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Livingston afirma que las instituciones ya no comercian con BTC, sino que lo acumulan.
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El analista advierte que la confianza en bonos, acciones y bienes raíces está cayendo.
En una publicación reciente, Adam Livingston —autor del libro The Bitcoin Age and The Great Harvest— planteó que el sistema financiero global está entrando en una nueva etapa histórica: el inicio de lo que él llama «hiperbitcoinización».
Para Livingston, el punto de no retorno ya quedó atrás. La creciente desconfianza en los activos tradicionales está impulsando una migración masiva de capital hacia Bitcoin. Bonos, acciones e incluso bienes raíces pierden peso frente a una alternativa que hoy se ve no solo como reserva de valor, sino como la única vía de escape ante el colapso de las monedas fiduciarias.
Así, el analista sostiene que «el propio capital está despertando» y empieza a cuestionarse por qué seguir invirtiendo en empresas zombis o instrumentos financieros sin respaldo real, cuando existe una alternativa escasa, líquida y soberana como bitcoin. Según Livingston, los gigantes financieros ya no especulan con la creación de Satoshi Nakamoto. En su lugar, han dejado de tratarlo como un activo volátil más y ahora lo atesoran.
«Las instituciones no están comerciando con bitcoin, están acumulando. Se aferran a él como un hombre que se ahoga agarra a un sacerdote durante un exorcismo y le susurra: ‘No me sueltes nunca'», escribió el analista.
En este nuevo escenario, Livingston advierte que la liquidez desaparece y el precio se dispara. «Tu exchange favorito va a terminar vendiendo humo —gráficas del ‘estado de ánimo de bitcoin’— porque ya no va a quedar ni un satoshi en circulación», bromea, sugiriendo una escasez absoluta causada por la acumulación institucional.
Además, el especialista describe esta transición como una especie de evento religioso: la pérdida de fe en el sistema financiero tradicional ha dado lugar a un culto a Satoshi Nakamoto. El autor señala que, aunque al principio los gobiernos se resisten y cuestionan a Bitcoin, cuando sus monedas se desploman, sus ciudadanos terminan cambiando cabras por tether (USDT). «Primero regulan, luego critican, y al final sus ciudadanos terminan recurriendo a criptomonedas», afirma.
El autor concluye con una imagen apocalíptica: un mundo dividido entre los que lograron posicionarse a tiempo —los «bitcoiners», que construyen fortalezas y prestan satoshis como banqueros renacentistas— y los «campesinos fiat», atrapados en un sistema que se desmorona, intercambiando NFTs por cupones de descuento. «Todo —tus acciones, tu jubilación, incluso tu terapeuta— va a empezar a valorarse en satoshis», finaliza con un tono contundente.
El mundo acabará dividido en dos: los que tienen bitcoin y los que siguen atrapados en el sistema fíat. Estás dentro o estás fuera. Eres uno de los elegidos de Satoshi, o estás trabajando tres turnos para pagar los intereses de tu tostadora. Los mercados se separarán en dos caminos: en el primero, los bitcoiners construyen fortalezas, comen carne, citan a Nietzsche y prestan BTC a gobiernos como si fueran banqueros del Renacimiento; en el segundo, los adictos al fíat intercambian NFTs de bancos centrales por antidepresivos y cupones de Uber Eats.
Adam Livingston, analista y escritor sobre bitcoin.
Complementando la visión de Livingston, el inversionista tecnológico Balaji Srinivasan recientemente acuñó el término «superbitcoinización» para explicar cómo el dólar experimenta una devaluación constante y acelerada frente a BTC, no a través de un colapso abrupto, sino mediante un desgaste progresivo y sostenido. Esto fue reportado por CriptoNoticias.
Sobre esto último también opinó Jack Mallers, líder de Twenty One Capital, quien afirmó que la crisis del dólar es el resultado de décadas de políticas insostenibles, desde la ruptura con el patrón oro hasta la impresión masiva de dinero, lo que ha erosionado la base manufacturera y dejado a la clase media estadounidense en una posición precaria.