Hechos clave:
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El acuerdo de 1944 definió un nuevo sistema monetario con referencia al dólar.
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La crisis económica actual estaría planteando un nuevo acuerdo, dice el FMI.
De acuerdo a la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, la crisis mundial de salud y los problemas económicos crecientes que ésta ha propiciado, colocan al mundo en un nuevo «momento Bretton Woods». Georgieva hizo referencia a los acuerdos alcanzados en julio de 1944, en Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos.
El FMI publicó el discurso de Georgieva el pasado 15 de octubre en el que esbozó un plan de acción basado en tres directrices: formulación de políticas para enfrentar la creciente deuda pública, enfocar las políticas hacia la gente y centrar esfuerzos en el cambio climático, apuntando a cero emisiones de CO2 para 2050.
La referencia a Bretton Woods provocó numerosas reacciones, muchas de ellas escépticas ante la posibilidad de que un acuerdo similar pueda frenar el crecimiento récord de la deuda que agobia a las principales economías del mundo. El FMI reconoce los niveles alarmantes del incremento de la deuda de los países, producto de las medidas fiscales y monetarias anunciadas como respuesta a la crisis de salud.
Los acuerdos de 1944, refrendados por 44 países, estabilizaron las tasas de cambio de las monedas mundiales respecto al dólar estadounidense, el cual a su vez estaba respaldado en oro. Se fijó el precio del oro, en el marco de los acuerdos, a 35 dólares la onza.
En este momento, Georgieva se pronuncia por «marcos fuertes de mediano plazo para políticas financieras, monetarias y fiscales» que puedan impulsar la actividad económica y la competitividad.
Esto incluye mantener una cuidadosa supervisión en los riesgos presentados por la elevada deuda pública. Esperamos que los niveles de deuda se incrementarán de forma significativa en 2021, hasta alcanzar el 125% del PIB en países avanzados, 65% del PIB en mercados emergentes y un 50% del PIB en países de bajos recursos.
Kristalina Georgieva, directora ejecutiva del FMI.
Llama la atención que el FMI ponga en el tapete los acuerdos de Bretton Woods, que se lograron en momentos en que Estados Unidos tenía a su favor una economía fuerte, frente a las de los países europeos que enfrentaban directamente las consecuencias de la segunda guerra mundial. También contribuía a favor de los EE. UU. el hecho de contar con la mayoría de las reservas mundiales de oro, lo cual contribuyó a que el dólar se consolidara como la moneda de reserva mundial.
Los importantes acuerdos sirvieron de base para la creación del FMI, que teóricamente podía auxiliar con préstamos a un país si entraba en una crisis económica. También Bretton Woods llevó a la creación del Banco Internacional para Reconstrucción y Desarrollo (IBRD), que luego se convertiría en la principal agencia del Banco Mundial.
Entre los que criticaron el acuerdo desde su gestación estuvo el periodista Henry Hazzlit, que cubría asuntos económicos para el New York Times, de 1936 a 1946, y fue responsable de varios editoriales que fustigaban duramente el acuerdo. Sus artículos se recogen en el libro De Bretton Woods a la Inflación Mundial, Un Estudio de Causas y Consecuencias, publicado en 1984, y que está disponible en la página web del Mises Institute.
Hazzlit sostenía que el acuerdo confiaba en que los gobiernos mantendrían políticas monetarias consistentes, pero que no había garantía de que eso ocurriera. Aseguraba que no era un sistema viable, que produciría inflación, y predijo que colapsaría con el tiempo.
Bretton Woods: auge y caída
Hazzlit ya había anticipado el fracaso del acuerdo en el cual se impuso la tesis de Estados Unidos, elaborada por el economista Harry Dexter White, sobre la propuesta del Reino Unido, liderizada por el famoso John Maynard Keynes. La hegemonía económica de Estados Unidos era notable en 1944, pero se acentuó después del final de la guerra mundial al convertirse en el proveedor de liquidez para la reconstrucción de Europa.
Una sobreoferta de dólares en los mercados internacionales se intensificó en los años 1960, por diversos factores, entre los que destacan la ayuda de Estados Unidos a otros países, el gasto militar y el crecimiento de inversiones extranjeras en Estados Unidos.
Esto iba en contra del acuerdo de Bretton Woods, porque Estados Unidos no tenía suficiente oro para cubrir el volumen de dólares, si se mantenía la tasa de 35 dólares la onza. Diversas medidas de los gobiernos de Kennedy y Johnson para mantener el dólar y los acuerdos de Bretton Woods fracasaron, pues se imponía la percepción de que el dólar estaba sobrevaluado. Ante el temor de una devaluación del dólar, traders de los mercados Forex impulsaban fases periódicas de fuertes ventas de dólares.
