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Una nueva medida asegura la continuidad de una visión pro bitcoin que se mostró al mundo en 2021.
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Centraliza el riesgo y contradice la filosofía descentralizada original de BTC.
La Asamblea Legislativa de El Salvador, controlada por el partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele, aprobó el jueves 31 de julio una serie de reformas constitucionales que permiten la reelección presidencial indefinida y extienden los mandatos de cinco a seis años.
Con la decisión, que consolida el poder de Bukele, surgen interrogantes sobre las implicaciones de su permanencia indefinida para el ambicioso proyecto Bitcoin (BTC) de la nación centroamericana, que incluye un tesoro estatal basado en la moneda digital pionera, el desarrollo de iniciativas como la Bitcoin City y la creación de un ecosistema financiero basado en activos digitales. ¿Podrá Bukele revitalizar este experimento, o su estilo de gobernanza centralizado limitará su impacto?
En sí, la votación, que culminó con 57 votos a favor y solo 3 en contra, fue un mero trámite para la aplanadora oficialista. La propuesta, presentada por la diputada Ana Figueroa, eliminó los límites a la reelección y suprime la segunda vuelta electoral. Este movimiento se produce después de que Bukele ganara un segundo mandato el año pasado, a pesar de la prohibición constitucional, gracias a un fallo de 2021 de la Corte Suprema, cuyos magistrados fueron nombrados por su propio partido.
Para algunos miembros de la comunidad de Bitcoin, esta permanencia de Bukele en el poder puede interpretarse como una señal de estabilidad. Quiere decir que la Ley Bitcoin no corre el riesgo de ser abolida y que habría más posibilidades de que se concrete el proyecto de la futurista de la Bitcoin City, porque son iniciativas intrínsecamente ligadas a la visión de Bukele.
Con la posibilidad de permanecer en el poder indefinidamente, se estaría asegurando la continuidad de estas políticas a largo plazo, eliminando el riesgo de que un futuro gobierno opositor desmantele el ecosistema bitcoiner que está en construcción desde 2021.
Para un emprendedor que se mudó al país atraído por las promesas para los bitcoiners, la permanencia de Bukele es sinónimo de previsibilidad.
Sin embargo, para los maximalistas de Bitcoin, esta consolidación de poder es una paradoja. Esto, sobre todo por el hecho de que el proyecto con Bitcoin de El Salvador se convierte en algo peligrosamente dependiente de la estabilidad y las decisiones de un solo líder, centralizando el riesgo en la misma figura que prometió una revolución financiera descentralizada.
El Salvador, un país de contrastes
La oposición en la Asamblea lo dejó claro. «¡La democracia en El Salvador ha muerto!», exclamó Marcela Villatoro, del partido ARENA, uno de los tres votos en contra. «No se dan cuenta de lo que trae la reelección indefinida: trae una acumulación de poder y debilita la democracia… crece el nepotismo y se detiene la participación política», advirtió.
Por su parte, los defensores de Bukele creen que la medida es un acto de voluntad popular. «El poder ha vuelto al único lugar al que realmente pertenece… al pueblo salvadoreño», afirmó Suecy Callejas, vicepresidenta de la Asamblea.
Esta defensa se apoya en la inmensa popularidad de Bukele, forjada sobre su exitosa y dura guerra contra las pandillas, una política que ha llevado a la cárcel a decenas de miles de personas bajo un régimen de excepción que suspende garantías constitucionales. Los salvadoreños, cansados de la violencia, han estado dispuestos a pasar por alto las críticas sobre autoritarismo a cambio de seguridad en las calles.
No obstante, si la presión internacional por violaciones a los derechos humanos se intensifica —como ya advierten grupos como Cristosal, que recientemente abandonó el país—, El Salvador podría enfrentarse a sanciones que afectarían su economía y, por ende, la viabilidad de su modelo con Bitcoin.
Un FMI imponiendo condiciones para adoptar bitcoin
Por otro lado, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que prohíbe la compra de bitcoin y limita la minería por parte del sector público después de febrero de 2025, complica aún más esta visión.
Este acuerdo con el FMI representa un freno a las ambiciones estatales en relación con bitcoin. El préstamo de 1.400 millones de dólares otorgado por el organismo, impone límites estrictos al proyecto bitcoiner de la nación centroamericana.
Como lo informó CriptoNoticias, las condiciones clave incluyeron ajustes en la Ley de Bitcoin, haciendo voluntaria su aceptación, revirtiendo su carácter obligatorio. Los impuestos ahora deben pagarse en dólares, y la Chivo Wallet se eliminaría gradualmente para julio de 2025.
Además, está la duda de si el país está aumentando sus tenencias de BTC o se trata de un espejismo, como lo señala el FMI.
En definitiva, Nayib Bukele ha ganado la posibilidad del poder absoluto, pero su proyecto estrella con bitcoin parece haber perdido la libertad que pregonaba. Con la reelección indefinida en una mano y las estrictas condiciones del FMI en la otra, el presidente se enfrenta a una elección inevitable. Y frente a ello, el experimento que comenzó como un grito de independencia financiera, ahora debe obedecer las reglas del sistema que pretendía desafiar. Queda claro que la era Bukele será larga, pero también queda por ver si su era como presidente pro bitcoin será algo más que un espejismo controlado.