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Según el IPCC, se requieren cambios sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad.
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Más que consumir energía, Bitcoin puede aprovechar excedentes de energía desperdiciados.
A inicios del mes de octubre, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU divulgó un informe alarmante en el cual precisaron la necesidad de limitar la temperatura global hasta 1,5 °C sobre los niveles preindustriales para disminuir el impacto del cambio climático en los ecosistemas, en la salud y bienestar humanos y en la economía mundial.
En dicho informe expresaron medidas como la reducción de alrededor del 45 % de las emisiones de dióxido de carbono en 2030, con respecto a los niveles de 2010, hasta alcanzar el cero neto en 2050. Recomendaron la masificación de las fuentes de energía renovables para 2050, de manera que estas satisfagan entre el 70 y el 85 % de la demanda de electricidad a nivel mundial. De igual forma, señalaron disminuir el uso de combustibles fósiles para la generación de electricidad entre el 3 y 11 % para el caso del gas, y entre 0 y 2 % en el caso del carbón.
En el informe también hicieron énfasis en las terribles consecuencias de un aumento de temperatura superior al mencionado e indicaron la necesidad de “cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”. Incluso se habla hasta de la consideración de técnicas poco probadas como la remoción de dióxido de carbono de la atmósfera para lograr el objetivo del 1,5 °C.
En este sentido, se trae a discusión el tema del consumo energético de la minería de Bitcoin y la necesidad de que esta actividad sea amigable con el ambiente, recalcando que sus operaciones seguirán desarrollándose durante más de un siglo, puesto se estima que el último bitcoin será minado en el año 2140.
La minería de Bitcoin y su demanda de energía
Todas las actividades humanas requieren de energía. En el caso específico de la minería de criptomonedas, se han expresado diversas opiniones acerca de la demanda energética de Bitcoin, entre las que se ha mencionado que es su talón de Aquiles.
Las fuentes consultadas coinciden en que la minería de Bitcoin requiere de una considerable cantidad de energía eléctrica, tanto para alimentar a los equipos mineros como para los sistemas de enfriamiento que se utilizan para evitar el sobrecalentamiento de los primeros. Sin embargo, otras actividades humanas consumen mucha más energía que Bitcoin.
Una investigación señala que la minería de metales preciosos consume 20 veces más energía que la minería de Bitcoin, una comparación que el autor describió como “con más sentido” por tratarse de dos actividades semejantes, en vez de comparar el consumo de Bitcoin con el consumo eléctrico de un país entero.
Otro estudio comparó el consumo eléctrico de todo un sistema bancario con Bitcoin, concluyendo que el primero utiliza más de 100 terawatts por año, mientras que el segundo apenas consume entre 25 y 30 terawatts por año.
Según comparaciones de Dan Held, cofundador de ZeroBlock e InterChange, la minería de bitcoin consume apenas el 7,8 % de lo que consume un sistema bancario, un 38,6 % de lo que consume la minería de oro y apenas el 3,1 % de la energía que consumen los gobiernos.
Incluso en la hiperbitcoinización, Held estima que la minería utilizaría apenas entre el 1 y 10 % de la energía mundial. Eso sí, también señala que la acuñación de monedas y la emisión de papel moneda utiliza apenas el 21 % de la energía requerida por la minería de criptomonedas. En contrapartida, el sistema bancario consume más de 12 veces la energía requerida por las minería de Bitcoin.
La eficiencia de la minería de Bitcoin y algunas alternativas
Lo que hace que la minería de Bitcoin consuma tanta energía es la Prueba de Trabajo o Proof-of-Work, el algoritmo de consenso utilizado. En este sistema, se utilizan computadoras con procesadores potentes, bien sea comerciales o especializados, para resolver acertijos hash, los cuales son necesarios para proponer el siguiente bloque de transacciones en la cadena de Bitcoin. A cambio, los mineros reciben una recompensa en BTC, por lo que la actividad genera un beneficio económico a los participantes.
Además de la electricidad que necesitan los equipos para estar conectados a la red, también requieren alimentar sistemas de refrigeración para evitar que se sobrecalienten los equipos mineros. Según Dan Held, la energía gastada en PoW es el muro de protección de Bitcoin y el algoritmo “transmuta la electricidad en oro digital”. Añade que el hecho de que PoW sea costoso no es un error del protocolo, sino más bien una característica, ya que el libro distribuido de Bitcoin “solo puede ser inmutable si y solo si es costoso de producir”.
La Prueba de Trabajo es, en palabras de Held, “la forma más simple y justa para que el mundo físico valide algo en el mundo digital”, una afirmación que también comparte Jan Klososwki, un diseñador de UX, que manifiesta que “PoW es la forma menos complicada de hacer el trabajo” y que el desperdicio de energía con Bitcoin es una falacia, puesto que más bien sirve como almacenamiento de energía sobrante.
Si bien Held señala que PoW es eficiente, no se cierra a optimizaciones del protocolo combinado con Proof-of-Stake (PoS) o Prueba de Participación, un algoritmo que se utiliza en redes blockchain como Lisk o Decred, y que Vitalik Buterin planea implementar en la red de Ethereum, debido a la preocupación que le genera la demanda de energía de PoW. Por otro lado, se han propuesto mejoras a Bitcoin para disminuir el consumo de energía sin afectar la seguridad de la red.
Demanda alta y energía renovable
Prácticamente todas las actividades humanas requieren de electricidad. La ONU destaca que “sin un suministro estable de electricidad, los países no podrán impulsar sus economías”. Por ello el ser humano tiene que enfocarse en que su producción sea lo menos contaminante posible, y más todavía con lo reportado por el IPCC.
Si bien algunas investigaciones señalan que la minería de criptomonedas puede llegar a consumir la electricidad de un país entero como el caso de Irlanda, República Checa o Chipre, expertos cuestionan las metodologías utilizadas en ese tipo de investigaciones y otros afirman que la energía que se utiliza para minar bitcoins es excedente y de fuentes renovables. Sin embargo, hay consenso en que la demanda energética es alta.
Según Jan Klosowski, “En Polonia, los mineros utilizan la energía producida por los parques eólicos que, debido a una ley de energía anti-renovable (Polonia intenta presionar y proteger su ineficiente industria minera del carbón) no puede venderse a la red”.
Muchas industrias que también consumen grandes cantidades de energía han ido evolucionando hacia la sostenibilidad, que es hacia donde también debe ir el desenvolvimiento de la criptominería.
Ahora bien, si se quiere que Bitcoin se consolide como un sistema financiero mundial, la minería de criptomonedas tiene que consolidarse como una actividad sostenible, de manera que satisfaga sus necesidades actuales de energía y que al mismo tiempo no genere problemas ambientales que afecten a las generaciones futuras.
Si la discusión se enfocara solo en la demanda de energía, estaríamos perdiendo el norte de ver a Bitcoin como una opción para aprovechar excedentes de energía renovable. Quizás algunos podrían alegar que el sistema Bitcoin no es necesario para el ser humano como para invertir energía en él, pero basta con recordar la razón por la cual fue creado: darle al ciudadano común el poder total sobre sus finanzas.
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