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La combinación de aranceles y disrupción tecnológica crea un escenario de incertidumbre.
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Las tensiones comerciales entre EE.UU. y China exacerba las presiones inflacionarias.
Si la historia es un maestro cruel, entonces estamos a punto de repetir una lección de 1929 con un giro tecnológico: la mezcla de la guerra de aranceles y la revolución de la inteligencia artificial (IA), lo que podría ser el preludio de la próxima gran recesión.
Los términos «crisis económica», «recesión» y «colapso económico» resuenan hoy como lo hicieron en el pasado. La guerra de aranceles iniciada por Trump y el ascenso de la IA china, con el modelo DeepSeek-R1, crean una mezcla potencialmente explosiva. Este escenario, combinado con propuestas como una Reserva Estratégica de Bitcoin en EE.UU., subraya la fragilidad del sistema financiero actual.
Históricamente, las crisis económicas han surgido de la confluencia entre innovación disruptiva y decisiones políticas miopes. La Ley Smoot-Hawley de 1929, que impuso aranceles del 60% a 20.000 productos, fue un claro ejemplo de cómo el proteccionismo puede estrangular el comercio global, causando una caída del 26% en el PIB de EE.UU. y un desempleo del 24%, como ocurrió en ese momento.
Haciendo un salto al año 2000, la euforia por las empresas puntocom, que a menudo carecían de ganancias reales, llevó al Nasdaq (el mercado de acciones de empresas de alta tecnología) a un ratio precio/ganancias (PER) de 175 veces, reflejando una sobrevaloración basada en expectativas infladas. La burbuja estalló, con el Nasdaq cayendo un 78%, demostrando los riesgos de la especulación desenfrenada.
La euforia irracional de las puntocom, basada en expectativas infladas sin fundamento, puede estar reapareciendo en el panorama actual, como lo detallaré más adelante. Para llegar allí, pongamos nuestra mira en DeepSeek-R1, el modelo de lenguaje chino que emerge como un disruptor. Desarrollado con solo 6 millones de dólares (en contraste con los 100 millones de GPT-4), cuestiona la narrativa de que la IA requiere inversiones masivas. Este modelo, respaldado por el fondo High-Flyer y no por el Estado, es de código abierto y reduce los costos de memoria hasta en un 92%, facilitando su adopción por startups.
Esa introducción de DeepSeek nos traslada al escenario de las empresas puntocom; y lo hace porque el modelo de IA chino tuvo un impacto inmediato en el mercado tecnológico. Nvidia, por ejemplo, perdió su estatus como la empresa más valiosa del mundo tras una caída de valor de mercado del 17%, lo que también arrastró al Nasdaq con una caída del 3,1%. Esta reacción muestra cómo las nuevas tecnologías pueden desafiar rápidamente a los gigantes actuales.
Este desplome contribuyó a un descenso arrastró hacia abajo a las grandes empresas tecnológicas (Big Tech) que habían invertido una suma astronómica de 1.2 billones de dólares en infraestructura de inteligencia artificial para este año, indicando la presión sobre las inversiones de alto valor cuando nuevas tecnologías o competidores emergen.
Paralelismos entre la burbuja puntocom y la democratización de la IA
Los analistas de mercados no creen que DeepSeek vaya a descarrilar el rally tecnológico de Wall Street; sin embargo, desde mi punto de vista, su aparición es una señal clara de que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana en este sector. Además, su aparición sugiere que ni los grandes capitales ni las empresas dominantes son las que realmente marcan la pauta. En este entorno, la innovación y la agilidad pueden superar a la estabilidad y al poderío financiero, mostrando que incluso los actores emergentes tienen el potencial de redefinir el panorama tecnológico.
Los acontecimientos del presente nos llevan de nuevo al pasado, recordando que en el año 2000, la llegada de tecnologías de acceso a Internet como DSL y ADSL permitió a nuevas empresas entrar en el mercado sin la necesidad de invertir en infraestructuras costosas, que fue lo que desencadenó la burbuja de las puntocom. Muchas de estas compañías no eran rentables, y cuando la burbuja estalló, el mercado se corrigió dramáticamente. Hoy, DeepSeek está haciendo algo similar, pero en el sector de la IA. Al ofrecer modelos de IA que son competitivos y mucho más económicos de desarrollar y operar, DeepSeek está democratizando el acceso a tecnologías avanzadas de IA, exponiendo la sobreinversión y la sobrecapacidad en las infraestructuras de Big Tech.
En la actualidad, al igual que con Internet, la IA eficiente y de bajo costo puede permitir a startups y empresas más pequeñas competir con gigantes tecnológicos, desafiando su dominio y modelos de negocio basados en inversiones masivas en infraestructura. Las grandes tecnológicas han invertido sumas astronómicas en hardware para soportar sus modelos de IA, asumiendo que la demanda seguiría creciendo, pero ahora DeepSeek demuestra que estas inversiones fueron, en parte, excesivas, similar a cómo la infraestructura web se volvió redundante tras el colapso de muchas puntocom.
