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La Orden 6102 de 1933, que confiscó el oro, sirve como el manual para un posible robo digital.
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El plan estatal avanza por fases: primero vigila, luego podría prohibir la autocustodia de BTC.
En 1933, la Orden Ejecutiva 6102 permitió al gobierno de EE. UU. confiscar el oro de sus ciudadanos. Hoy, en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y regulaciones, los gobiernos podrían estar preparando un «robo digital» contra bitcoin. Los conflictos globales, como los de Oriente Medio, podrían ser la cortina de humo perfecta para justificar un nuevo atraco financiero.
Para entender el futuro, primero debemos mirar al pasado. Esto debido a que por más de 90 años, el teatro de la guerra se rige por el mismo manual que permite y busca confiscar riqueza.
En medio de la Gran Depresión, en el año 1933, el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, obligó a los ciudadanos estadounidenses a entregar su oro a cambio de dólares devaluados, bajo la justificación de estabilizar la economía durante la Gran Depresión.
Otros países siguieron el ejemplo, ya que Australia restringió la posesión de oro en 1934 con el Gold Control Act, mientras que el Reino Unido impuso controles en 1966 durante una crisis de la libra esterlina.
Más recientemente, en 2013, Chipre confiscó hasta el 47,5% de los depósitos bancarios superiores a 100.000 euros en un «corralito» para rescatar su sistema financiero.
Estos precedentes muestran un patrón claro: en tiempos de crisis, los gobiernos confiscan riqueza. Hoy, bitcoin, con su naturaleza descentralizada y su escasez programada, se ha convertido en el «oro digital» que los estados codician.
Bitcoin es el nuevo oro, y los Estados lo codician
El sistema financiero global enfrenta una deuda pública insostenible, que supera los 315 billones de dólares según el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, imprimir más dinero solo alimenta la inflación, devaluando las monedas y erosionando el poder adquisitivo.
Ante ellos, bitcoin destaca por su límite de 21 millones de monedas y su resistencia a la censura, ofrece una alternativa que los ciudadanos están adoptando para proteger su riqueza. Esto lo convierte en un desafío directo al control monetario estatal.
Las regulaciones recientes, como las aprobadas en Washington, la capital de Estados Unidos, así como en los estados de Arizona, Texas, California y España, demuestran que los gobiernos ya están tomando medidas para legalizar el decomiso.
Los Estados saben que no pueden crear bitcoin ni imprimirlo, y además lo miran como una amenaza a su poder. Por ello, la estrategia estatal sigue un guion predecible: si no puedes competir, destrúyelo; si no puedes destruirlo, róbalo. Y para justificar el robo, necesitan una crisis. Necesitan un pretexto, y el de la guerra es el que mejor les ha funcionado.
Para que bitcoin ya no sea una amenaza para el monopolio estatal, necesitan arrebatarlo a sus ciudadanos. De tal manera que el plan sería neutralizar a la moneda creada por Satoshi Nakamoto, que tanto poder le está dando a las personas y a comunidades enteras.
El guion ya está escrito y se desarrolla en 3 fases
Con una mirada hacia el pasado es fácil comprender que si la historia nos proporciona el manual de instrucciones para la confiscación, la tecnología actual dicta los capítulos de su ejecución.
El plan estatal para el decomiso de bitcoin puede estar siguiendo una hoja de ruta clara, avanzando en tres etapas que combinan la regulación, la coerción tecnológica y, finalmente, la fuerza bruta.
Fase 1: el asalto sigiloso que ya está sucediendo. A través de la regulación de la industria y con el KYC el Grupo de Acción Financiera Internacional (FATF), que obligan a exchanges a recopilar datos de usuarios. Con este procedimiento, los gobiernos mapean quién posee bitcoin y criptomonedas. Y a esto se le pueden sumar impuestos confiscatorios que hagan inviable su uso.
Fase 2: el acorralamiento digital. El siguiente paso sería prohibir la autocustodia, obligando a los ciudadanos a mantener sus activos en exchanges centralizados y bancos regulados. En ese momento, los fondos en bitcoin dejarían de ser de los usuarios. Serán un apunte contable a merced del Estado.
Fase 3: la orden 6102 digital. En medio de la crisis generada o acelerada por la guerra, se declara una «emergencia nacional» y se prohíbe la posesión privada de bitcoin, exigiendo su entrega a cambio de dinero devaluado del estado.
La guerra actual, con su ruido y su furia, es la cortina de humo perfecta. Proporciona la justificación moral y política para implementar medidas que en tiempos de paz serían consideradas tiránicas.
La guerra también puede erosionar las defensas de la libertad económica de la población. Esto con mayor control sobre la única forma de dinero que el Estado no puede dominar. La batalla por los bitcoin que están en poder de la población puede ser visto como una teoría, pero también como el eco de un patrón histórico que resuena con una claridad aterradora.
La guerra, ¿inevitable o solo cortina de humo?
Los conflictos actuales, como las tensiones entre EE. UU., Israel e Irán, proporcionan un pretexto ideal para que los Estados tomen medidas financieras drásticas.
La narrativa de la «seguridad nacional» o la «lucha contra el terrorismo» se ha utilizado históricamente para justificar vigilancia y control, como la Ley Patriota o Patriot Act de 2001, que, entre otras cosas, amplió el monitoreo de transacciones financieras.
Hoy, los gobiernos señalan a bitcoin como una herramienta para financiar actividades ilícitas, a pesar de que estudios como el de Chainalysis (2024) muestran que solo el 0,34% de las transacciones en criptomonedas están vinculadas a actividades ilegales. Esta narrativa podría justificar una confiscación masiva, bajo el argumento de «estabilizar la economía» o «financiar la defensa».
En este contexto, la narrativa de una «emergencia nacional» por una amenaza nuclear puede convertirse en el pretexto perfecto para justificar leyes draconianas, como una versión moderna de la Orden 6102, que permita a los Estados confiscar activos descentralizados como bitcoin bajo el argumento de «financiar la defensa» o «estabilizar la economía».
Protege tus bitcoin, resguarda tu libertad
¿Estás preparado para proteger tu riqueza en un mundo donde los gobiernos buscan controlarlo todo?
Primero, apuesta por la autocustodia. Es decir, guarda tus fondos en BTC en plataformas que aseguran que tus claves privadas permanezcan en tus manos, lejos de custodios regulados.
Segundo, prioriza la privacidad con herramientas como CoinJoin, que dificultan el rastreo de tus transacciones.
Y finalmente, edúcate: comprende que el Estado no es tu aliado, sino tu adversario en un juego de suma cero donde tu libertad financiera está en juego.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.