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Mientras EE. UU. avanza en la creación de una reserva, algunos bitcoiners cuestionan su validez.
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"El Estado no necesita reservas de ningún tipo y menos de Bitcoin".
Son varias las dudas que me surgen en medio de la inminente creación de una reserva de criptomonedas por parte del gobierno de Donald Trump. Y una de ellas tiene que ver con un debate aún abierto en redes sociales sobre la forma en que este proyecto se alinea con la misión original de Bitcoin.
¿Está la reserva dentro de la visión que tuvo Satoshi Nakamoto con Bitcoin?, es una de las cosas que me ponen a pensar. Más, cuando unos creen que sí y otros creen que no. Un dilema interesante, considerando que Satoshi ya no está entre nosotros para aclarar las dudas.
«Bitcoin nació como un desafío al sistema, como un refugio frente a la manipulación estatal y la impresión descontrolada de dinero», dice el inversionista @yonki_mercados.
Llama la atención sobre el hecho de que la moneda digital fue concebida para «desafiar al dólar y socavar al Estado». De ahí que luzca paradójico que ahora el Estado también quiera comprar bitcoin.
«El Estado no necesita reservas de ningún tipo y menos de bitcoin», cuestiona el bitcoiner David Batagglia, recordando que el dinero que usarán para adquirir BTC es de la gente y temiendo que los gobiernos lleguen a controlar el mercado.
Son posturas que se contraponen a lo que plantea una figura relevante en el ecosistema, como Samson Mow, CEO de JAN3. El famoso bitcoiner es conocido por ser uno de los promotores de la adopción de BTC por parte de los gobiernos.
«Bitcoin no es diferente del oro o de cualquier otra forma de dinero que creció orgánicamente»,asegura. Para Mow, basándose en los escritos de Nakamoto, el anónimo informático habría estado de acuerdo con una propuesta de reserva como la que presenta Estados Unidos.
Algo que no es fácil de dilucidar, pienso. Sobre todo, considerando que el White Paper de Bitcoin expone la moneda que fue creada para servir como una versión puramente peer to peer (persona a persona) de efectivo electrónico, que permitiría enviar pagos en línea directamente «sin pasar por una institución financiera».
Se propuso entonces un sistema de pagos completamente descentralizado, opuesto al modelo económico bancarizado que generó la crisis financiera internacional de los años 2007 y 2008.
Esto último apunta a una visión de BTC más alineada a su uso como herramienta de pago. Sin embargo, en la práctica, esta perspectiva ha sido opacada por la premisa de que bitcoin es refugio de valor. El crecimiento del precio de la moneda digital en los últimos 15 años es lo que ha dado mayor fuerza a esta creencia.
En consecuencia, a medida que crece el estatus de bitcoin como oro digital, los gobiernos ven más clara la posibilidad de acumularlo. Un hecho que no se sabe si estuvo en la mente de Satoshi, aun cuando el almacenamiento estratégico, por parte de cualquier persona o entidad, haya estado en línea con sus pensamientos.
El debate seguirá abierto, y –guste o no a Nakamoto– el camino se abre para que la moneda digital llegue a los bancos centrales. Los mismos que fueron cuestionados por el creador, que con frecuencia evocó a la banca central y la impresión de dinero como temas de preocupación.
La raíz del problema con la moneda convencional es toda la confianza que se requiere para que funcione. Se debe confiar en que el banco central no degradará la moneda, pero la historia de las monedas fiduciarias está llena de violaciones de esa confianza. Se debe confiar en los bancos para que retengan nuestro dinero y lo transfieran electrónicamente, pero lo prestan en oleadas de burbujas crediticias con apenas una fracción de reserva.
Satoshi Nakamoto.
Ahora, es esa misma banca la que se dispone a acumular BTC en sus bóvedas (¿?). Esto, al tiempo que una pila de inversionistas aplaude con emoción solo porque este hecho puede hacer que suba el precio.
Particularmente, comparto la postura de que el objetivo expreso de Bitcoin, tal como fue concebido originalmente, se opone a la posibilidad de dar mayor poder al Estado. Se inventó para que la gente logre independencia financiera, eliminando la necesidad de custodios, reservas e intermediarios financieros centralizados.
Y para ello lo que se necesita es que la gente vea «más allá del precio», e incluso más allá de los carismáticos políticos que aseguran apoyar a bitcoin, y comience a intercambiarlo más que acumularlo, siguiendo su filosofía. Con eso se abren las puertas para el desarrollo de una verdadera alternativa financiera.
«Bitcoin es algo que solo necesita que lo comprendas, o al menos que hagas el esfuerzo de intentar entenderlo. Ni Trump, ni Bukele, ni Milei son responsables de esto, y no deberíamos esperar nada de ellos», señala en X el asesor de inversiones Gyasyc.
Son muchos los que, como Samson Mow, aseguran que las reservas gubernamentales acrecentarán el papel de bitcoin como un activo confiable a nivel global. Sí, puede que así sea, pero con ello también pierde fuerza como la piedra angular que se opone al sistema y sienta las bases para el nuevo sistema financiero del futuro.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.