Factores que precipitan un colapso económico
Estos eventos me llevan a considerar tres factores que podrían precipitar un colapso económico:
Sobrevaloración + deuda: el S&P 500 actualmente muestra signos de sobrevaloración más pronunciados que en el 2000, con un ratio precio/ganancias elevado. Sugiere que los inversionistas están pagando más por cada dólar de ganancias de una empresa de lo que históricamente sería normal o justificado. Una sobrevaluación podría indicar que las expectativas de crecimiento futuro están demasiado infladas o que hay una burbuja especulativa en el mercado, lo que podría llevar a correcciones o caídas en los precios de las acciones cuando los inversionistas reajusten sus expectativas.
Esto representa un riesgo de que el mercado se ajuste eventualmente, posiblemente a la baja, para reflejar los verdaderos fundamentos económicos de las empresas. Además, la deuda pública de EE.UU. es significativamente alta (127% del PIB), lo que podría hacer que el mercado sea más vulnerable a shocks.
Reconfiguración de costos y gastos: DeepSeek aparece como el posible catalizador de una deflación tecnológica donde la reducción de costos y el aumento de la eficiencia obliguen a una reevaluación de los gastos de capital por parte de las grandes empresas, similar al ajuste después del 2000, pero con un impacto potencialmente más amplio debido a la integralidad de la IA en diversos sectores.
Al democratizar la IA, DeepSeek expone la sobrecapacidad en data centers de Big Tech. Por ejemplo, en el caso de Meta, gastó 10 mil millones de dólares el año pasado. La elevada cifra ahora demuestra que se podrían forzar recortes de gasto similares a los de Cisco en 2001 (-89% en valor), pero con un impacto amplificado dado que la IA integra sectores desde logística hasta salud.
Incertidumbre geopolítica: las tensiones entre EE.UU. y China, especialmente en cuanto a la tecnología y el comercio (aranceles, controles de exportación de chips), añaden un nivel de riesgo sistémico que no estaba presente en el 2000. Esto podría amplificar la volatilidad del mercado, ya que las políticas comerciales pueden cambiar rápidamente y afectar la confianza de los inversionistas.
Sobre esto habló Ray Dalio, fundador de Bridgewater, quien destacó que la estrategia de China en la competencia global se centrará en la producción de chips muy económicos para integrarlos en productos manufacturados, particularmente en robótica. Según Dalio, este enfoque es parte de una «guerra» tecnológica, donde dominar la IA es crucial, más allá incluso de las consideraciones de ganancias. Advirtió a los inversionistas sobre el error común de comprar acciones de empresas catalogadas como «excelentes» sin considerar su precio, especialmente en el contexto de la actual burbuja tecnológica similar a la de las puntocom. Dalio enfatizó que una empresa grande y cara puede ser una peor inversión que una empresa pequeña y barata, subrayando la importancia de la valoración en las decisiones de inversión.
Los comentarios de Dalio traen a la memoria el hecho de que en el 2000, Cisco perdió el 89% de su valor en 18 meses. Y de presentarse una situación similar ahora con Nvidia y su exposición del 24% en el Nasdaq, está claro que eso sería un torbellino que arrastraría a los mercados, solo en que la combinación de proteccionismo, deuda y disrupción tecnológica no tiene precedentes.
En el caso de la guerra por el desarrollo de la IA, Arthur Hayes también ve venir una tormenta financiera. Mientras que para Jack Mallers, el plan maestro de Trump con los aranceles es debilitar el dólar, lo que desencadenará lo que podría desencadenar una crisis económica de grandes proporciones. Al igual que ellos, yo percibo que esta tormenta financiera ya se formó y tendrá un impacto global.
Sin duda, los aranceles que Donald Trump estableció esta semana, complican el panorama. Impuso el 10% a las importaciones chinas, desatando la reacción del gobierno de Xi Jinping. En tal sentido, China contratacó con la aplicación de un arancel del 15% al carbón y al gas natural licuado, mientras que el petróleo crudo, la maquinaria agrícola, los automóviles de gran cilindrada y las camionetas estarán sujetos a un arancel del 10%. Todo esto es un escenario que impacta en la economía global.
Los aranceles elevados tienen un impacto global al aumentar la posibilidad de que se eleven los costos de producción y se reduzca el comercio internacional. Son políticas que aparecieron para elevar la incertidumbre y ralentizar el crecimiento económico.
En este escenario, bitcoin aparece como suele hacer, como respuesta a la inestabilidad económica, ya que muchos lo vemos como una moneda de refugio de valor.
Así que en un mundo donde las políticas comerciales pueden cambiar abruptamente, bitcoin ofrece una alternativa descentralizada, libre de la manipulación o control directo de los gobiernos o bancos centrales. Su naturaleza global permite transacciones sin la necesidad de pasar por sistemas financieros tradicionales afectados por las tensiones geopolíticas.
Como lo expresó claramente uno de los educadores sobre Bitcoin más famoso del mundo, Andreas Antonopoulos: «Bitcoin es una tecnología de resistencia. Es una respuesta a la centralización, la corrupción y el control». Su frase sirve para recordarnos que en momentos de crisis como el que se avecina, la relevancia del dinero creado por Satoshi Nakamoto destaca por su resguardo de valor, lo cual le hace brillar hoy mucho más que nunca.
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