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Es clave planificar los gastos y cubrir el riesgo ante una posible caída del precio.
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Depender del mercado en el día a día es perder de vista a bitcoin en el largo plazo.
Creo que ya no hay forma de negarlo -al menos, no si se ha racionalizado el comportamiento de bitcoin (BTC) en el mediano plazo y lo que va de este año 2022-, pero quizá toca decirlo con todas sus letras para espantar el negacionismo: el mercado bajista está aquí.
Lo dicen decenas de analistas. No solo por el más de 50% a la baja de la criptomoneda con respecto a su máximo histórico del noviembre pasado, también porque, más allá del mal rendimiento en lo que va de 2022, en las últimas semanas la situación ha empeorado. Bitcoin no logra remontar con fuerza la cuesta de los 30.000 dólares y el optimismo se ha ido acallando poco a poco entre los inversionistas.
Pero, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, esta situación no tiene por qué cambiarnos radicalmente la vida a quienes vivimos en el mundo bitcoiner o de las criptomonedas. Los memes de «trabajo en McDonald’s» o dejar de comer, aunque graciosos, no reflejan necesariamente la realidad.
En mi caso particular, que cobro mis honorarios directamente en bitcoin, el mercado no determina mi ritmo de consumo, la organización de mis gastos ni la calidad de vida mía ni de mi familia. Si el mercado determina tu vida diaria, lo estás haciendo mal.
No hablaré del resto de las criptomonedas porque no invierto ni hago trading con ellas. Al menos, no desde que enloquecí por un breve período de tiempo que ya comenté anteriormente en un artículo que publicamos en CriptoNoticias.
Para mí, bitcoin es muchas cosas. Pero a los efectos de esta nota, comentaré principalmente dos: se trata de mi vía de acceso a transacciones sin fronteras, con un paso sencillo y rápido a dinero fíat; y es una apuesta de inversión a largo plazo. Yo tengo un sesgo alcista con bitcoin; nunca lo he negado. Y quienes tenemos ese sesgo debemos hibernar con calma en los momentos invernales del mercado, porque son inevitables.
El dinero del mercado no se toca
Como ya he dicho, yo recibo mis pagos en BTC. Sin embargo, la unidad de cuenta para esos pagos sigue siendo el dólar. Es decir que mi presupuesto está claro en moneda fíat (como los costos de bienes y servicios), independientemente del precio de la criptomoneda en el mercado.
Por eso, puedo prever con tiempo mis gastos recurrentes (renta, mercado, servicios y hasta entretenimiento) y actuar en consecuencia. Aunque al principio me dejaba llevar (gracias a la inexperiencia) por los vaivenes del mercado, cosa que en algunos casos me favorecía y en otros me perjudicaba.
Cuando dependes de los comportamientos del mercado para tu día a día, habrá momentos en los que una subida repentina inflaba mis ingresos luego de cobrar; pero en otros casos, pasaba un día y mi salario había bajado 10% ante mis ojos. Hasta que dije «no más». Desde entonces, el monto destinado a gastos fijos lo paso directamente a alguna stablecoin, sabiendo que ese dinero se irá en el corto plazo pagando las cosas de la vida diaria.
El resto, se queda en bitcoin con una condición mental autoimpuesta: que no me importe lo que pase en el corto plazo porque, después de todo, mis BTC esperan por una versión mía que está varios años en el futuro. No son para mi yo de ahora. Es lo que podemos definir muy sencillamente como una inversión, y eso no se hace en plazos cortos.
¿Será especialmente largo este invierno? ¿Durará poco? Me es indiferente. Yo espero aquí sentado, bien abrigado, mientras otros prefieren pasar el frío invernal a la intemperie y descubiertos: dependiendo de que bitcoin suba para evitar un destino aciago.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.