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El Salvador posee 6.100 bitcoin (BTC) en su tesorería.
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FMI busca restringir las compras de BTC del gobierno de Nayib Bukele.
El Salvador irrumpió en la escena global hace cuatro años como el primer país en abrazar bitcoin (BTC) como moneda de curso legal, un experimento que capturó la atención de la comunidad bitcoiner.
Sin embargo, el rumbo de esta apuesta parece torcerse bajo la mirada del Fondo Monetario Internacional (FMI), que presiona al gobierno de Nayib Bukele para alejarse de la moneda digital.
Con un préstamo de 1.400 millones de dólares aprobado el pasado 26 de febrero, el país centroamericano enfrenta ahora restricciones que limitan su capacidad de aumentar sus reservas de BTC, que actualmente ascienden a 6.100 unidades de acuerdo a datos de Bitcoin Office de El Salvador.
Mientras las arcas públicas se ven atadas por este acuerdo, una pregunta emerge. ¿Cuándo podría el portafolio de bitcoin de El Salvador igualar el monto del financiamiento del FMI?
Un acuerdo que cambia las reglas
El pasado febrero, el FMI dio luz verde a un programa de 40 meses bajo la Facilidad de Fondo Extendido (EFF) para El Salvador.
El país recibió un desembolso inicial de 113 millones de dólares, con el resto programado para entregarse en tramos, siempre que se cumplan las condiciones establecidas.
El organismo internacional plantea que el plan busca fortalecer las finanzas públicas, reconstruir reservas externas y mitigar los riesgos asociados al uso de bitcoin, al tiempo que impulsa un crecimiento económico inclusivo.
Sin embargo, el acuerdo incluye una condición clave: el gobierno salvadoreño no podrá utilizar los fondos del préstamo ni otros recursos públicos para comprar más bitcoin directamente.
Además, el FMI señala que reformas legales previas aseguran que los impuestos se paguen exclusivamente en dólares y que la aceptación de BTC por parte del sector privado sea voluntaria. Este enfoque limita el rol del Estado en el ecosistema de los activos digitales, marcando un giro en la política que Bukele había defendido con fervor.
Nuevas restricciones para El Salvador quedan al descubierto
Hoy, 4 de marzo de 2025, nuevos documentos relacionados con el acuerdo salieron a la luz, revelando medidas más estrictas sobre el uso de bitcoin.
El FMI establece que estas disposiciones buscan mejorar la gobernanza, la transparencia y la resiliencia económica del país.
Entre las exigencias, el gobierno debe cesar su participación en actividades económicas vinculadas a BTC, incluyendo nuevas compras de la moneda. Para lograrlo, se plantea fortalecer la regulación y supervisión de los activos digitales.
Asimismo, el acuerdo prohíbe la creación de entidades públicas que operen con bitcoin, salvo para gestionar los activos existentes y con aprobación previa del FMI.
Otros compromisos incluyen terminar con la participación estatal en la Chivo Wallet antes de julio de 2025, liquidar el fideicomiso Fidebitcoin y publicar estados financieros auditados.
El gobierno también deberá divulgar al FMI todas las direcciones de sus wallets (calientes y frías) y las tenencias de BTC, además de someterse a revisiones periódicas durante 2025 para verificar el cumplimiento.
¿Cuánto necesita subir bitcoin?
Con las compras de BTC restringidas, el portafolio actual de El Salvador —6.100 unidades— se convierte en el eje de cualquier especulación sobre su valor futuro.
Para que estas reservas alcancen los 1.400 millones de dólares del préstamo, el precio de cada bitcoin debe llegar a aproximadamente 229.508 dólares. Tomando como referencia el máximo histórico de 109.000 dólares alcanzado en 2025, esto implica que el precio tendría que aumentar un 110% desde ese punto.
Para poner esta cifra en perspectiva, recurrimos a los ciclos históricos de bitcoin, que se repiten cada cuatro años, con tres años de alzas y uno de caída, influenciados por los eventos de halving.
Este es el evento que reduce a la mitad la emisión de bitcoin cada cuatro años automáticamente. De esta manera, este fenómeno disminuye la emisión de bitcoin, propiciando el alza de precio de la moneda ante la demanda. Por tal motivo, funciona como uno los fundamentos alcistas del mercado que atraen inversionistas.
El ciclo anterior, entre 2019 y 2022, ofrece una pista. En 2019, el precio comenzó en 3.800 dólares, subió a 13.000 a mediados de año y cerró en 7.200 dólares, un incremento del 89%.
Para el año 2020, partió desde 7.200 dólares y cerró en 29.000 dólares, representado en un salto del 303%.
En 2021, alcanzó un pico de 68.000 dólares en noviembre, pero terminó en 47.000 dólares, con un avance anual del 62%. Finalmente, 2022 trajo una caída del 64%, cerrando en 16.000 dólares.
El ciclo actual y una proyección al futuro
El ciclo actual, iniciado en 2023, muestra un comportamiento distinto, pero sigue el patrón cíclico.
Ese año, el precio creció un 157%, seguido de un 120% en 2024. En 2025, bitcoin alcanzó los 109.000 dólares, aunque en el tercer año suele marcar el fin de las alzas más pronunciadas.
Un aumento adicional del 110% desde ese máximo —para llegar a 229.508 dólares— parece improbable en lo que resta del año, dado que los terceros años históricamente registran subidas más moderadas, como el 62% de 2021.
Si el pico de 2025 ya ocurrió, el próximo paso sería una caída en 2026, posiblemente del 76% como en ciclos previos, llevando el precio a unos 26.000 dólares.
Desde ese punto, el siguiente ciclo (2027-2030) podría impulsar un crecimiento significativo. Un aumento del 777% en tres años, similar a las alzas acumuladas de ciclos pasados, elevaría el precio a 229.000 dólares hacia 2029, permitiendo que el portafolio de 6.100 BTC iguale o supere los 1.400 millones de dólares. Asumiendo que los ciclos históricos se repiten.
Un horizonte de espera
El Salvador, que apostó por el bitcoin como símbolo de innovación y soberanía, enfrenta ahora un dilema impuesto por el FMI.
Con sus manos atadas para aumentar sus reservas, el país depende de la evolución natural del mercado para que su portafolio alcance el valor del préstamo.
Los ciclos históricos sugieren que ese momento podría llegar en 2029, unos cuatro años después del pico actual, siempre que las tendencias se mantengan.
Mientras tanto, las restricciones del FMI reconfiguran el experimento salvadoreño, dejando en el aire si la visión de Bukele resistirá la presión internacional o si el bitcoin, como activo estatal, quedará relegado a un capítulo de promesas incumplidas.
Hasta el momento, ni El Salvador ni el FMI han divulgado públicamente detalles específicos sobre una estrategia predeterminada o fechas exactas para el pago del préstamo. Sin embargo, las prácticas habituales del organismo internacional ofrecen una visión general sobre cómo podría estructurarse el repago y qué estrategias podrían estar en juego.
En los acuerdos bajo el Facilidad de Fondo Extendido (EFF), el FMI suele establecer un período de gracia durante el cual el país no paga capital ni intereses, seguido de un calendario de amortización que se extiende más allá de la duración del programa.
Para un programa de 40 meses (hasta aproximadamente junio de 2028), el repago podría comenzar después de este plazo, extendiéndose típicamente entre 4,5 y 10 años desde el primer desembolso, dependiendo de las negociaciones específicas.