Hechos clave:
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La emisión de Bitcoin está intacta, mientras los gobiernos imprimen dinero a su antojo.
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Bancos centrales europeos exploran monedas digitales, pero con el mismo enfoque de las fíat.
La pandemia ha afectado seriamente las economías. Cuarentena, aislamiento, paralización de actividades económicas y bajos niveles de producción han creado un nuevo problema que enfrentan los gobiernos del mundo. ¿La respuesta de muchos de ellos? Mayores políticas inflacionarias.
La más reciente en sumarse ha sido la Comisión Europea, que propuso este miércoles 27 de mayo un “fondo de recuperación” para economías de la región que podría alcanzar los 750.000 millones de euros, de los cuales 500.000 millones serían subsidiados y otros 250.000 en forma de créditos.
Según reseñó Europa Press, el planteamiento de la Comisión Europea es acudir a los mercados de deuda, buscando recaudar el monto requerido a través de bonos pagaderos en un plazo de 30 años a partir de 2028.
La fórmula parece poco alentadora para el futuro, tal como la impresión casi incontenible de dólares que ha estado efectuando la Reserva Federal en Estados Unidos. Estos rescates no solo no han mostrado resultados en un corto plazo hasta ahora, tampoco parece que representen soluciones a futuro, cuando la inyección de miles de millones de euros incida inflacionariamente en los bolsillos de ahorristas y la población en general.
Lo peor del caso es que, mientras se toman medidas inflacionarias, todavía no está claro cuándo las economías serán efectivamente reactivadas, porque, incluso flexibilizando cuarentenas, los riesgos de nuevas oleadas de contagios, muertes y colapso en los sistemas sanitarios vislumbra una clara distancia temporal para la vuelta a la “normalidad”.
¿Hay refugio posible ante tal debacle anunciada, incluso por el Fondo Monetario Internacional? Recordemos que la institución prevé una recesión de proporciones nunca antes vistas, a causa de la pandemia que mantiene en pausa gran parte del mundo.
Inflación, deflación o al menos saber lo que se viene
Bitcoin mantiene intacta su política de restringir la emisión, con un ritmo no solo controlado sino decreciente. Hace poco más de un mes, de hecho, inició el cuarto ciclo emisor de su historia, cuando el tercer halving redujo las recompensas a los mineros (es decir, la “impresión” de bitcoins) a la mitad por cada bloque.
Pero volvamos al principio. Una cosa que está clara en Bitcoin es que no existirán más de 21 millones de BTC. La emisión está controlada al punto de limitar su existencia y, en el camino, darle uno de sus principales atributos como refugio de valor a bitcoin: ser escaso. Como el oro, por ejemplo, con la diferencia de que sabemos con total certeza su límite de circulación. Está escrito en su código.
Luego, el ritmo de creación de esas monedas no solo es constante, sino que también es diáfano. Cada bloque de la cadena crea una determinada cantidad de bitcoins. En el período actual, esa cantidad es de 6,25 BTC por bloque. Y los bloques son minados, en promedio, cada 10 minutos.
Por último, como ya hemos asomado, hay ciclos establecidos también desde el código, destinados a reducir el ritmo —más bien la cantidad por bloque— de la emisión: el halving. Se sabe que ese evento ocurre cada 210.000 bloques y que eso, en tiempo “humano”, representa alrededor de unos 4 años.
Esos elementos nos dan la posibilidad de calcular cuántas monedas entrarán en circulación en determinado lapso temporal. En términos de mercado, inversiones y actividades como la minería, es una clara ventaja poder prepararse para eventos específicos que están anunciados en el propio código de Bitcoin desde su creación, hace poco más de una década.
Con todas estas variables en mente, ciertas estimaciones sitúan en un lejano próximo siglo la creación del último bitcoin. Para entonces, ya las recompensas serán de unas pocas fracciones de la moneda, gracias al halving.
¿Sabemos cada cuánto y bajo qué condiciones los bancos centrales emiten dinero o crean deuda para justificar un dinero sin respaldo orgánico? A discreción. Europa ya hizo algo similar a lo planteado en esta ocasión cuando emitió bonos para rescatar a las economías en crisis de Portugal, Irlanda y Grecia. Los resultados no fueron los esperados: los rescates no ayudaron a resolver las situaciones económicas de estos países, y en casos como el de Grecia el remedio fue peor que la enfermedad.
Buscando su propio “Bitcoin”, no pasan de la versión digital de su fíat
Mientras emiten deuda que no hace sino empeorar el panorama a largo plazo, muchos bancos centrales europeos se suman a la “fiebre” de “la blockchain” y de las monedas digitales, con el apoyo manifiesto de la Unión Europea.
Principalmente, exploran las posibilidades de las stablecoins o monedas ancladas para crear sus propias monedas digitales. Básicamente, una versión no física de sus monedas fíat, con las mismas premisas de emisión a discreción, control estatal y reglas a conveniencia.
¿Será esa una alternativa para economías más sanas? No. Se cambiaría el nombre y el proceso de emisión. Quizá mejoren procesos de transacciones con respecto al funcionamiento actual de la banca. Pero en términos de políticas económicas, no habría sino un cambio nominal.
Tanto así, que la firma de inversiones Grayscale llegó a la conclusión en una investigación, recién publicada, que el lanzamiento de monedas digitales de los Bancos Centrales podría potenciar el uso de bitcoin, gracias al contraste entre ambas propuestas que terminaría resaltando las cualidades de la criptomoneda entre los potenciales usuarios.
Siendo un ciudadano entre Bitcoin y el descontrol fíat
Uno de los principales argumentos contra la masificación del uso de bitcoin es su volatilidad. Y es cierto: el mercado de bitcoin y el resto de criptomonedas es muy joven y la estabilidad en el precio se asoma todavía muy lejana.
Pero la presunta estabilidad del dólar, si bien se sostiene en un corto y mediano plazo, no es tal si nos remitimos a su evolución en un lapso de tiempo mayor: la inflación acumulada ha redundado en una constante pérdida del poder de compra del dólar, desde que la Fed tomara las riendas económicas en 1913.
El euro, por su parte, tiene poco más de 20 años y, sin embargo, ha tenido igualmente sus vaivenes con respecto al dólar. Nunca como Bitcoin, en términos de volatilidad. Pero sí llegó a estar incluso por debajo del valor de su lanzamiento.
Bitcoin, por el contrario, ha tenido un comportamiento de constante crecimiento en su valor. Sí, el precio actual no llega siquiera la mitad de su máximo histórico, pero un repaso a los precios mínimos por año da cuenta claramente de la tendencia alcista de bitcoin desde sus inicios.
¿Su gobierno emite dinero sin frenos, alimentando la inflación? ¿Ve a largo plazo el riesgo de perder el valor de sus ahorros o inversiones en euros? Quizá pueda hallar en bitcoin un nuevo refugio, con reglas claras de emisión y sin autoridad central que tome decisiones arbitrarias que afecten al resto.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.