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EE. UU. busca reforzar su control sobre el mercado global de stablecoins.
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La iniciativa luce como una respuesta a la desdolarización y al avance de BTC.
Actualmente, la Ley GENIUS —que busca regular las stablecoins— se encuentra en debate en el pleno del Senado de EE. UU. Había recibido un golpe tras una votación clave en mayo, pero logró destrabarse gracias a una moción de cloture; es decir, un mecanismo que permite poner fin a un bloqueo parlamentario conocido como filibuster, en el que los senadores prolongan el debate para evitar una votación. Con esta propuesta, desde Estados Unidos parecen haber identificado en las stablecoins una vía para sostener el valor de su signo monetario.
Además de ser presentada como una herramienta para traer claridad regulatoria a la industria, figuras como el senador Bill Hagerty, principal impulsor, y el abogado John Deaton, aseguran que la iniciativa buscar reforzar el dólar (USD) frente a los intentos de desdolarización liderados por China y Rusia. De hecho, la ley incluye medidas claramente proteccionistas para preservar el dominio de la moneda estadounidense.
En medio de una lenta pero creciente presión sobre el dólar, las stablecoins se han convertido en un trampolín estratégico para Estados Unidos en su intento por sostener la hegemonía de su moneda. El modelo operativo exige que emisores como Tether y Circle respalden sus tokens con activos seguros, principalmente bonos del Tesoro estadounidense, lo que asegura una demanda constante de deuda pública y, en consecuencia, del dólar.
A su vez, las monedas estables expanden el acceso al dólar en regiones con economías frágiles o sistemas financieros inestables, facilitando su uso tanto como refugio de valor como medio de intercambio. Este ciclo fortalece la presencia global del principal activo estadounidense y actúa como contrapeso a los esfuerzos de desdolarización impulsados por potencias como China y el bloque de los BRICS.
Como es lógico, en Estados Unidos son más que conscientes de que el 88% de las transacciones internacionales aún se realizan en dólares, por lo que ven en las stablecoins una herramienta clave para inyectar oxígeno a su modelo financiero, desafiado hoy en día por potencias globales. Mientras tanto, bitcoin ya funciona como un competidor directo que bien puede ser aprovechado por aquellos que buscan debilitar la influencia del dólar.
En este escenario aparece la Ley GENIUS, una iniciativa que promete traer claridad a la industria de los activos digitales, marcada por recientes años de ambigüedad regulatoria y de medidas persecutorias. Sin embargo, más allá de su voluntad de ordenar el sector, la propuesta impone restricciones que limitan la innovación y revelan una postura desesperada. En lugar de centrarse en proteger al consumidor, más bien parece que el proyecto fue orientado a blindar la posición del dólar como objetivo primario.
Entre los aspectos dignos de mención se encuentra restringir la entrada de stablecoins extranjeras o descentralizadas (según la Sección 3 del texto), lo que asegura que las emitidas bajo regulación estadounidense sigan ancladas al dólar. Aunque el proyecto contempla la posibilidad de acuerdos recíprocos con jurisdicciones de normativas similares (Sección 15), estos dependen del visto bueno de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro, garantizando así que solo prosperen las stablecoins alineadas con los intereses de EE. UU.
Figuras ligadas a la industria opinan que estas medidas son clave para proteger al dólar frente a sus competidores, pero la parte que no cuentan es que desincentivan la exploración de modelos alternativos que podrían diversificar el ecosistema de los criptoactivos.
Esta priorización del dólar y el bloqueo a alternativas no alineadas con Estados Unidos contrasta con enfoques más abiertos adoptados en otras jurisdicciones. Desde agosto de 2023, la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) regula de forma específica a las stablecoins de alta circulación vinculadas al dólar del archipiélago (más de SGD 5 millones) o a signos monetarios del G10, como el USD, el euro o el yen. A diferencia del modelo estadounidense, que exige reservas exclusivamente en moneda de EE. UU. y bonos del Tesoro, Singapur permite respaldo en diferentes monedas fuertes, siempre que los activos sean seguros, líquidos y estén auditados.
Más allá de las implicancias técnicas, vale la pena preguntarse si el dólar debería seguir siendo la moneda hegemónica a nivel global. Desde la perspectiva del gobierno estadounidense actual, la respuesta parece evidente, y muchos países, ya sea por conveniencia o necesidad, han respaldado ese liderazgo.
Sin embargo, en un escenario donde tecnologías como BTC y las stablecoins están redefiniendo las reglas del juego, cada país debería tener la libertad de elegir con qué moneda desea comerciar o respaldar su economía. Por ejemplo, si algunos optan por un estándar bitcoin, al más puro estilo de lo que propone Saifedean Ammous, bienvenido sea. Es posible que, en las próximas décadas, el dólar pierda parte de su protagonismo, y eso no tendría por qué ser algo negativo.
Algo que a estas alturas ya nadie puede negar es que, mientras Estados Unidos impulsa leyes para proteger su moneda y preservar su influencia global, millones de personas recurren a bitcoin por motivos prácticos y profundamente humanos: resguardar su poder adquisitivo, eludir restricciones financieras o escapar de regulaciones fallidas. A diferencia del dinero fíat, cuya emisión puede expandirse sin límite según intereses políticos, BTC tiene un suministro máximo de 21 millones, lo que impide que su valor se diluya con el tiempo.
Así como el dólar fue clave para consolidar la globalización, especialmente tras su adopción por la OPEP y su expansión en otras industrias, nada impide que bitcoin, o incluso una stablecoin robusta, puedan jugar un papel similar en el futuro.
¿Qué sigue para la ley GENIUS?
La Ley GENIUS aún espera una votación final en el Senado, necesitando una mayoría simple para avanzar. Si se aprueba, deberá coordinarse con una ley similar en la Cámara de Representantes. Si ambas cámaras aprueban versiones distintas, un grupo de senadores y representantes negociará un texto unificado, que luego requerirá la firma del presidente Donald Trump.
Vale destacar que la propuesta legislativa impulsada desde la Cámara de Representantes es la Ley STABLE, presentada por los congresistas French Hill y Bryan Steil. Esta iniciativa busca regular las stablecoins exigiendo una reserva 1:1 en dólares estadounidenses o bonos del Tesoro, y restringe su emisión a entidades debidamente autorizadas. Aprobada con apoyo bipartidista por el Comité de Servicios Financieros a principios de abril, la ley está a la espera de ser debatida en el pleno de la Cámara. Al igual que la Ley GENIUS del Senado, la STABLE Act prioriza la protección del dólar frente a cualquier alternativa.
La regulación de las stablecoins en EE. UU. representa un esfuerzo ambicioso por integrarlas al sistema financiero tradicional. Sin embargo, no está de más preguntarse si su enfoque proteccionista plantea el dilema de si es posible preservar la hegemonía del dólar sin poner trabas a la innovación que tanto necesita el sector de los criptoactivos. Con el debate aún abierto en el Senado y el futuro regulatorio en el aire, será clave seguir de cerca los próximos pasos de las iniciativas.
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