La Universidad Central de Venezuela (UCV) esconde muchas curiosidades dentro de su sede central en la capital del país. La Ciudad Universitaria de Caracas -declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000- resguarda buena parte de sus peculiaridades en su Facultad de Ciencias, donde la curiosidad es justo el motor para la comunidad de profesores y estudiantes desde hace medio siglo.
En un anexo integrado a la estructura original de la maravilla arquitectónica a finales de 1950, adentrándose más y más en el laberinto de edificios y salones donde se alternan la física, matemáticas, biología y química, se encuentra la Escuela de Computación, una parte oculta a la vista donde se gesta el siguiente paso en desarrollo tecnológico a nivel universitario en Venezuela.
Una revelación se filtró el martes 3 de octubre, durante la X Edición de Jornadas Interuniversitarias de Ciencias de la Computación (JOINCIC), realizada en el Aula Magna de la UCV. El evento gratuito desplegó conocimientos de expertos en Inteligencia Artificial (AI), Internet de las Cosas (IoT), robótica, desarrollo de videojuegos, ciberseguridad y una nueva adición que llegó por primera vez a ocupar el escenario: blockchain.
La charla «Cadena de Bloques: más allá de las criptomonedas» de Antonio Russoniello, docente investigador de la Escuela de Computación de la UCV, estaba pautada para las 11 a.m., pero el tiempo en Caracas es caprichoso y al llegar al sitio, todas las presentaciones habían sido postergadas una hora. Saltando el almuerzo, la cátedra atrapó con la composición, aplicaciones y posibilidades de la blockchain, la cual de paso ya es objeto de investigación de tesis realizadas por estudiantes de pregrado y postgrado de la universidad, ambos tutorados por el enérgico ponente.
El interés de Russoniello por las tecnologías descentralizadas es contagioso. El ingeniero eléctrico es coordinador del Laboratorio de desarrollo de software para el Internet de las Cosas (IoT) de la UCV, y docente fijo en la materia de Comunicaciones de Datos para estudiantes de quinto semestre de Computación. Solo era cuestión de tiempo para que la cadena de bloques tocara la fibra del investigador, quien visualiza el desarrollo de un futuro con blockchain en Venezuela naciendo desde las aulas universitarias, como declaró en una entrevista exclusiva para CriptoNoticias.
Una adopción «atípica»
Todo comenzó con una conversación entre profesores en la plaza de la facultad, relata Russoniello. Bitcoin ya había llegado a sus oídos, pero el interés financiero por las criptomonedas que atrae a tantos no tuvo efecto en el investigador. En cambio, el misterio tras los protocolos de consenso entre nodos en la red -lo cual confirma las transferencias de Bitcoin- lo atrapó. «Todo este intercambio de información donde no necesitas un ente centralizado, parecen protocolos que hacen magia”, asegura. Así, para el docente, Bitcoin fue la puerta que lo llevó a sumergirse en blockchain y comenzó una investigación que continúa dos años más tarde.
Ver más allá de las criptomonedas es el estandarte del profesor al hablar de la tecnología de contabilidad distribuida. Los usos de la cadena de bloques en la actualidad venezolana son muchos, pero queda la duda: ¿estamos preparados para la adopción de blockchain en Venezuela? La respuesta es afirmativa. «El venezolano se adapta bastante rápido a la tecnología. Además, somos bastante atípicos», explica el profesor.
Un ejemplo de la integración de nuevas tecnologías desafiando la crisis actual está reflejada en las telecomunicaciones, área de especialización de Russoniello. «El venezolano se adapta a la tecnología y la incorpora a su día a día en mayor proporción que mercados mucho más grandes”, asegura, lo cual es una ventaja para la implementación de soluciones financieras a gran escala desde aplicaciones móviles. Pese a tener la velocidad de internet más lenta de Latinoamérica, eso no impide la adopción generalizada de smartphones, con aplicaciones de mensajería como Whatsapp y Telegram, así como redes sociales ampliamente utilizadas como Twitter, Facebook e Instagram.
