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La mayoría del suministro sigue en manos de individuos.
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Las corporaciones luchan por el millón de BTC que falta minar.
Desde la perspectiva mediática, Bitcoin parece estar viviendo un momento de transición. Con tantas noticias sobre compañías adoptando bitcoin como activo de Tesorería, pareciera que los días en que este activo revolucionario prometía devolver el poder a los individuos hubieran quedado en el pasado. Como suele suceder con Bitcoin, hace falta hacer zoom out para observar que el bosque es más que los árboles más grandes.
Es innegable que Strategy desató una carrera de acumulación de la que probablemente solo estemos viendo los primeros pasos. La voracidad con la que está empresa compra bitcoin es algo que se estudiará en los libros de historia monetaria. Strategy ha enseñado, incluso a las compañías nativas de la industria, cuáles son las acciones lógicas que una empresa debe tomar una vez que entiende el valor de bitcoin. Nos ha hecho sentir a todos que no entendíamos cómo se juega agresivamente el juego de la escasez digital. Revelando lo que parecen arcanos, alquimia que transforma deuda creada de la nada en el activo más valioso del mundo, ha iniciado una estampida en la que cada empresa se demora bajo su propio riesgo.
Solo hace falta ver los gráficos para confirmar cuánto crece la ola de adopción institucional de bitcoin.
Ante tal tsunami, se ha esparcido la confusión de que bitcoin se ha vuelto un activo institucional, que los individuos ya no predominan en este movimiento. ¿Por qué, entonces, el precio de BTC no se dispara con tantas compras de empresas? ¿No se han hecho las corporaciones con el control del suministro?
La creencia de que las instituciones superan en tenencia de bitcoins a los individuos se asemeja a la creencia de que el mercado de altcoins en conjunto supera al tamaño del mercado de bitcoin (cuando la realidad es que bitcoin comprende el 64% de todo el valor del mercado de criptomonedas). Estos errores surgen por el ruido mediático. Pero, gracias a la transparencia de la contabilidad de este activo, los datos nos revelan que, por mucho, los individuos siguen dominando en más del 56% de tenencia de los BTC emitidos hasta ahora.
Qué hoy tengamos esta realidad es producto del genio de Satoshi Nakamoto. Estableciendo un cronograma de emisión decreciente, el desarrollador anónimo logró que fueran los pioneros quienes tuvieran el privilegio de la acumulación. Esos primeros locos adelantados a su época, que tuvieron la suficiente inteligencia para captar el potencial de Bitcoin, confiar en su razonamiento y actuar en consecuencia, incluso cuando bancos, gobiernos, corporaciones, y el mismísimo Michael Saylor de Strategy, desdeñaban a Bitcoin, acusándolo de estafa o burbuja, sin que su soberbia les permitiera dedicar tiempo para entenderlo. Se premió a quien confió y trabajó en la red primero, antes de que fuera a thing.
Esta es la verdadera razón de la prisa. Cómo diría Proust, ahora estas empresas corren en busca del tiempo perdido. Estas empresas saben que el 95% del suministro de bitcoin ya ha sido emitido, y que durante los próximos 115 años solo podrán acceder a apenas un millón de BTC que falta por emitir.
Que Bitcoin esté en el lugar que hoy se encuentra no es algo azaroso, es por diseño. No es porque veamos la gráfica de distribución de precio nada más que decimos esto, sino porque el cronograma de emisión se creó de esta manera, sabiendo que este momento llegaría.
Y aunque los individuos tomen ganancias, es difícil que este 56% de suministro en manos de individuos pase a manos de corporaciones. Ya hemos visto cómo recientemente el precio de bitcoin no ha crecido precisamente porque los individuos están vendiendo sus BTC a estas empresas. Y es razonable. Después de no tener ningún precio, que bitcoin pase a cien, mil, diez mil, y cien mil dólares, son hitos que los inversionistas tempranos están en todo su derecho de aprovechar, con la consciencia de que este no es el final.
El nivel de demanda actual quiere decir que 1 BTC a USD 100.000 sigue estando muy barato. Los individuos lo saben y por eso no liquidarán todas sus tenencias, y es por ellos que el precio de bitcoin seguirá subiendo, sea como cohete en los próximos días o como una línea con pendiente fija por los próximos 100 años.
El holder real entiende lo que tiene, pero vive su vida y tiene necesidades y, claro, espera momentos como este para cubrirlas. Pero también ese holder comprende que tiene el mejor activo del mundo y se cuida de no desprenderse nunca al 100%, ni siquiera el 50% de él.
Por esta razón, a las empresas no les queda más que comprar caro, ahora y en el futuro. Porque son los individuos los que dominan a bitcoin y su precio. Y al final del día, son ellos los que deciden cuánto vale.