Hechos clave:
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Tras la promesa de los polĂticos posiblemente se esconden planes de control.
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Se puede caer en la trampa si piensa que Bitcoin necesita la aprobaciĂłn de los polĂticos.
La popularidad que ha venido alcanzando bitcoin en todo el mundo ha llegado a niveles impensables desde hace algunos años. En un escalamiento importante, su rol va más allá del sistema monetario; la criptomoneda se ha metido fuertemente en ámbito de la polĂtica.
En los Ăşltimos meses hemos observado como los polĂticos de todo el mundo se pronuncian en torno a bitcoin (BTC) y su ecosistema. Y asĂ, de a poco, pero con paso firme, la criptomoneda forma parte del debate polĂtico global. Esto, tras una etapa en la cual el sector se movĂa de forma paralela (prácticamente marginal) al de la polĂtica y las finanzas.
Las cosas comenzaron a cambiar desde 2017, aproximadamente, cuando BTC marcó uno de sus más destacados máximos históricos, al llegar a USD 20.000.
Desde esa fecha el discurso ha ido cambiando paulatinamente, con los reguladores moviĂ©ndose del rechazo a una criptomoneda que, segĂşn ellos, era «manejada por delincuentes», pasando por el famoso lema «bitcoin no blockchain sĂ«, hasta llegar a ser tema importante de las campañas polĂticas.
Fue asĂ como los polĂticos comenzaron a hablar de la integraciĂłn de las criptomonedas al sistema. El anuncio más importante lo hizo el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuando en 2021 declarĂł a bitcoin como moneda de curso legal, visto en ese momento solo como un hecho aislado.
Sin embargo, la incursiĂłn de la moneda digital en la polĂtica ahora es más evidente. El interĂ©s está a la vista de todos: Bitcoin es tema de debate para congresistas y polĂticos de todo el mundo; la criptomoneda se mete en las campañas de los aspirantes a la presidencia de Estados Unidos, Canadá, Indonesia y Argentina, y en los planes polĂticos de muchos en otros paĂses.
La mayorĂa de las promesas parecen tener un fin comĂşn. Desde Javier Milei en Argentina, Pierre Poilievre en Canadá, hasta los aspirantes a la presidencia de EE.UU. proponen crear una economĂa abierta con libertad para usar criptomonedas, junto a otras monedas. Algunos, como Robert Kennedy, incluso apuntan a respaldar el dĂłlar con BTC.
Toda esta inclusiĂłn del tema demuestra que para los polĂticos bitcoin es un nuevo instrumento, uno que puede ayudarles a ganar votantes entre los conocedores y amigos de las criptomonedas.
Se trata de un grupo cada vez más numeroso si tomamos en cuenta que, segĂşn los cálculos, hay más de 46 millones de personas que poseen BTC solo en Estados Unidos. Una cifra que sigue en ascenso en ese paĂs y en todo el mundo.
El auge de la adopciĂłn, junto la creciente menciĂłn de bitcoin entre los polĂticos, son fenĂłmenos muy aplaudidos en la comunidad, sobre todo por quienes ven en ese interĂ©s un reconocimiento favorable al ecosistema.
Ese aplauso se hace muchas veces sin pensar que tal reconocimiento puede tener un trasfondo dudoso, pues no hay forma de determinar las posibilidades reales de que se cumplan tales promesas dentro de las estructuras econĂłmicas preexistentes.
Quedan abiertas varias preguntas: Âżson sinceros los polĂticos que prometen aplicar medidas para masificar su adopciĂłn? ÂżQuĂ© hay detrás de esas promesas? ÂżNo será que bitcoin solo les sirve como trampolĂn para captar votos?
Responder estas dudas no es fácil. No hay manera de saber si son sinceros en su postura pro-Bitcoin, pero la experiencia en esa área está llena de historias de promesas que luego no se cumplen. Lamentablemente, la mentira es una constante en la polĂtica.
Se puede argumentar como muestra de sinceridad que muchos de estos polĂticos aceptan BTC como donaciĂłn para sus campañas, o que poseen criptomonedas en sus carteras, lo que da cuenta de un interĂ©s meramente especulativo.
Sin embargo, solo cuando lleguen al poder se sabrá si realmente el apoyo al ecosistema es cierto, y si son verdaderos bitcoiners. En todo caso, ya bitcoin les habrá servido como parte del trampolĂn para alcanzar su objetivo. Cumplan o no con las promesas, la criptomoneda les ayuda a capitalizar el descontento y el ansĂa disruptiva que existe entre mucha gente, harta de la forma en que se maneja la polĂtica tradicional.
Existe además el riesgo de que las medidas prometidas se vuelvan en contra del ecosistema, principalmente si detrás de las acciones de los polĂticos se mueven otras intenciones (lo que es usual). Entre las intenciones ocultas más comunes se halla el deseo de control.
«Si no puedes contra el enemigo Ăşnete a Ă©l», dice un viejo refrán; una frase aplicable a lo que vienen haciendo muchos de los antiguos detractores que ahora apoyan a bitcoin; aunque aquĂ se podrĂa sustituir la palabra uniĂłn por la de dominio.
Ese propĂłsito es evidente en la forma como la mayorĂa de los gobiernos y organismos están avanzando en proyectos de regulaciĂłn que exigen informaciĂłn de los usuarios de criptomonedas y que se venden como «un Ă©xito»; el deseo de control es igualmente claro en el apoyo al desarrollo de monedas digitales de banco central que intentan competir con bitcoin.
TambiĂ©n es parte de la polĂtica global la lucha de poderes y la fĂ©rrea defensa de intereses por parte de las Ă©lites dominantes, lo que jugarĂa en contra de aplicar las promesas pro-Bitcoin. Las crĂticas y abierta oposiciĂłn a la estrategia de Bukele son un ejemplo.
Sobre todas esas cosas que podrĂan esconderse detrás de las campañas se conversa poco. No es fácil ver la trampa tras un florido discurso que habla de promover una adopciĂłn que «favorecerĂa a todos». De ahĂ el llamado a para estar atentos a los intereses tras bastidores.
Todo esto nos lleva a otra reflexiĂłn importante: ÂżBitcoin necesita el apoyo de algĂşn gobierno, legislador o candidato para operar? En realidad, la criptomoneda no necesita ni a bukeles ni a mileis para seguir funcionando. Lo demuestra su uso continuado y creciente incluso en paĂses donde ha sido prohibido, como TurquĂa o China.
Si repasamos su carácter descentralizado y anticensura , esa «necesidad» de aprobación o regulación es un contrasentido, porque Bitcoin nació para separar el dinero del Estado. Lo hace restando poder a los gobiernos y a las élites que tienen el monopolio de la emisión y supervisión del dinero, para entregarlo a la gente común.
Bitcoin surgiĂł como una herramienta para un nuevo ejercicio de poder, para una reestructuraciĂłn de las dinámicas del status quo. Su sistema tiene la intenciĂłn de que las personas puedan transferir valor sin intermediarios. Una meta que -a pesar de sus indudables implicaciones polĂticas- no requiere de la ayuda de ningĂşn polĂtico.Â
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artĂculo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opiniĂłn del autor es a tĂtulo informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendaciĂłn de inversiĂłn ni asesorĂa financiera.