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Usuarios de apps deberían prestar atención al panorama regulatorio para evitar sorpresas.
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El mensaje va por un camino, y las acciones por el sentido contrario.
Aprovechando que hay una cuenta regresiva en marcha para implementar una regulación sobre los exchanges de criptomonedas, la Cámara Fintech Argentina (CFA) desplegó una operación, a plena luz del día, con el objetivo de erguir barreras de entrada y mantener un control del mercado a través de regulaciones.
Las principales apps dedicadas a la compraventa de bitcoin (BTC) y criptomonedas en Argentina están mostrando una cara poco conocida. Lejos de los mensajes inspiracionales, llenos de color y lenguaje jovial, con referencias a revoluciones y conectarse con el mundo, las empresas del sector, a través de la CFA, revelaron sus intenciones de capturar regulatoriamente un mercado pujante y dinámico como las rampas de entrada fíat.
Por estos días, una delegación del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) está en Argentina evaluando las regulaciones en materia de anti lavado de dinero y financiación del terrorismo, y la implementación de sus directrices en materia de criptomonedas. En la práctica, el GAFI es el arquitecto del sistema de vigilancia financiero global. Y para cumplir con las exigencias del organismo, bajo la amenaza de ser incluida en una “lista gris”, la política argentina se prepara para cumplir con todos los requisitos del GAFI. Con creces.
La nueva regulación impone sobre “todas las personas humanas o jurídicas —constituidas en la República Argentina o de origen extranjero— que realicen” la compra o venta habitual de “activos virtuales” el registro ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) y el cumplimiento de onerosos requisitos regulatorios que afectan principalmente a las empresas más pequeñas y a los cambistas independientes.
De esta manera, las principales empresas del sector, cuyos fundadores no pierden la oportunidad en promover el uso de “activos descentralizados”, intentan mediante una clásica maniobra en la Argentina de capturar un mercado, amparándose en una distorsión de las exigencias del GAFI, o interpretándolas de la forma más benevolente para el organismo internacional.
Las capturas regulatorias ocurren cuando un grupo de interés enfoca sus esfuerzos en la aprobación de regulaciones que proteja su posición, modificando la dinámica del mercado. Pasa de estar regido por la competencia y las decisiones individuales de decenas de millones de personas, a un sistema en el que ganadores y perdedores son seleccionados a sola firma de un burócrata que establece leyes en favor de las empresas privilegiadas.
En este caso, las grandes firmas que pueden sostener el sueldo de uno o varios abogados y contadores del departamento de compliance serán las que podrán cumplir con las normas que están a punto de aprobarse en Argentina. Los cambistas independientes, las pequeñas casas de cambio físicas distribuidas en todo el país y vendedores P2P se verán perjudicados por esta regulación. En ningún caso una ley podrá detener su actividad, pero sí los empujara a operar en un mercado clandestino.
Enemigos de la privacidad
Algunas empresas son conocidas por adoptar posturas principistas respecto de la privacidad de sus usuarios. Apple, por ejemplo, mantuvo una disputa con el FBI en 2015, cuando resistió por vías legales cumplir con órdenes judiciales que le ordenaban colaborar con el organismo estatal en la apertura del iPhone de un terrorista que abrió fuego en una ONG de San Bernardino, California. En Argentina también los exchanges son principistas, pero siguen otros principios de los que proclaman sus founders y CEO: los contrarios.
En vez de adoptar una postura pro-mercado, como el clima de época que se respira en el país, van más allá y proponen brindarles un estatus fiscal especial a las llaves privadas que estén en poder de los exchanges, generando un beneficio impositivo frente a aquellos que optaron por la custodia de sus propias monedas.
En concreto, propone “excluir del Impuesto a los Bienes Personales a las tenencias de activos virtuales que, al 31 de diciembre de cada año, se encuentren almacenadas y/o custodiadas por” un exchange regulado en Argentina, que esté inscripto ante la Comisión Nacional de Valores, un requisito hoy inexistente. Además, aspira a ubicarse en una posición de privilegio frente al comercio P2P virtual y físico, al proponer “eximir del Impuesto a las Ganancias” las ganancias y rendimientos con “activos virtuales”, siempre y cuando intervenga un exchange regulado en Argentina.
Con esta propuesta, la CFA busca desincentivar la custodia individual de bitcoin y criptomonedas, con la excusa de que otros activos, como el dinero en efectivo, si el último día del año están depositados en una entidad bancaria están exentos del pago del Impuesto a los Bienes Personales. Lejos de ser una regulación “inteligente y progresista”, como dice en el comunicado, es una actitud condescendiente que no está pensada en lo mejor para sus usuarios sino para sus negocios.
Y no está mal que así sea. Mientras existan los mecanismos estatales que lo permiten, los empresarios sin remordimientos éticos intentarán capturar el mercado.
El problema es la contradicción que existe entre el mensaje que transmiten desde las marcas y el mensaje que transmiten sus departamento de Relaciones Institucionales. Esto queda expuesto cuando, por ejemplo, el líder de políticas públicas de un exchange internacional, pero con operaciones en Argentina y membresía en la Cámara Fintech, le dice a Criptonoticias que “también se deben incorporar otros mecanismos de prevención” como la “regla de viaje”, que obligaría a informar acerca del destinatario de las transacciones desde exchanges.
Mientras el mensaje va por un lado, las acciones de estas empresas van por el camino opuesto.
Lo que se viene
Lejos de ser una regulación que beneficie al mercado, lo que se aprobará en las próximas horas o días representa todo lo contrario.
Genera trabas burocráticas para las empresas nuevas, excluye a cambistas independientes sin la capacidad de soportar una estructura legal para cumplir con las nuevas regulaciones, crea mayor fricción para la apertura de cuentas y efectuar transacciones, expone a los usuarios a puntos centrales de fallas al desincentivar la custodia individual, y demuestra el poder de lobby de la industria para hacer leyes a su medida.
Este episodio refuerza la importancia de controlar las llaves privadas y de ser el propietario de tu bitcoin. Pese a ser un sector relativamente nuevo, los exchanges han mostrado que mantienen los viejo vicios de los cazadores regulatorios. Si no son tus llaves, tus monedas están bajo el control de empresas que no dudarían un segundo en entregar las tenencias de sus usuarios, si eso implica congraciarse con las necesidades del gobierno de turno.
Muy lejos quedará, por ahora, una propuesta regulatoria compatible con la competencia libre y la innovación en el sector. Ya no será correcto llamar a los usuarios de estas apps “clientes”. Ahora, bajo el nuevo armado regulatorio, ahora están en cautiverio por lo que sería más atinado llamarlos “cautivos”. Por supuesto, siempre habrá opciones para liberarse.
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