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20% de la selva tropical ya ha sido destruida, pero una blockchain parece venir al rescate.
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El naturista David Attenborough invita a disminuir el consumo de carne para salvar al planeta.
La ganadería y la deforestación están acabando con el Amazonas. Un informe publicado por Amnistía Internacional lanza una alerta sobre el deterioro progresivo del que es víctima el principal pulmón vegetal del planeta. En el documento, la organización acusa a la brasileña JBS, la mayor empaquetadora de carne del mundo, de estar contribuyendo con la deforestación. Ahora, el gigante de las carnes planea utilizar una plataforma blockchain para vigilar su cadena de suministro y cree que, con ello, contribuirá con la conservación del gigantesco bosque de América del Sur.
Los datos oficiales señalan que el 63% de todas las áreas deforestadas en el Amazonas entre 1988 y 2014 se han convertido en pasto para ganado. En consecuencia, en los 30 años transcurridos desde entonces, la cantidad de animales ha aumentado de 23 a 86 millones. Además, la cría de reses ha registrado un repunte del 22% entre noviembre de 2018 y abril de 2020.
En su informe Amnistía Internacional no culpa directamente a JBS de ser responsable de las violaciones ambientales, aunque sí denuncia que la empresa no monitorea a sus proveedores. Muchos de estos queman grandes extensiones de tierra y talan árboles para sembrar pasto y criar ganado.
Un ciclo de destrucción en el Amazonas
En Brasil, que posee el 60% de la selva tropical del Amazonas, los acaparadores de tierras vírgenes y los ganaderos, provocan incendios para despejar la tierra. La Amazonia brasileña ha sido diezmada por una combinación de madereros, agricultores y ganaderos durante los últimos 40 años. Los ambientalistas dicen que hasta el 20% de la selva tropical ya ha sido destruida.
El precio del pasto también ha aumentado y muchos ganaderos se han mudado hacia el Amazonas donde pueden abaratar sus costos de producción porque en lugar de comprar, siembran el alimento para sus animales. Mientras tanto, mayor es el incentivo para la conversión de bosques en pasto. Un informe de la revista Nature advirtió que el 40% del Amazonas se habría perdido para 2050 si se mantienen las tendencias.
Los funcionarios del Ministerio del Medio Ambiente de Brasil creen que es alarmante la cantidad de selva tropical que han sido consumidas principalmente por la siembra de soja y la ganadería. Estiman que la cifra real podría llegar a las 2.700 millas cuadradas o unos 7.000 kilómetros cuadrados, una extensión de tierra similar al territorio de El Salvador.
Un pulmón envenenado
Mientras se acelera el deterioro del Amazonas, se pone en peligro la mayor reserva de agua dulce y biodiversidad del planeta. Su degradación amenaza con alcanzar un punto de inflexión catastrófico. Significa menos oxígeno y lluvia, así como temperaturas más cálidas.
Más deforestación significa más tierras esperando a ser quemadas. Más tierras quemadas, significa más siembra de pasto para el ganado y mientras más ganado, más selva tropical estará perdida. Mientras no se frene efectivamente la deforestación, se puede esperar que los incendios regresen todos los años. Entre tanto, continuará la destrucción de la selva y el envenenamiento del aire que respira el pulmón vegetal que tanto necesita el planeta.
Las blockchains son una herramienta, no la panacea
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un 80% de la pérdida de bosques en Brasil se relaciona directa o indirectamente con la ganadería.
En su informe, Amnistía Internacional le pide a JBS que implemente medidas preventivas para finales de 2020. Anima a los productores y compradores de ganado a colaborar en el proceso y apunta que, si JBS no puede aplicar las medidas adecuadas, es mejor que detenga el negocio. Además, pide al gobierno de Brasil que exija a las productoras de carne el cumplimiento de seguimiento a sus respectivas cadenas de producción o de lo contrario suspenda las licencias.
Posterior a ello, JBS anunció en octubre su Green Platform, el sistema basado en blockchain con el que piensa monitorear su cadena de suministro. Sin aportar mayores detalles técnicos, la empresa asegura que comprobará la información de los proveedores directos de la compañía con los datos de transporte de ganado de los enlaces precedentes dentro de la cadena de producción.
«Al usar la tecnología blockchain, la compañía va a garantizar la confidencialidad y seguridad de la información personal, comercial y de sanidad de los productores, además de la transparencia en los análisis y proveedores», señala la nota de prensa difundida por la empresa.
JBS asegura que para finales de 2025 incluirá en su plataforma blockchain a todos sus proveedores directos en el Bioma del Amazonas, pero Amnistía Internacional cree que la empresa debe tomar acciones más inmediatas.
