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El candidato a presidente propuso una «moneda digital argentina».
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La inflación no discrimina según el formato en el que se emita el dinero.
En el contexto pre-electoral argentino, la propuesta del candidato Sergio Massa de crear una «moneda digital argentina» ha resonado con fuerza, generando un abanico de reacciones.
Tal como informó CriptoNoticias ayer, el actual ministro de Economía y candidato a presidente expresó la mencionada propuesta en el debate oficial. Allí contendieron verbalmente quienes quieren ocupar la presidencia del país sudamericano: Sergio Massa (Unión por la Patria), Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos por nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda).
Massa presenta su propuesta como un mecanismo novedoso para modernizar la economía y facilitar el retorno de capitales, debido a que incluye una ley de blanqueo y exenciones impositivas a quienes utilicen esta moneda digital.
Pero vale aclarar que las CBDC (siglas en inglés de «moneda digital de banco central») no son ningún invento del camaleónico abogado, actualmente en las filas kirchneristas y devenido en ministro de Economía. Estas monedas son una realidad en muchas partes del mundo, entre ellas, China.
Las CBDC permiten que el ojo del Estado esté siempre abierto sobre los movimientos financieros de sus usuarios. Por eso resultan atractivas para los gobernantes que desean una economía centralmente planificada.
La inflación no discrimina formato
Con una inflación cercana al 120% anual, la economía de Argentina precisa una intervención quirúrgica de emergencia que arranque el problema de raíz. Cambiar el formato en el que se emite el dinero no solucionará en modo alguno el problema.
Es esencial entender que, ya sea en formato tangible como los billetes y monedas que podemos tocar y guardar en nuestras billeteras, o en formato digital, alojado y movilizado a través de sistemas informáticos y redes, el dinero está sujeto a las leyes fundamentales de la economía.
Así, cuando se produce un aumento desmesurado y descontrolado en la cantidad de dinero disponible —la oferta—, sin que exista un incremento paralelo y justificado en la demanda de dinero o en la producción de bienes y servicios, se produce inevitablemente una pérdida de valor de dicho dinero.
Esta depreciación monetaria, conocida comúnmente como inflación, se manifiesta en el aumento progresivo y generalizado de los precios de los bienes y servicios en una economía, erosionando el poder adquisitivo de los consumidores y creando un entorno de incertidumbre e inestabilidad económica.
En este sentido, no importa la forma que adopte el dinero; la inflación puede y ocurre tanto con monedas físicas como digitales, siempre que las políticas monetarias y las prácticas de emisión no se administren de manera prudente y estratégica, con un firme entendimiento de los delicados equilibrios que sustentan la salud y estabilidad de la economía.»
Dada su turbulenta historia signada por la inflación, Argentina debería recibir con escepticismo promesas que pinten a nuevas formas de dinero como panaceas a sus dilemas económicos. Sin un respaldo de políticas fiscales y monetarias responsables, una moneda digital no garantiza por sí misma la ansiada estabilidad de precios.
Una «moneda digital argentina» solo representaría un cambio de fachada, manteniendo intactos los problemas subyacentes: una divisa que se deprecia aceleradamente y que no logra cumplir con las funciones esenciales del dinero, específicamente las de unidad de cuenta y reserva de valor.
Bitcoin como refugio antinflacionario
En ese contexto, bitcoin (BTC) se erige como una opción valiosa que posee propiedades antinflacionarias inigualables. Su oferta máxima fijada en 21 millones y su protocolo descentralizado y seguro, blindan a bitcoin contra manipulaciones gubernamentales y emisión irresponsable.
En el mediano y largo plazo, ahorrar en bitcoin ha demostrado ser una alternativa ampliamente superior a hacerlo en dinero fíat (en cualquiera de sus denominaciones: pesos, dólares, euros, etcétera).
Ante la búsqueda constante de activos que no se deprecien con el paso del tiempo, los argentinos podrían considerar a esta moneda digital descentralizada, que no solo actúa como reserva de valor, sino que también cuenta con tecnología que le permite funcionar como un medio de transacción eficiente a nivel global.
Lo mejor de bitcoin es que es irrelevante si el Estado da el visto bueno o no para su uso. Aunque podría ser beneficioso para su adopción, no es necesario que, tal como ocurre en El Salvador, BTC se declare moneda de curso legal. Tampoco es necesario que se imponga Milei como ganador de las elecciones y establezca su prometido régimen de competencia de monedas.
A bitcoin no le importa quién esté al frente del Poder Ejecutivo de un país. La moneda digital creada por Satoshi Nakamoto es una realidad hace 14 años y cualquier individuo o grupo de personas que desee emplearla tiene la posibilidad de hacerlo.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.