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Los rendimientos de los bonos del Tesoro han aumentado 0,65% en un mes.
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El mercado inmobiliario es uno de los más afectados.
Los bonos del Tesoro de Estados Unidos han mostrado un alza considerable en sus rendimientos, reflejando las dudas del mercado sobre la capacidad de la Reserva Federal (Fed) para controlar la inflación.
Tras el reciente recorte de tasas, un movimiento que debía traer calma, las señales parecen indicar lo contrario: el mercado habla, y no confía en el rumbo que ha tomado la Fed.
La Reserva Federal anunció el 18 de septiembre un recorte de tasas del 0,5%, fijándolas en 5,0%. Este cambio, el primero en cuatro años, marcó el fin de una política monetaria agresiva para moderar la inflación, como lo reportó CriptoNoticias.
Sin embargo, los rendimientos de los bonos, especialmente a largo plazo, se han disparado desde entonces, por tal razón, el reporte de The Kobeissi Letter indica que «el mercado dice que la Fed perdió su credibilidad».
Este recorte representa lo que se conoce como un “pivote”, un cambio de rumbo en la estrategia de la Fed. El objetivo de pasar de una postura agresiva a una más flexible era controlar la inflación sin asfixiar el crecimiento.
En el siguiente gráfico se pueden apreciar los rendimientos a 10 años de los bonos del Tesoro de Estados Unidos en el último mes.
Este aparente giro no ha logrado calmar a los mercados. La falta de confianza ha llevado a los inversionistas a exigir mayores rendimientos, impulsando el alza de los bonos del Tesoro y, como consecuencia, encareciendo las tasas hipotecarias a 30 años, que ya superan el 7%.
Inversionistas esperan mayor inflación
Para el analista de mercados Daniel Muvdi, la respuesta de los bonos revela que los inversionistas temen una persistencia inflacionaria.
“Los traders esperan inflación y están vendiendo bonos. Esto podría señalar que la Fed está en un punto complicado”, explica Muvdi, y añade que el mercado inmobiliario sufre por estas tasas hipotecarias en ascenso, lo cual afecta el costo de vivienda.
En lugar de confiar en la estrategia de la Fed, los inversionistas creen que la inflación no desaparecerá de forma inmediata, y esperan que las tasas de interés se mantengan altas durante más tiempo.
“Vigilantes de bonos” rechazan el rumbo tomado por la Fed
Esta situación se presenta en un contexto delicado, a tan solo días de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el próximo 5 de noviembre.
Según un reporte de la firma Yardeni Research, los “vigilantes de bonos”, operadores que históricamente protestan vendiendo bonos para elevar los rendimientos, “están votando de forma anticipada».
“Los vigilantes están votando contra la política monetaria moderada de Jerome Powell, ya que la economía está en un punto álgido, y el recorte de tasas aumenta el riesgo de sobrecalentamiento”, señaló Yardeni Research en un reciente informe.
Este fenómeno de “vigilantes de bonos”, término acuñado por Ed Yardeni en la década de 1980, refleja la postura de inversionistas que ven un posible desborde económico en caso de que se siga flexibilizando la política monetaria.
Las expectativas de inflación se agravan por el riesgo de un déficit presupuestario que aumente aún más. “Cualquiera que gane en las elecciones deberá enfrentar intereses por encima de un billón de dólares debido a la deuda federal creciente”, advierte el reporte.
Bitcoin, un sistema diferente
El alza en los rendimientos de los bonos del Tesoro y la desconfianza en la política de tasas de la Reserva Federal (Fed) exponen, una vez más, las tensiones de un sistema basado en deuda y ajustes monetarios continuos.
Bitcoin, en contraposición, representa un modelo financiero basado en la inmutabilidad y la escasez, con una emisión limitada y predeterminada de 21 millones de unidades. Esta estructura fija es la antítesis del enfoque expansivo de la Fed, que responde a problemas de liquidez e inflación mediante la emisión de más dinero, lo que diluye el valor del dólar.
Desde su creación en 2009, bitcoin ha sido visto como una forma de “oro digital”, cuya oferta fija y naturaleza descentralizada lo protegen de las decisiones centralizadas de política monetaria.
Mientras que la Fed ajusta las tasas para intentar equilibrar la inflación y el crecimiento, bitcoin se rige por un protocolo inmutable, libre de intervención humana. Esto se vuelve especialmente atractivo para los inversionistas que, ante la incertidumbre actual, buscan resguardar su valor en activos que no dependan de la estabilidad de un sistema económico fluctuante.
Además, bitcoin no solo plantea una alternativa de reserva de valor, sino también un escape ante posibles escenarios de devaluación o crisis fiscal en Estados Unidos y otros países. La posibilidad de que los futuros gobiernos tengan que lidiar con una deuda masiva e intereses cada vez mayores incrementa el riesgo de devaluación para el dólar. Ante esta situación, bitcoin emerge como una reserva de valor que podría preservar el poder adquisitivo de sus tenedores en el largo plazo.
La creciente adopción de bitcoin como inversión es, de hecho, una señal de cómo los actores del mercado están percibiendo el activo en momentos de inestabilidad económica. Si bien su volatilidad a corto plazo es un desafío, la naturaleza limitada de bitcoin le otorga características antiinflacionarias a largo plazo. Esta perspectiva es especialmente atractiva en un contexto donde el dólar y otros activos fiduciarios enfrentan riesgos de inflación.