En agosto de 1971, en medio de una de estas corridas del dólar y con evidencias crecientes de que un dólar sobrevaluado perjudicaba el comercio exterior de Estados Unidos, el presidente Richard Nixon delineó una nueva política económica, asistido por sus asesores económicos más destacados. La noche del 15 de agosto de 1971, Nixon se dirigió a la nación en una alocución que denominó «El reto de la Paz», aunque la decisión se conoció posteriormente como «El shock de Nixon».
Nixon definió las tres metas de su plan: «Debemos crear más y mejores empleos, debemos detener el alza del costo de la vida y proteger el dólar de los ataques de los especuladores internacionales de dinero». Para llevar a cabo este tercer cometido, suspendió la convertibilidad entre el oro y el dólar, eliminando ese notorio respaldo a la moneda nacional y elevó en 10% los aranceles de importación. De esa manera se estimulaba el crecimiento de las exportaciones.
Al eliminarse la tasa de 35 dólares la onza, el oro comienza una carrera ascendente que parte de USD 43,48 la onza en 1971, para cerrar la década en USD 512 en 1979. En 2009 superó los USD 1.000 y cerró el 2019 en USD 1.514. En la actualidad, el oro supera los USD 1.920.
¿Se acelera la criptomoneda de banco central?
No está totalmente claro lo que un «nuevo momento Bretton Woods» puede implicar. Volver al respaldo en oro del dólar es improbable, ya que los bancos centrales no van a retroceder medio siglo y renunciar a la discrecionalidad de imprimir dinero. Otra posibilidad que se ha mencionado es la formalización de las monedas digitales de bancos centrales, que hasta ahora figuran en proyectos experimentales de diversos gobiernos.
El FMI no ha mencionado una moneda digital supranacional, aunque en 1969 fueron creados los SDR, que son certificados denominados de derecho especial (SDR), de los cuales el IMF ha emitido 204.200 millones. Un SDR se define en referencia a una cesta de cinco monedas fíat, que son el dólar, el euro, el yen, la libra esterlina y el renminbi chino. Los SDR se han usado como medio de liquidación entre los países miembros del FMI.
Respecto al rol que puede tener una criptomoneda de banco central en la articulación de un nuevo acuerdo monetario, es importante destacar que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se refirió este pasado lunes 19 de octubre al dólar digital como una posibilidad que hay que considerar. Aún si resalta que hay que tener cautela ante los riesgos de esta implementación digital del dólar, es significativo que la Fed escoja la reunión anual del FMI para mencionar esta alternativa monetaria. Y justamente poco después de que la anfitriona del evento, Kristalina Georgieva, ha planteado “un nuevo momento Bretton Woods”.
Si este nuevo momento Bretton Woods se interpreta como una redefinición del sistema monetario internacional, bitcoin tiene posibilidades de posicionarse como moneda alternativa y de refugio para los individuos, toda vez que cualquier modificación en estos momentos será seguramente digital. Hasta ahora, el impacto de las monedas digitales emitidas por los bancos centrales, parece limitado a los países emisores. Sin embargo, podríamos estar ante un posible nuevo acuerdo monetario en el que actúen de manera coordinada las diferentes monedas digitales de los países para evitar que bitcoin se siga fortaleciendo frente al dólar.
Los riesgos inflacionarios de un tal acuerdo, dado el crecimiento de la deuda que prevé el propio FMI, no desaparecen. El rol de bitcoin como refugio ante la inflación podría resultar fortalecido, como ya muchas compañías públicas lo están vislumbrando. La inflación, como Hazzlit lo predijo en 1944, llevó a los acuerdos de Bretton Woods al fracaso. Si el nuevo momento que el FMI asoma se enfrenta al mismo espectro inflacionario, Bitcoin puede resultar muy favorecido y los individuos tendrán un refugio al cual acudir ante un potencial fracaso de las medidas económicas.
En su discurso durante la reunión anual del FMI, la directora ejecutiva reconoció que la crisis global de salud, que ha costado hasta ahora más de un millón de vidas, tendrá un impacto negativo en la economía mundial este año de 4,4% y que exigirá recursos de unos USD 11 billones para 2021. Si la reorganización monetaria sugerida implica la continuación de flexibilización fiscal, mantener las tasas bajas y continuar con la impresión de dinero sin respaldo, bitcoin mantendrá su atractivo para los inversionistas, como protección ante un dólar cada vez más débil.
Es interesante recordar que bitcoin se ha revalorizado no sólo frente al dólar, también ha repuntado frente al oro. En 2012, hacían falta 100 BTC para llegar al valor de una onza de oro. Hoy, 1 BTC es equivalente a 6 onzas del precioso metal, mientras que hace falta casi el doble de dólares para comprar 1 onza de oro de lo que se necesitaba en 2009, año en que Bitcoin ni siquiera tenía precio.
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