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Las tenencias de Bután alcanzan los 12.218 bitcoin.
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Su cartera de inversiones está diversificada en otros criptoactivos.
En un mundo donde los gigantes financieros compiten por el control del mercado, un pequeño reino budista escondido entre las montañas del Himalaya sorprende con una estrategia audaz y sostenible: Bután no solo ha comprado bitcoin (BTC), sino que lo ha minado de forma eficiente, acumulando un tesoro que redefine lo que significa invertir en la era digital.
Con una reserva de 12.218 BTC, valorada en 1.200 millones de dólares y representando el 34% del PIB nacional, Bután, localizado en el sur de Asia, ha superado a El Salvador, el primer país en adoptar BTC como moneda de curso legal, cuyas reservas alcanzan 5.944 BTC.
Este logro posiciona a Bután como el quinto mayor tenedor gubernamental de bitcoin en el mundo. En primer lugar se encuentra Estados Unidos, seguido de China, Reino Unido y Ucrania, de acuerdo a datos de Bitcoin Treasuries.
Todo comenzó en 2021, cuando el país, que limita al norte con China y al sur con la India, decidió transformar su excedente energético en un activo digital de alto valor.
Mientras muchos países buscaban recuperarse del invierno de las criptomonedas, Bután, a través de su fondo soberano Druk Holding & Investments (DHI), comenzó a operar la minería de Bitcoin en el Himalaya.
Hidroenergía: el arma secreta de Bután
La clave del éxito de Bután radica en su abundante energía hidroeléctrica, un recurso que no solo lo convierte en un país con emisiones de carbono negativas, sino también en un líder en minería sostenible. El país está dominado por profundos valles y abruptas montañas que conforman el Himalaya, cuyas cumbres llegan a superar los 7.000 metros de altitud.
Con un potencial hidroeléctrico técnicamente viable de 23.760 MW, suficiente para abastecer a Nueva York dos veces, el país optó por convertir esta energía en bitcoin en lugar de venderla a precios bajos.
Actualmente, Bután mina entre 55 y 75 BTC semanales, generando ingresos semanales de 3,6 a 4,9 millones de dólares.
Su asociación con importantes pools de minería como AntPool, Braiins, Foundry, y con Bitdeer, para la minería de Bitcoin ambientalmente sostenible y libre de carbono, ha permitido que el país extraiga un total de 27.727 BTC en apenas tres años y medio.
El impacto económico y las lecciones para el mundo
El éxito de esta estrategia no es meramente especulativo. Bután ha utilizado sus ganancias en bitcoin para financiar un aumento salarial del 50% para los servidores públicos, fortalecer sus reservas de divisas y generar empleos de alta tecnología. Además, ha colocado al país como un modelo en minería sostenible, indica The Token Dispacth.
Bután también ha demostrado que la discreción es una virtud. A pesar de su éxito, el país ha mantenido un perfil bajo, una lección valiosa para individuos y gobiernos que buscan invertir en bitcoin sin exponerse a riesgos innecesarios.
Esto se dice, porque a diferencia de otros países y empresas, Bután no busca constantemente la atención de los medios. No se involucra en una autopromoción constante y evita las grandes campañas publicitarias. Si bien es cierto que las transacciones con bitcoin no son completamente anónimas, al evitar hacer declaraciones públicas sobre sus inversiones en bitcoin, un país puede reducir el escrutinio público.
Además de bitcoin, Bután tiene el equivalente a 2 millones de dólares en ether (ETH), criptomoneda de la red Ethereum.
Un modelo para un futuro financiero sostenible
En última instancia, la experiencia de Bután, un reino que se creó en el siglo VIII, representa una combinación única de planificación estratégica, uso inteligente de recursos naturales y visión de largo plazo.
Este pequeño reino budista que tiene cerca de 800.000 habitantes, no solo ha demostrado que es posible liderar en la adopción de bitcoin de manera sostenible, sino que ha dado una lección al mundo sobre cómo integrar la innovación tecnológica con el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente.
Recordemos que la industria de la minería de Bitcoin ha recibido fuertes críticas por su enorme consumo de energía eléctrica. De hecho, en algunos países se ha pensado en prohibirlas, mientras que en otros ya es ilegal realizar la minería.