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Los próximos meses mostrarán si los bancos están listos para involucrarse con bitcoin.
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La SAB 121 se consideró desastrosa para la industria bancaria estadounidense.
Como parte de los cambios que se vienen generando bajo la administración Trump, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) estadounidense eliminó el boletín contable SAB 121, una polémica reglamentación que impedía a los bancos ofrecer servicios con bitcoin (BTC).
Se trata de una de las reglamentaciones más polémicas dentro el ecosistema de bitcoin (BTC) y las criptomonedas, que fue emitida por la SEC en marzo de 2022, bajo la administración de Joe Biden.
La norma pedía a las entidades bancarias, que deseaban custodiar criptomonedas, reconocer dichos activos como pasivos en sus balances. Esto, con el fin de reflejarlos como parte de los riesgos. Al no indicar con precisión las obligaciones legales y económicas subyacentes del custodio, ponía a los consumidores en un mayor riesgo de pérdida.
Desde su implementación, el sector de las criptomonedas ha estado oponiéndose a la norma. Hasta ahora la consideraban «onerosa, excesivamente complicada y sin consonancia con la naturaleza única de los criptoactivos».
Pero la situación cambia con la derogación de la norma, abriendo la puerta a los bancos para que ofrezcan servicios con criptomonedas. Un hecho que ha sido bien visto entre los defensores del sector, incluyendo a miembros de organismos reguladores como la SEC, como la comisionada de la SEC, Hester Peirce.
La funcionaria, que ahora lidera el grupo de trabajo sobre criptomonedas, recurrió a las redes sociales para expresar su alivio: «¡Adiós, SAB 121! No ha sido divertido», comentó. Un sentimiento que refleja las frustraciones de muchos y el entusiasmo que surge, tanto en la industria de servicios financieros y en el de las criptomonedas.
La idea fue reforzada por la senadora Cynthia Lummis, promotora de la creación de una reserva en bitcoin, quien acudió a X para dar a conocer su opinión sobre la derogación.
La SAB 121 fue desastrosa para la industria bancaria y solo frenó la innovación estadounidense y el avance de los activos digitales. Estoy emocionada de ver que se derogue y que la SEC vuelva a encaminarse hacia el cumplimiento de su misión prevista.
Senadora Cynthia Lummis.
Se indica el camino de la regulación
La alegría llega en medio del giro regulatorio que está dando Estados Unidos, a favor del desarrollo del ecosistema. Los analistas la destacan entre las recientes decisiones del gobierno de Trump, porque simplifica la custodia de bitcoin por parte de los bancos, fomenta la adopción bancaria y aumenta la confianza en las finanzas tradicionales.
Se señalan en ese sentido tres aspectos que apuntan hacia dónde se dirige la regulación en EE. UU.: la simplificación de la custodia, la confianza en la labor de los bancos y un nuevo clima de apertura.
Con el primer punto se ve una ventaja inmediata: las empresas probablemente encontrarán más sencillo gestionar criptomonedas dentro de sus sistemas existentes, al no tener que clasificarlas como pasivos.
Adicionalmente, se ofrece al público en general mayor confianza en las empresas financieras tradicionales que ya brindan servicios con criptomonedas. Pues al abandonar las regulaciones engorrosas e innecesarias, se cierra la brecha entre las finanzas convencionales y el espacio de las criptomonedas.
En consecuencia, la derogación fomentará la entrada de los bancos en el mercado de las criptomonedas, sabiendo que no se enfrentarán a requisitos contables excesivamente complejos. Se espera, por tanto, que este hecho conduzca a una mayor participación institucional en el mercado de las criptomonedas.
¿Qué harán los bancos?
Pero en medio del cambio que plantea la eliminación de la SAB 21, queda una pregunta abierta: ¿La rescisión del SAB 121 por parte de la SEC es suficiente para los bancos de Estados Unidos?
Al respecto, se conocen los pronunciamientos de grandes bancos como Morgan Stanley y Bank of America. Los directivos de estas empresas financieras manifestaron su intención de involucrarse en el negocio de bitcoin. Aunque fueron cautelosos al decir que tienen que trabajar con los reguladores.
Como explicó el director ejecutivo del banco Morgan Stanley, Ted Pick, un aspecto clave es evaluar son las posibilidades que tienen los bancos de hacer transacciones directamente con las criptomonedas, siendo una institución financiera altamente regulada.
Tal como informó CriptoNoticias, para el ejecutivo «la pregunta más amplia es si se ha alcanzado la madurez necesaria». En todo caso, lo que se establece ahora es que las empresas deben evaluar si la protección de los criptoactivos crea una responsabilidad, por lo que deben medirla utilizando estándares de contabilidad establecidos.
Deberán entregar información detallada sobre las obligaciones de protección, asegurándose de que los inversores comprendan los riesgos y las obligaciones asociados.
Persisten algunos miedos
Las perspectivas apuntan a una muy buena disposición, como lo expresó el director ejecutivo de Bank of America, Brian Moynihan, quien vaticinó que el sistema bancario entrará de lleno en el ecosistema de las criptomonedas, asegurando que el proceso no será difícil.
No obstante, incluso después de que se hayan superado algunos obstáculos regulatorios, los bancos aún tienen mucho que resolver. La custodia de criptomonedas, el cumplimiento normativo y el miedo al riesgo no desaparecerán de la noche a la mañana. Las cicatrices de colapsos como el de FTX y de algunos grandes bancos aún están frescas y ninguna de estas entidades quiere convertirse en el próximo chivo expiatorio.
También se toma en cuenta el tema de la competencia. Las empresas nativas de criptomonedas como Coinbase y Fidelity Digital Assets han estado en las trincheras durante años. Han creado sistemas, se han ganado la confianza y se han adaptado a las oscilaciones del mercado. Los bancos podrían estar llegando tarde al juego y tienen que demostrar que pueden seguir el ritmo.
Pero quedarse al margen ya no es una opción. Cada vez más clientes preguntan por las criptomonedas y la demanda es cada vez más difícil de ignorar. Ya se trate de servicios de custodia o préstamos respaldados por criptomonedas, los bancos tienen presión para actuar, o corren el riesgo de volverse irrelevantes.