Con su anuncio, JBS se subió al tren de muchas empresas que vienen mencionando sistemas de blockchains para hacer seguimiento a sus cadenas de suministros, sin considerar que pueden estar cayendo en anuncios exagerados al creer que esta tecnología es la solución definitiva para mejorar la trazabilidad de los productos.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) refleja un estudio sobre las plataformas de blockchains para el monitoreo y trazabilidad de las cadenas de suministros y llega a la conclusión que no son tan útiles como se suele mencionar, al menos no para este caso de uso en específico.
El documento señala que un sistema de blockchain para el monitoreo de las cadenas de producción de alimentos, solo incluye una única jurisdicción o entidad encargada de ingresar la información que luego se manejará como única fuente de verdad. Esto significa que no puede haber certificación independiente sobre la calidad de los datos que se registran en una blockchain y de nada servirá la inmutabilidad de los bloques si se almacenó información poco confiable.
Del estudio de la FAO, entonces se desprende que una plataforma blockchain para monitorear la cadena de suministro de la empaquetadora de carne más importante del mundo, aportará poco o nada para contribuir con la conservación del Amazonas.
Una solución basada en una blockchain para la trazabilidad de productos y otras alternativas, en definitiva, es una base de datos, con ventajas y desventajas similares a las tecnologías convencionales. A veces, una cadena de bloques puede ser una opción adecuada en el diseño de un sistema, pero para muchos propósitos, las tecnologías convencionales pueden ser más apropiadas. Sobre todo, si la implementación de un sistema blockchain representa una fuerte inversión, incluyendo o no una blockchain pública o privada.
Las empresas dispuestas a implementar sistemas de blockchain requieren contratación de desarrolladores, formación del personal encargado, mantenimiento, entre otros elementos que consumen recursos. Este capital bien podría ser invertido en soluciones que verdaderamente ataquen el foco del problema en el Amazonas.
Menos carne y más sentido común salvarán al Amazonas
El legendario historiador natural británico David Attenborough en su documental Una vida en nuestro planeta, relata cómo ha sido testigo del impacto humano en la Tierra a lo largo de su larga carrera. Él explica que ha visto de primera mano la pérdida de la biodiversidad, la muerte de los arrecifes de coral oceánicos, la codiciosa recolección de los recursos naturales, la tala, la pesca, la devastadora consecuencia de la ganadería. Sin embargo, ve un camino para salir de nuestro lío al reconstruir el mundo.
En su éxito de Netflix, Attenborough lanza una mordaz mirada a nuestro desprecio por la destrucción y la ruina de la que somos responsables. Su documental nos permite visualizar lo que se necesita para detener el deterioro del Amazonas. Las soluciones que aporta el naturista no están tan centradas en la tecnología. Al menos no, si se trata de sistemas de blockchains. Lo que requiere la conservación de la selva tropical, primero que nada, es la voluntad de todos.
Disminuir el consumo de carnes, nos ayudaría a salvar el Amazonas y a mejorar las condiciones climáticas de la Tierra. También, poner fin a nuestra explotación del mundo natural para obtener recursos insostenibles, si eso significa que estamos destruyendo al Amazonas y por ende al planeta.
En su documental Attenborough presenta el ejemplar caso de Costa Rica donde se logró revertir la deforestación. En los años 70, el país estaba entre los mayores deforestadores del planeta, con un promedio de 50.000 hectáreas arrasadas por año. Pero, su situación fue cambiando con una agresiva política de defensa de los recursos naturales. Esto fue posible porque los propietarios de las tierras comenzaron a recibir ingresos por reforestar. Las ganancias recibidas eran equivalentes o superiores a los que obtenían por destinar sus tierras a la ganadería.
El famoso naturista dijo en una entrevista que concedió a Times Radio que debemos tener una cosa en mente: «cada bocado de comida y cada bocanada de aire que tomamos depende de un planeta saludable». Luego reveló que había dejado de comer carne y calificó las prácticas de cría de animales como «deprimentes».
El historiador natural agregó que, si bien puede que no sea fácil, es importante hacer el cambio. «No he sido un vegetariano o vegano doctrinario, pero ya no tengo el mismo apetito por la carne. ¿Por qué? No estoy seguro. Creo que, subconscientemente, tal vez se deba al estado del planeta», dijo.
Es posible que la mayoría de las personas no estén interesadas en renunciar a su comodidad o a sus hábitos para curar al mundo, pero por suerte para nuestro planeta, parece que nos destruiremos a nosotros mismos mucho antes de que destruyamos la capacidad de recuperación que tiene la naturaleza. Es una triste verdad, pero sería mejor que aprendiéramos hoy que las plataformas blockchains para hacer seguimiento a las cadenas de producción, aportarán muy poco para salvar el Amazonas.
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