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Los fondos cotizados en bolsa son una forma indirecta de atraer capital hacia bitcoin.
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El impulso de BlackRock y otras empresas puede ser necesario para el crecimiento del ecosistema.
Hernán González es columnista de CriptoNoticias, puedes ver todas sus publicaciones aquí.
Si no conocés que es BlackRock, te lo resumo en una oración: es una corporación estadounidense fundada a fines de los ’80 que, aunque se destaca por sus exorbitantes ingresos anuales, su fuerte está en ser una de las administradoras de activos más grandes del planeta. Tiene más de 9 billones de dólares de valuación de los mismos (9 trillions para los anglosajones).
Y como imagino que entendés sobre Bitcoin, ya estarás sospechando de qué se trata todo esto.
Así es. BlackRock invierte su dinero en bitcoin (con minúscula, refiriéndome a la criptomoneda). Pero no cualquier suma, sino decenas de miles de millones de dólares. Es de público conocimiento que la firma tiene grandes reservas de este activo escaso y también que no se olvida de acumular cuando los precios caen, accediendo al activo cuando el mercado ofrece algunos descuentos.
Pero en estos últimos días se conoció su nueva apuesta para generar exposición a bitcoin en la bolsa de mercados de EE. UU. ¿Escuchaste algo de esto?
Una forma de atraer capitales
Aunque no nos guste, sabemos muy bien que el mercado de criptomonedas y la bolsa de una u otra forma están conectados entre sí. La bolsa estadounidense, por ejemplo, funciona hace cientos de años. No podemos pretender, entonces, que un mercado internacional con menos de quince años de antigüedad, como lo es el de las criptomonedas, funcione de manera ciento por ciento independiente.
Los índices S&P 500, Dow Jones, Nasdaq, muestran la evolución del mercado estadounidense, tomando en cuenta diversas variables (las 500 empresas más importantes, el sector tecnológico, etc.), pero no los podemos comprar de manera directa.
Y ahí aparece la pregunta: si quiero beneficiarme, por ejemplo, del crecimiento no de una empresa sino de un sector o de otro activo que cotiza en otro mercado, ¿cómo puedo hacerlo?
Respuesta: existen los ETF (Exchange Trade Funds), fondos cotizados que pueden comprarse y venderse con la misma facilidad que una acción, pero que normalmente replican el funcionamiento de un índice como los que nombramos o de un commodity, entre otras posibilidades.
¿A qué vengo con esto? Particularmente en estas semanas, se conoció la intención de BlackRock de sumar un ETF de ni más ni menos que de bitcoin, habiendo ya presentado la documentación necesaria ante la SEC.
Pero este ETF tiene una particularidad: no es de futuros, como sí lo habían sido los ETF aprobados durante 2021 sobre BTC, sino que es al contado, promoviendo reducir el riesgo de inversión. De hecho, hace apenas unos días atrás, se aprobó también el primer ETF de futuros de bitcoin que permite un 2X de apalancamiento, de la firma Volatility Shares Trust y ahora, otros tres más de futuros por parte del Banco HSBC, basados en bitcoin y ether.
Y aunque no sabemos si será aprobado el de BlackRock, esta misma es una forma más de linkear el mercado tradicional con el de las criptomonedas, de derivar capitales de un mercado a otro y de generar exposición (aunque de forma no directa) en las empresas sobre BTC, ya que quien lo ofrece debe comprar el activo como colateral.
¿Adopción directa o indirecta?
Comprar un ETF de bitcoin no es lo mismo que comprar bitcoin. Tampoco es lo mismo que un trust, donde una empresa administra el dinero de sus clientes y lo invierte en un paquete de activos. Estamos hablando de cuestiones diferentes.
De hecho, si nos pusiéramos a hilar fino, podríamos decir que un ETF es un instrumento financiero, mientras que bitcoin puede que sí o que no según qué interpretan las normativas en cada país o territorio.
Pero, a falta de un ETF al contado de bitcoin, muchas empresas compran acciones de otras empresas que compran bitcoin. Un verdadero trabalenguas, ¿no?
Desde 2020, cuando MicroStrategy, la firma de Michael Saylor, empezó a acumular BTC a gran escala hasta convertirse en la empresa con mayor cantidad de bitcoin del mundo. Muchas organizaciones, sin comprar la criptomoneda directamente, buscaban exponerse a ella invirtiendo en acciones de la compañía.
¿Y adivinen quién viene haciendo eso desde hace rato? Exacto, BlackRock.
Lo que toca, lo potencia
La expresión de este subtítulo es una metáfora, pero tiene algo de verdad. Si un fondo de la magnitud de BlackRock se empecina en apostar al ecosistema cripto, está bueno prestarle atención. No por nada forma parte de las Big Three, junto a Vanguard y a State Street.
De hecho, ante la noticia, el precio de BTC se disparó hasta casi los 31.000 USD.
No me gusta defender ciegamente a nada ni a nadie. Existen rumores de que BlackRock ha utilizado fondos para financiar campañas electorales o conflictos bélicos. Algo que sí sabemos con certeza es que posee una importante participación en el sector energético mundial, apostando fuertemente al desarrollo de la industria de los combustibles fósiles, lo que le ha llevado a ser reconocido por algunos sectores como “un gran contribuyente al calentamiento global”.
Pero, más allá de las críticas a esta corporación, considero que hay que decirlo: si queremos que el ecosistema de las criptomonedas o particularmente bitcoin crezca, el impulso financiero de este tipo de fondos y la acumulación de bitcoin por parte de ellos, nos dan aliento.
A su vez, un indicio de que vale la pena mantenerse en el sendero de la descentralización del dinero y la búsqueda por la autonomía individual en cuanto a su manejo y disposición.
No dejemos que unos pocos fondos reúnan todas las esferas del dragón. O, mejor dicho, no dejemos que acumulen todo el poder que tiene para ofrecer bitcoin también a aquellos ciudadanos de a pie que deseen priorizar su desapego a las monedas de los Estados.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.