La revolución digital ha llegado para quedarse y los bancos podrían ser los más afectados en este auge cibernético. El ascenso de las nuevas tecnologías financieras ha sido calificado en varias oportunidades igual de disruptivo como lo fue Internet en la década de los 90. Estas tecnologías mejoran la eficiencia y efectividad en muchos aspectos de la vida cotidiana. Pero al mismo tiempo, disminuyen la capacidad de influencia de quienes ostentaron un poderío hegemónico durante mucho tiempo: los bancos.
En el informe anual de la consultora de gerencia multinacional McKinsey & Company, se ha puesto sobre la mesa que al menos dos tercios de las ganancias en algunos productos financieros bancarios serán erosionados debido a la erupción de las nuevas tecnologías financieras.
Esto se debe al hecho de que las compañías que trabajan con estas innovadoras herramientas cibernéticas son capaces de ofrecer el mismo servicio a precios mucho más competitivos y con mayor eficiencia. Por esto, McKinsey establece que los bancos están enfrentando una lucha de alto riesgo para defender su actual modelo de negocios.
Los números no son nada favorables para los banqueros. McKinsey establece que la reducción de utilidades de préstamos minoristas no hipotecarios, tales como financiamientos automotores y tarjetas de crédito, se va a reducir en un 60%, disminuyendo en un 40% sus ingresos para el 2025.
Entre 10 y 35% será la reducción en sus beneficios e ingresos por procesamientos de pagos, préstamos y financiamientos a empresas pequeñas y medianas, gestión de patrimonio e hipotecas. Y aunque quizás porcentualmente esta caída no parece tan dramática, basta observarla en cifras monetarias para que la opinión cambie.
La consultora dijo que todos los bancos en conjunto están percibiendo una ganancia de alrededor 1 trillón de dólares globalmente. En el sector de los créditos al consumo, la ganancia de 674 billones de dólares se reducirá a menos de 400 billones. Y aunque esta cifra siga siendo colosal, la pérdida de 274 billones de dólares no es nada baja.
Esto sin duda se traduce en un gran incentivo para las 12.000 startups que aproximadamente existen, para inmiscuirse en el negocio con servicios más económicos. Este número de nuevas compañías aumenta la amenaza que representan para los bancos, siendo prácticamente imposible evitar el ascenso de todas ellas. En el reporte se lee:
El valor sustancial que los bancos generan de la distribución podría ser capturado por otros. Los márgenes estarán bajo presión, y las relaciones con los consumidores, una plataforma desde la cual los bancos venden otros productos con base a una tarifa con altos márgenes, se debilitarán y podrán hasta desaparecer.
McKinsey&Company
Sobre esto comentó Philipp Härle, co-autor del reporte, diciendo que la interposición de las nuevas startups en el área de relaciones al consumidor, dejará a los bancos como proveedores torpes para capacidades en términos de balance. Las nuevas tecnologías financieras reducen a la mitad los costos de los servicios financieros, además de ser mucho más veloces a la hora de realizar transferencias.
Entre las opciones que tienen los bancos ante este panorama, la consultora estableció que podrían luchar por sus relaciones con el consumidor o aprender a vivir sin ellas y convertirse en proveedores ágiles de capacidad de balance de marca blanca.
También recomiendan dejar la cultura basada en la venta de productos y pasar a una que acoja la banca digital y la innovación, cultura la cual ya está siendo tomada por algunos de los bancos del mundo para integrar entre sus consumidores a la generación del milenio.
«De muerte y transfiguración» ha calificado The Economist este período de los bancos, en el cual se observa el ocaso de la edad dorada en la cual las grandes instituciones bancarias parecían tener el dominio del mundo. Parece ser que las teorías de conspiración pronto tendrán que crearse otro enemigo potencial para que sirva de diana para sus conjeturas.
Nadie quiere que su negocio sea desplazado. Mucho menos si se trata de estos grandes emporios financieros que fueron creciendo con los años hasta mantenerse en la cúspide del poder. Sin lugar a dudas, a esto se deben los intentos que han hecho los bancos por hacerse con la tecnología blockchain, a veces hasta con aspiraciones monopólicas evidenciables con ataques un poco descarados como fue el cierre de cuentas masivo en Australia.
Este desplazamiento es algo natural y hasta podría decirse evolutivo, desde un punto de vista darwiniano. La historia de la banca podría remontarse en sus períodos más arcaicos a 2000 años antes de la Era Común, en Fenicia, Asiria y Babilonia, donde los préstamos eran realizados mediante granos.
Podría decirse que la invención de otros medios de cambio desplazó este tipo de banca por ser más eficiente y cómoda. Es una cuestión de adaptación y supervivencia del más apto. Si los bancos desean mantenerse en existencia, tendrán que tomar conciencia de que el cambio es inminente y adaptarse a las nuevas condiciones del entorno tecnológico, no pudiendo persistir tercamente en querer mantener su actual modelo de negocios.