La respuesta para este comportamiento es la capacidad de resolución de problemas que Russoniello considera innata entre sus compatriotas. «Al venezolano no le incomoda experimentar, equivocarse y aprender”, asegura. Y es sobre este tema en el que basa la facilidad de adopción de Bitcoin en el país, donde los pagos P2P ya son una realidad, necesaria además ante la falta de efectivo que atraviesan los ciudadanos. «Pudiéramos incentivar los micropagos, para pagar el transporte público», aventura.
Las carencias actuales a nivel económico y tecnológico son evidentes en Venezuela, donde la crisis que atraviesan sus ciudadanos también se ve reflejada en el ambiente académico. El profesor de jóvenes veinteañeros observa mayor enfoque por parte de sus pupilos y menos ocio. «La realidad te obliga a ponerte serio y en la universidad se ve», asegura. De acuerdo a Russoniello, el momento para estudiar soluciones y aprovechar la tecnología es ahora.
En el campo de las aplicaciones con la cadena de bloques, el sector público es prioridad. Un ejemplo patente son los trámites para la identificación de los ciudadanos, un dolor de cabeza burocrático que podría ser resuelto con la tecnología blockchain, como propone en el caso del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME). «En el caso de uso del SAIME, por ejemplo, al ciudadano se le entregan unas llaves privadas así cuando vayan a modificar información que te concierne, no puedan hacerlo sin tu autorización”, explica.
Las oportunidades están ahí, pero el impulso por el desarrollo blockchain aún queda pendiente. Tanto el sector privado como el público no han emitido propuestas para el estudio de la tecnología, ignorando las posibilidades que trae la colaboración junto al mayor motor de emprendimiento: las universidades.
Yo creo que primero una cosa es la voluntad política (desde el Estado). Pero más allá de eso podría ser una implementación totalmente impulsada desde el sector público, ¿apoyado por quién? Pues por las universidades. En las universidades hay un potencial que no lo estás aprovechando. Específicamente las públicas. ¿Cuántas personas preparadas no habrá para iniciar un proyecto como éste?
Antonio Russoniello
Profesor de la Escuela de Computación
La blockchain académica
Debido a la zona gris (y parcialmente roja) donde se ubican las criptomonedas en el país, la influencia directa en el acercamiento, estudio y desarrollo de la cadena de bloques a nivel académico genera escozor entre los estudiosos, explica. «Creo que es por una satanización de la tecnología, en principio porque es atacada, lo cual es natural. Es el primer movimiento de los estados y bancos centrales”, razona el docente, haciendo referencia a las acciones tomadas por el gobierno este año contra mineros en el país.
Aun así, el interés es imparable. Con el gobierno venezolano dando los primeros pasos hacia las criptomonedas, se abre una puerta para el sector universitario, dando la oportunidad de despejar mitos, temores y prejuicios alrededor del empleo de las tecnologías de contabilidad distribuida (DLT).
Además, los espacios para educar y conversar abiertamente sobre las tecnologías van en aumento gracias a la presión que genera el interés general, como es el caso de las charlas en la JOINCIC, asegura. Sin embargo, la introducción de nuevos temas al pénsum universitario es una lucha común para los profesores venezolanos. «Los profesores y estudiantes investigan, pero la academia no responde tan rápidamente para realizar los cambios en la estructura educativa”, atestigua el docente, asegurando que el tema está en conversaciones de la facultad desde hace un año, sin asomo de la inclusión de una materia dedicada al tema todavía.
Por otra parte, el desarrollo encuentra un obstáculo ante un problema común en las universidades públicas del país: dinero. “Nuestra realidad es una realidad de problemas de presupuesto», explica. Y es que para crear una cadena de bloques puede parecer que se necesita una inversión fuerte, con una preparación extensa en temas demasiado complicados para ser comprendidos excepto por eruditos. En la realidad, las herramientas ya existen, con conocimientos base impartidos a estudiantes en las universidades venezolanas desde hace años.
