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La oficina de derechos de autor no valida la veracidad sobre un reclamo para su aprobación.
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Wright ha tenido oportunidades para demostrar que es Nakamoto, pero no lo ha hecho.
Craig Wright insiste. Ya no solamente se proclama como Satoshi Nakamoto a través de declaraciones, sino que en abril pasado introdujo ante la oficina de Copyright de Estados Unidos una solicitud de derechos de autor sobre el libro blanco y el software de Bitcoin.
Aunque pueda sonar bastante peligroso, por una potencial “privatización”, en realidad lo que parece perseguir Wright es un nuevo episodio en la cruzada de demandas que inició contra todo aquel que contradijera su proclamación como el creador de Bitcoin y contra quienes tildaran su proyecto Bitcoin SV (Satoshi Vision) como un fraude.
De hecho, la Oficina de Copyright estadounidense no tiene la potestad de otorgar propiedad sobre nada. Sus registros son sobre reclamos de los solicitantes, aunque determinar la validez de los mismos depende de otras instancias vía juicio. Es decir: el único derecho real que le otorgarían a Wright en caso de ser aprobada la solicitud, es la de demandar a quien quiera por el uso de Bitcoin.
El abogado estadounidense Jake Chervinsky lo contó vía Twitter así: “no existe tal cosa como ser ‘otorgado un derecho de autor’ según la ley estadounidense. El único beneficio real de registrarse en la Oficina de derechos de autor es el derecho a demandar por daños legales y honorarios de abogados. El registro de derechos de autor de Craig Wright es un teatro sin sentido”.
Chervinsky destaca, sin embargo, que dada la naturaleza de la recepción de aplicaciones ante la referida oficina, existe la posibilidad de que a Wright le aprueben su solicitud. Tendría entonces el poder de aumentar su campaña de demandas a bitcoiners.
En cuanto a ser o no Satoshi Nakamoto, la solicitud se hizo precisamente bajo ese pseudónimo, aunque no pareciera más que una movida publicitaria, un esfuerzo más por atribuirse el nombre que está detrás de la creación de las criptomoneda pionera. Hasta ahora ha tenido varias oportunidades en diversos escenarios para hacerlo. No solo no ha demostrado bajo ninguna circunstancia ser Satoshi, sino que abiertamente se ha negado a ofrecer prueba alguna.
Cuando una corte de Florida, en Estados Unidos, dictaminó que Wright debía demostrar su propiedad sobre sus direcciones de Bitcoin, su respuesta fue evasiva. Según detalla el documento de dicha corte, el empresario australiano aseguró no tener una lista de las direcciones que ha poseído, por lo que le resultaría imposible hacer la declaración solicitada.
Poco tiempo después, un usuario sí demostró ser propietario de una de las direcciones que supuestamente le pertenecían a Wright, y que fue mencionada en la demanda Kleiman contra Wright por presunto robo de más de 1 millón de BTC.
Por lo visto, la intención del australiano no parece más que una movida para desestabilizar el criptoecosistema y ganar más popularidad. De hecho, otra posible intención colateral fue notablemente cumplida: tras darse a conocer la solicitud de Wright, el precio de Bitcoin SV subió más de 75% en 24 horas. En algún punto de este martes 21 de mayo, el precio llegó a los USD 139, aunque ya bajó y se encuentra en USD 99, en datos de CoinMarketCap. Todavía está más de 50% por encima del precio que tenía antes del alza, la mañana de este martes.
En definitiva, ¿para qué Wright pudo haber hecho una solicitud de derechos de autor sobre Bitcoin? Si su intención hubiera sido la de comprobar que creó la criptomoneda y su tecnología, ya lo habría hecho. Sus intenciones, como todas sus acciones hasta la fecha, parecen perseguir objetivos todavía más personales. Especialmente, con Bitcoin SV en el panorama. La atención, que ha ido pidiendo a gritos, ya la tiene.
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