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Desde Trump hasta empresarios como Michael Saylor y fondos de pensiones tienen en la mira a BTC.
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A pesar de la volatilidad, bitcoin se ha convertido en uno de los activos más atractivos del siglo.
¿Qué es bitcoin?, ¿será bueno invertir en eso?, ¿es peligroso? Eran las preguntas más comunes que se escuchaban hace unos años, cuando la casi desconocida moneda digital era tema de conversaciones entre la gente común.
Fueron tiempos de muchas dudas e incertidumbre en torno a un ecosistema que lucía aislado y minoritario; mientras pocos medios de comunicación se atrevían a dar informaciones sobre algo que no entendían. Aunque aún en el presente abundan los que publican textos que evidencian poco conocimiento.
Bitcoin era noticia por su supuesto vínculo con el cibercrimen, una matriz de opinión reforzada por bancos centrales y entidades financieras, que a cada rato emitían comunicados recomendando al público no meterse en este mundo «tan peligroso«.
Como contrapartida, crecían en internet los foros, blogs y canales que agrupaban a los miembros del ecosistema y a sus «arriesgados» seguidores, que acudían estas fuentes para aprender e invertir.
Se corría la voz de que las criptomonedas ayudaban a obtener ganancias, pero no era dinero admitido por los Estados. De hecho, andaban asustados. ¡Podías perder el dinero y hasta entrar a prisión!
La realidad es muy distinta en el presente cuando vemos cómo presidentes de países, políticos, empresarios y personalidades de todo tipo son los que ahora buscan explicar cómo usar bitcoin.
Se habla claramente de la forma de hacer inversiones con criptomonedas y se ha desatado una carrera frenética por adquirir criptomonedas.
Un cambio de estatus drástico para la moneda digital, creada en 2009 por el anónimo Satoshi Nakamoto, como herramienta para socavar el poder del Estado y de los bancos centrales.
Está quedando un tanto lejos esa meta, a medida que se acelera el interés de grandes firmas, empresarios y gobernantes por integrar a BTC en sus finanzas, dándole un puesto como activo estrella de sus portafolios. Y es que los consejos de inversión ya no son para los particulares, pues el foco de las recomendaciones se dirige a grandes inversionistas.
Así lo hace, por ejemplo, Andrew Hohns, CEO de Newmarket Capital, una firma que gestiona recursos en nombre de inversores institucionales de todo el mundo. Fue uno de los invitados al evento Bitcoin for America, organizado por el Bitcoin Policy Institute.
En su discurso presentó un enfoque estratégico para que el gobierno de Donald Trump emita unos bonos respaldados por BTC, que servirían para amortizar la cuantiosa deuda del país.
«Estos bonos pueden ahorrarle dinero al gobierno y mejorar el perfil de riesgo-retorno de los planes y el estado de financiación de Estados Unidos», explicó el especialista, que desde el año pasado ha estado asesorando a los fondos de pensiones para que inviertan en bitcoin.
La propuesta del CEO de Newmarket Capital va incluso más allá de la reserva de criptomonedas estatal, cuya creación ya fue aprobada por el presidente mediante orden ejecutiva.
«Entre otros beneficios, veo a bitcoin como un nuevo y poderoso enfoque para cerrar la brecha de activos/pasivos en las pensiones», señala el experto en inversiones. Sin embargo, observa que la inclusión de BTC en estos portafolios se hace con cantidades bajas, por temor a la volatilidad del activo.
Una preocupación comprensible, que también ha sido parte de importante del discurso en contra de la moneda digital, pero que los nuevos asesores -al igual que los antiguos- contrarrestan resaltando el crecimiento de BTC a largo plazo.
«Fíjate cuánto valía hace 10 años y cuanto tendrías ahora si hubieses comprado en esa fecha», es la frase que más se escucha en estos momentos.
Se alimenta así la visión de bitcoin como oro digital, un refugio de valor que los avezados especialistas quieren que los gobiernos y empresas atesoren, sí o sí.
Justamente, lo relacionado con las compras del gobierno de EE. UU. fue el eje de la charla de Michael Saylor, el presidente de la empresa que tiene más bitcoins en el mundo y ha desplegado una agresiva estrategia de inversión.
Y es en este discurso donde sale a flote la mentalidad imperialista de algunos de esos «nuevos bitcoiners», pues el empresario dio rienda suelta a su miedo de que otro país se apropie de los bitcoins que se emitirán en los próximos años.
¿Qué pasa si permitimos que otra nación reclame el título de superpotencia de Bitcoin? Si no lo reclamamos le damos a otro país el control de la red y de toda la riqueza del mundo y corremos el riesgo de empobrecernos e imperializarnos.
Michael Saylor, presidente de Strategy.
Algo semejante dice Rohit «Ro» Khanna, congresista que representa a California. «No quiero que todo ese valor y riqueza se generen fuera de Estados Unidos; quiero que Estados Unidos forme parte de esa generación de riqueza». Lo mismo ha repetido Trump en varias ocasiones, apuntando el dedo contra China.
Con esas palabras no solo se pone de relieve un deseo de controlar a Bitcoin de alguna forma, aun cuando están conscientes de la descentralización de la red.
Esa es la carrera que viene: una lucha por adquirir BTC que va más allá del hype. Es positivo, por un lado, pues bitcoin gana mayor posicionamiento y adopción, al estar en boca de estas figuras que influyen en mucha gente. No obstante, no hay que dejar de lado que ciertamente, pueden surgir esfuerzos por controlar el mercado.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.