«Cualquier licenciado en computación puede implementarla, con un conocimiento sobre protocolo de redes, estructura de bases de datos, manejo intermedio a avanzado en lenguajes de programación. Y eso ya existe en las universidades.», declara Russoniello.
Al hablar del desarrollo de este primer proyecto blockchain por parte de uno de sus pupilos, el profesor se adelanta en su asiento y narra la escena “El mismo estudiante me dice ‘vamos a construirla’, y le sugerí crearla sobre otras herramientas en la red. Pero el va y me dice ‘vamos a construir la cadena’. Porque si tenemos las herramientas. Y definitivamente contamos con el recurso intelectual”. Así que se pusieron manos a la obra.
“En la (tesis) de pregrado vamos a crear una cadena de bloques propia para entender cómo construirla desde cero. ¿Qué necesitamos para construirla? Lo que tenemos aquí”. Hace un gesto abarcando el pequeño salón. La estancia tiene tres mesas alineadas a los costados y en la parte de atrás, con computadores sencillos, colocados frente a frente en el reducido espacio que comparten con reducidos cubículos. Arrimados a una esquina se encuentran viejos equipos y una estantería con libros. El potencial que se gesta dentro de la habitación engaña a la vista.
Finalmente, el propósito del proyecto será uno solo: sentar las bases técnicas para continuar la cadena de conocimiento desde la blockchain para estudiantes y profesores universitarios en todo el país, una iniciativa sin precedentes en Latinoamérica. El proyecto será estrenado en una red abierta con este fin, permitiendo que cualquiera pueda trabajar sobre ella, en un entorno de desarrollo académico que Russoniello llama la blockchain académica.
Lo que queremos que quede para la universidad es lo que llamo la blockchain académica. Construir un framework para tener una cadena de bloques académica totalmente abierta, para que cualquier persona que quiera trabajar con esto, pueda hacerlo sobre el trabajo realizado. Ahora lo interesante sería conectar este laboratorio con uno en otras universidades nacionales(…) Lo interesante sería hacer una blockchain académica que los estudiantes puedan usar, no sólo aquí, sino hacerla interuniversitaria. Es factible.
Antonio Russoniello
Profesor de la Escuela de Computación
El proyecto llama a la comunidad de desarrolladores, usuarios y entusiastas venezolanos para dar el primer paso visible a la investigación de la blockchain y sus muchos usos desde un entorno académico, inspirando a nuevas generaciones de profesionales especializados en ciencias de la computación, ingeniería y afines. ”Sería interesante crear una comunidad de desarrolladores. Es necesario además, ideal desde lo académico es una nueva oportunidad de tesis para los estudiantes, un tema que los motiva”, explica el docente.
El movimiento académico entorno al descubrimiento de las posibilidades de la cadena de bloques en universidades a nivel mundial también ha encontrado su nicho en Latinoamérica, donde instituciones reconocidas en Colombia, México y Argentina ya han dado los primeros espacios de conversación y desarrollo con esta tecnología. Venezuela lucha por no quedarse atrás en este aspecto, donde su peculiaridad es adoptar primero y educar después.
Con un ecosistema de usuarios, mineros y entusiastas venezolanos bullendo bajo la superficie en el mundo virtual, el material intelectual no falta para esta iniciativa académica sin precedentes en el país, pudiendo replicar iniciativas blockchain que ya existen en universidades a nivel mundial. Con esta premisa, el profesor pone a disposición su información de contacto, antonio.russoniello@ciens.ucv.ve para cualquiera que desee comenzar a construir la iniciativa desde los laboratorios de la reconocida universidad pionera del país.
De toda esta experiencia, resalta Russoniello, lo importante es aprender. “Qué me propongo? Aprender más y más de la cadena de bloques. Y generar conocimiento, ese es el deber de un profesor universitario, seguir moviendo la rueda. Y bueno, vamos a ver cómo va”,