Retomamos la serie de entrevistas que iniciamos hace unos meses con los autores del libro “Blockchain: la revolución industrial de internet”. Este volumen, el primero escrito en español sobre esta tecnología, ha logrado estar entre los diez más vendidos de Amazon desde que salió a la calle, el pasado 23 de mayo. En esta ocasión le toca el turno a Jaime Núñez Miller, autor del capítulo sobre criptografía y consenso aplicado a blockchain. Núñez, veterano conocido de la comunidad Bitcoin, es socio fundador de Bankabit, una entidad dedicada al desarrollo de instrumentos para el sector de las criptodivisas. Creador y asesor de varias empresas de tecnología, este evangelista del universo de las criptomonedas, cree que el despegue de Bitcoin se debe a que “ha sido capaz de enamorar a las mentes más brillantes”
¿Por qué razones piensa que Bitcoin ha conseguido despegar desde ser un proyecto marginal a un movimiento global sin fronteras?
Es verdad que los fracasos previos de otras monedas electrónicas, la falta de regulación y el desconocimiento sobre qué es y cómo funciona el dinero han mantenido a Bitcoin en ese terreno marginal. Ahora es distinto. Lo que ha hecho despegar a Bitcoin es que ha demostrado su capacidad para sobrevivir en los entornos más hostiles y que ha sido capaz de enamorar a las mentes más brillantes del mundo de la tecnología. En éste momento ya sabemos que Bitcoin y blockchain, lo mismo que la web en su día, es algo que ha nacido para quedarse entre nosotros.
Ya han pasado más de siete años desde su creación en 2009, las herramientas han madurado mucho, lo que le hace más accesible y comprensible. Sin embargo creo que aún estamos en una fase muy incipiente.
¿Qué razón le ha llevado a interesarse por Bitcoin y el universo de las criptomonedas?
La creación de una criptomoneda como Bitcoin ha sido un objetivo ya desde comienzos de los años noventa. Nos faltaba una moneda digital adaptada a la era Internet, algo que garantizara la privacidad de los usuarios y la seguridad de los comerciantes. Los intentos anteriores a Bitcoin, como DigiCash o e-gold fracasaron porque requerían un cierto nivel de confianza en el emisor central y eso originaba una serie de vulnerabilidades peligrosas e insalvables. Bitcoin es distinto, porque permite por primera vez gestionar una moneda de forma segura y transparente sin necesidad de un emisor central. Hay mucha genialidad en la tecnología que lo soporta. Esto es tremendamente atractivo porque nos permite conservar y transmitir valor de una forma muy eficiente, mucho más que con el actual entramado de bancos centrales, banca comercial y redes de pago. Es algo revolucionario o “disruptivo” como se dice ahora.
Quizás una de las cosas que más me ha fascinado de todo esto es la genialidad de Satoshi Nakamoto. En un mundo en el que todos buscan ponerse medallas y ganar dinero, aquí tenemos a uno, de la talla de un Leonardo da Vinci, que ha querido permanecer anónimo y no tocar ni un sólo céntimo de la fortuna que le corresponde. Debe ser que a los que son muy inteligentes, realmente inteligentes, no les importa el dinero.
¿Qué conceptos recomendaría aprender o estudiar a alguien que quiere entender el complejo mundo de las criptomonedas?
Es muy importante entender antes qué significa el “valor”, cómo se conserva y cómo se transmite. Bitcoin es difícil de explicar porque en realidad la gente no sabe qué es y cómo funciona el dinero. Otro de los problemas es que las criptomonedas no son sólo dinero. Las blockchains permiten programar y hacer cosas fascinantes con el valor que representa cada moneda. Cuando los hermanos Wright creaban sus primeros aviones no los llamaban “coches que vuelan”. Sin embargo nosotros hemos cometido el error de llamar criptomonedas a los tokens que se utilizan para hacer las transacciones en una blockchain. Un token en una blockchain es la representación digital de un valor, algo que se puede transferir, programar o incluir en un contrato inteligente.
Una vez entendido esto recomendaría estudiar los conceptos técnicos de “hash” y de “clave pública” y posteriormente leer el documento publicado por Satoshi Nakamoto con las bases del protocolo Bitcoin. Todo esto también se explica de una forma muy sencilla en el libro “Blockchain: la revolución industrial de internet” editado por Planeta y del que soy coautor.
¿Cómo podrían crear un mundo mejor las blockchains públicas?
Las blockchains públicas jugarán un papel importantísimo en la mejora de la sociedad en general, al igual que las blockchains privadas impulsarán la eficiencia en las empresas y en las entidades gubernamentales. Cada tipo de blockchain tendrá su papel y tanto las públicas como las privadas llegarán a estar interconectadas de alguna forma. Al final, todas ellas podrán explotar lo mejor de cada una. En concreto, las blockchains públicas aportarán transparencia y seguridad ahí donde hace falta, que es en muchos sitios. Como ejemplo, una blockchain pública se podría usar para llevar una contabilidad de triple asiento que además de impedir el maquillaje de cuentas, facilite que cualquier ciudadano pueda auditar los gastos de su Ayuntamiento. La tecnología está ahí, ahora sólo nos falta saber si el Ayuntamiento quiere ese grado de transparencia.
En su faceta económica, Bitcoin también supone un gran reto y en mi opinión mejorará mucho nuestra tranquilidad financiera. La mera existencia de una moneda deflacionaria como bitcoin, además de un experimento fascinante, nos puede ayudar a contrapesar el abuso que han hecho nuestros políticos de las políticas monetarias expansivas.
¿Y podrían crear un mundo peor?
Esta es una pregunta de doble filo. El mal uso de una tecnología siempre es posible. Por ejemplo, el dinero, la web y el correo electrónico se usan abiertamente para organizar el tráfico de drogas y de armas, pero a nadie se le ocurre pensar que suprimiendo ahora el correo electrónico se lograría un mundo mejor. Los avances tecnológicos siempre tienen un coste en ese sentido y hay que valorar si se puede asumir. Veamos Bitcoin. Por un lado, permite a millones de personas guardar de forma segura los esfuerzos de su trabajo y a salvo de una posible crisis financiera global. También permite a un zapatero iraní vender sus zapatos por todo el mundo, o a un granjero en Mali montar un comercio electrónico o recibir una transferencia de su hermano en España. Por otro lado, tenemos la parte oscura, la venta de drogas ilegales por Internet. Eso es malo, pero es asumible en mi opinión. Sobre todo, porque el tráfico ilegal de drogas no depende ni mucho menos de Bitcoin.