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La razón de ser de bitcoin es existir como dinero fuera de las regulaciones estatales.
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Bitcoin tiene como objetivo brindar libertad monetaria al margen del "compliance".
“Estamos viviendo en un mundo cercano a la singularidad pero con reglas del 1800”
Klaus Borges V.
Compliance es un término que viene del inglés y se suele usar en su lengua nativa. Una primera acepción es que consiste en el acto de obedecer una ley o regla, especialmente una que controla una industria, básicamente es la conformidad en el cumplimiento de requisitos oficiales. Como segundo significado también hace alusión al acto de hacer todo lo que alguien te dice o quiere que hagas. La traducción al español más próxima al término sería cumplimiento. Básicamente cumplimiento de lo normado y ordenado por el Estado.
Compliance es lo que se hace dentro del marco legal del derecho positivo regulado por el Estado -o Estados- y non-compliance es lo que está por fuera de la regulación de este derecho positivo.
No se debe confundir compliance con legalidad. En los sistemas más avanzados de organización social todas las creaciones nuevas, que no dañen a terceros son legales, pero al mismo tiempo están fuera de compliance. Ello atento al principio de que todo lo que no está prohibido está permitido sumado a la ausencia de normativas –compliance- específicas para el nuevo rubro. Normativas que aún no fueron creadas por los Estados por ser la creación humana muy reciente o bien porque los Estados entienden innecesario un compliance para el fenómeno en cuestión.
En este contexto jurídico normativo político cultural nace Bitcoin en 2009. Legal y sin necesidad de adecuarse a compliance alguno dada la ausencia normativa específica de compliance en aquella fecha. Posteriormente, a medida que la red fue ganando importancia, los Estados comenzaron a crear la normativa de compliance específica para esta tecnología. Lo que nos trae al presente en el que nos encontramos, en un 2024 de hiper regulación estatal del fenómeno monetario.
Si bien Bitcoin puede usarse en forma compliance, su razón de ser es existir como dinero para ser usado por fuera del compliance.
Bitcoin es esencialmente un sistema de efectivo electrónico p2p (par a par), o sea sin intervención de terceros indeseados. Puede haber terceras y cuartas partes intervinientes, pero siempre y cuando sean deseadas por los partícipes de la transacción.
Por ejemplo, al hacer una transacción de una billetera de firma simple a otra de firma simple estaríamos ante un caso de p2p puro. Sin ningún tercero involucrado. Pero también se pueden hacer transacciones multisig donde diferentes entes controlen variadas claves privadas y su participación en el esquema resulte necesaria.
En un ejemplo más extremo en cuanto a la participación de múltiples entidades podemos imaginar una transacción de bitcoin con envío de sats a un exchange (VASP) regulado. En este último caso, si bien la transferencia es p2p (remitente envía directo al receptor), indirectamente participa también el regulador puesto que este último controla -en forma más o menos directa- las acciones del VASP. Esto incluye, en mayor o menor medida, la administración de las claves privadas mediante el uso del monopolio de la fuerza, la coerción y la amenaza de violencia y prisión.
La esencia del protocolo consiste en funcionar sin necesidad de obediencia a leyes o reglas que lo regulen. O sea, sin -necesariamente- cumplir los requisitos oficiales. Está diseñado para servir a la humanidad en su conjunto sin tener que obedecer a tal o cual individuo. Sin importar si tal o cual persona fue elegida como alguna forma de representante de algún Estado, como congresal, Presidente, Primer Ministro, Emperador Supremo o Monarca absolutista de la galaxia de Andrómeda.
Para bitcoin, no sólo cualquier título nobiliario es irrelevante, sino que además tampoco le afecta la cantidad de gente armada que el representante del Estado posea bajo su nómina. Incluso aunque el atacante posea suficiente arsenal nuclear para eliminar a la humanidad entera del planeta, esta persona no puede revertir ni censurar una sola transacción.
En otras palabras: el protocolo global humano de transmisión de dinero es inmune a los patoteros, sin importar la fuerza del bravucón o bravucones de turno.
Entonces, ¿tiene sentido promover el uso de Bitcoin en compliance? ¿Se puede obtener algo positivo para la sociedad buscando incidir en los Estados para que tal o cual forma de uso de Bitcoin resulte en compliance? ¿Las modificaciones normativas que amplíen las posibilidades de uso de bitcoin en compliance son favorables para la sociedad en su conjunto? ¿Tiene sentido educar al Estado tratando que no vulnere libertades por errores en su entendimiento de la tecnología? ¿Sería muy descabellado pensar que el encorsetamiento de ciertos usos de esta tecnología en una forma compliance constituye en verdad un ataque a la red? Debido al pretenso uso de la red contrario a su esencia. De ser así, ¿acaso el basilisco no morderá a quienes lo quieren enjaular?
No tengo las respuestas a estas preguntas pero pareciera que Bitcoin y el Estado en su forma actual no pueden coexistir durante mucho tiempo. Uno de los dos se verá obligado a cambiar y no será Bitcoin el que cambie.
Camilo JdL para Criptonoticias a las 846072 timechain
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