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El petro es ofrecido como una herramienta disruptiva, pero para eso ya existe bitcoin.
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Los venezolanos prefieren bitcoin ante una moneda digital controlada por el gobierno.
Cierto negocio en el centro de Caracas tiene un letrero que se ha ido haciendo más común. El signo del petro (PTR), la criptomoneda lanzada por el Estado venezolano, aparece en dorado sobre un fondo negro, indicando que se acepta como forma de pago por los productos que vende el establecimiento. Me acerco, buscando entender mejor, y noto otro letrero, prácticamente igual al anterior. En ese otro se lee: “aceptamos bitcoin”.
Dos semanas antes, el mismo negocio no tenía ninguno de los dos letreros. Es decir, no aceptaban criptomonedas como forma de pago. ¿Qué cambió? Les presentaron el petro como una opción más viable que el bolívar para que sus ingresos no se devaluaran al ritmo que lo hace la moneda nacional venezolana.
Y junto a la criptomoneda del gobierno venezolano, la casa de cambio que les ofrece la opción de las criptomonedas les presentó también a bitcoin. Lo interesante es que, aunque todo comenzó con el petro, en este negocio terminaron prefiriendo a bitcoin. De hecho, al momento de nuestra conversación no habían recibido siquiera un pago en petros. Sí en bitcoin.
No es el único caso. El gobierno se ha encargado, promocionando el petro, de posicionar el concepto de las criptomonedas en la discusión nacional, a expensas de una falta de comprensión de parte de los venezolanos de a pie, que cuestionan la propuesta sin siquiera saber qué le antecede: bitcoin.
Petro y bitcoin, diametralmente opuestas
Lo primero que entienden los que investigan sobre las criptomonedas es una diferencia básica entre bitcoin, dash, ether (entre otras) y el petro. Este último es emitido centralizadamente por organismos gubernamentales, mientras que Bitcoin tiene un mecanismo descentralizado de minado de sus nuevas monedas, además de una política de limitar dicha emisión: no es posible la impresión a antojo de nuevas monedas, uno de los principales motivos del fenómeno hiperinflacionario.
Ahí entra en juego la desconfianza. La gente común tiene “petro” entre sus palabras ya adoptadas. Pero no desde la esperanza, o al menos no mayoritariamente. Más bien, las menciones cotidianas al petro son de burla, desconfianza o simplemente para restarle importancia a un anuncio más del gobierno sobre cómo aspira superar la crisis económica del país. Una “solución” que no ha resuelto la crisis en los más de dos años de existencia de su llamada criptomoneda.
Lo cierto es que recorriendo algunos lugares donde figura el signo del petro, siempre está acompañado por criptomonedas como bitcoin, dash, ether e incluso stablecoins ancladas al dólar estadounidense. Principalmente, la que se emite con el protocolo de préstamos de MakerDAO, DAI.
Uso de criptomonedas en Venezuela
Es innegable el terreno que han ganado bitcoin y otras criptomonedas en Venezuela. A pesar de que todavía no son una alternativa en términos de volumen con respecto a las transacciones en bolívares o divisas como el dólar.
Opciones de pago o transacciones con criptomonedas han ido aumentando especialmente este año, con cajeros automáticos para la compra de bitcoin y dash en Caracas o cajeros móviles en los estados Mérida, Lara y la propia capital. También se han instalado puntos de venta en diversos comercios y cadenas entre las más grandes del país ya adoptaron los pagos con bitcoin, dash, ether y hasta el mencionado petro.
De hecho, el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), instancia empresarial venezolana, reconoció recientemente el papel de las criptomonedas en el día a día del país. En cuanto al petro, Consecomercio considera que hay demasiadas incertidumbres en torno a la propuesta. Especialmente, por la falta de “una política económica consistente y armónica detrás de este activo”.
Comunicado de la Comisión de Economía de Consecomercio en referencia al decreto que obliga a las personas jurídicas y naturales a llevar una doble contabilidad, tanto en Bolívares como en Petros👇🏻 pic.twitter.com/p1eLJY4En5
— José Miguel Farías (@Jmfariasu) November 8, 2019
Cabe mencionar que el petro no solo se tambalea por desconfianza. El hecho de que la única forma de acceder al activo digital sea aportando datos personales y documentos de identidad de manera obligatoria, representa una desventaja para el petro con respecto a bitcoin. Con esta última, lo único que el usuario necesita es tener un monedero para sus bitcoins.
A pesar de ese contexto, hay venezolanos que usan herramientas asociadas al petro, incluyendo una denominada plataforma de ahorro con la criptomoneda. El problema es que incluso quienes lo usan, no saben bien cómo pasar esos fondos a un monedero para incorporar el petro a su cotidianidad. Así, resulta más sencillo usar otras criptomonedas con reglas y acceso más claros.
En el camino, el gobierno ha declarado el uso obligatorio del petro como unidad contable. Muchos se preguntan si este activo terminará desplazando el uso cotidiano del bolívar por decreto. Por el momento, el petro solo ha desatado entre muchos venezolanos la curiosidad por las criptomonedas que preceden la propuesta gubernamental.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.