administrado por el BCE y otros bancos centrales», señaló la fuente.
Este planteamiento quedó claro en el borrador del documento, en el cual la UE expresa que «hacer frente a los desafíos planteados por las monedas ancladas requiere la coordinación de una respuesta global».
No es de extrañar que la Unión Europea adopte una postura abierta al desarrollo de monedas digitales de bancos centrales (Central Bank Digital Currencies o CBDC), pues hace unos días la Asociación de Bancos Alemanes dijo que quería emitir un euro digital y que cooperaría en su desarrollo. Aunque aclaró que carecen de respaldo institucional.
Varios países europeos han manifestado abiertamente que evitarán el desarrollo de monedas digitales de riesgo, como la criptomoneda anclada de Facebook, hasta que se hayan abordado todas las preocupaciones.
De hecho, el proyecto de Libra ha provocado reacciones globales desde el anuncio de su lanzamiento, entre ellas la de las naciones del G7, que advirtieron sobre los graves riesgos para el orden financiero y monetario. El G7 dijo que la iniciativa estaría sujeta a una supervisión reguladora muy estricta.
Aunque las monedas ancladas podrían generar pagos baratos y rápidos a los usuarios, los reguladores están preocupados por su impacto tanto en la protección del consumidor, como por los temas relativos a la privacidad, los impuestos, la seguridad cibernética y la resistencia operativa, además del lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo, la integridad del mercado, la gobernanza y la seguridad jurídica.
En medio de todo ello, posiblemente la Unión Europea no solo busque limitar y controlar los proyectos de stablecoins en curso, sino también ofrecer una alternativa articulada por los bancos centrales de la región.