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La Crypta de Argentina distribuye "kits de emergencia" con nodos y puntos de venta.
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El Salvador y su Bitcoin Beach inspira modelos globales con su crecimiento desde 2019.
Mientras los bancos centrales de la región intentan contener la inflación con herramientas financieras tradicionales, en una playa salvadoreña un pescador cobra su captura con un código QR en bitcoin (BTC), en lugar de pesos o dólares. Esta práctica, cada vez más extendida, ilustra una tendencia en Latinoamérica donde comunidades locales gestionan sus propias finanzas.
A vísperas del año 2026, cinco de estas comunidades destacan por fortalecer sus economías circulares y apoyar a otras mediante el intercambio de recursos, herramientas y conocimiento. Esta colaboración contribuye a la expansión de la red regional.
La colaboración, que opera sin autoridades centrales ni intermediarios obligatorios, contribuye directamente a la expansión de la red regional y refleja el diseño original de Bitcoin. Como escribió Satoshi Nakamoto al presentar la moneda en 2008: “es completamente descentralizado, sin servidor central ni partes de confianza, porque todo se basa en prueba criptográfica en lugar de confianza».
Tal frase, del anuncio inicial de Satoshi en la lista de correo Cryptography Mailing List (31 de octubre de 2008), donde presentó el whitepaper, resume el principio fundamental que permite que iniciativas como estas prosperen. Eso es porque la confianza se construye en código verificable y en la participación voluntaria de los nodos y usuarios, no en instituciones centrales, lo que facilita precisamente el tipo de cooperación horizontal que caracteriza a estas ciudadelas latinoamericanas.
Bitcoin desde El Zonte a nuevas ciudadelas
A la vanguardia de las comunidades bitcoiners, se encuentra Bitcoin Beach en El Zonte, El Salvador. Esta economía circular de bitcoin, iniciada en 2019, abrió su segunda ronda de subvenciones en 2025, ofreciendo hasta 0,05 BTC a proyectos consolidados y 0,02 BTC a iniciativas emergentes.
«Buscamos proyectos que construyan economías reales con bitcoin», explicó Scott Wolfe de la Federación de Economías Circulares de Bitcoin (FBCE). La comunidad también lanzó el Bitcoin Beach Fellowship, un programa intensivo de diez días para líderes globales, y organizó ferias infantiles de emprendimiento que aceptaban BTC, además de grabar episodios de su podcast sobre adopción real en El Zonte.

En segundo lugar está La Crypta en Argentina, con su proyecto «Cruzada21». Liderada por Agustín Kassis, la iniciativa distribuyó los primeros «kits de emergencia» a diez comunidades seleccionadas de entre 26 candidatas.
Cada kit incluyó un nodo Bitcoin y Lightning, quince puntos de venta y doscientas tarjetas coleccionables de pago con bitcoin. «Ahora son diez, pero pronto serán veinte, treinta… y algún día, quién sabe, ¡hasta mil comunidades!», declaró Kassis en agosto de 2025. Para materializar esta visión, «escuadrones» especializados instalan la infraestructura, capacitan a los usuarios y documentan el proceso.
Su enfoque progresivo guía desde pagos simples con tarjeta hasta características de las wallets de criptomonedas y la autocustodia plena, estimulando así una demanda circular real donde los sats fluyen cotidianamente.
Sembrando bitcoin, cosechando comunidad
La tercera posición la ocupa el movimiento originado en República Dominicana, que alberga a la Federación Latinoamericana de Bitcoiners. Esta organización lanzada en junio de 2025 con 22 comunidades de 7 países, alcanzó 39 en 16 naciones un mes después.
En septiembre, incorporó a Puerto Bitcoin Mazatlán (México), liderada por Paulina Martínez, como la comunidad número 40, fortaleciendo así la presencia mexicana junto a BTC Isla Mujeres. Esta red coordina educación masiva y adopción comercial, facilitando colaboraciones notables como la academia virtual con inteligencia artificial Maxi en Bolivia.
En cuarto lugar, diversas comunidades de Brasil, como Praia Bitcoin y Montanha Bitcoin, se han unido en eventos como SatsConf, promoviendo dispositivos físicos para pagos con bitcoin y obras de arte para reforzar la cohesión regional.
Praia Bitcoin solicitó en agosto de 2025 convertirse en el primer banco comunitario de bitcoin del mundo, pero la petición fue rechazada por las autoridades de Ceará. Tras la negativa, el cofundador Fernando Motolese argumentó que la decisión reflejaba resistencia al modelo descentralizado de bitcoin.
La comunidad también desarrolló iniciativas sociales, como la distribución de alimentos a escolares financiada con satoshis, y anunció planes para 2026 que incluyen generación de energía autogenerada, así como la minería de Bitcoin a pequeña escala.
Subrayó que la propuesta de un «banco comunitario de bitcoin» era, de hecho, lo opuesto a la banca tradicional. Para él una mejor solución es una simple computadora portátil ejecutando Bitcoin, Lightning, BTCPay Server y LNbits. Esto gestionado por voluntarios para personas ignoradas por el sistema convencional. La postura, argumenta, expuso cómo el sistema estatal suprime aquello que amenaza su control.
La semilla bien plantada crece con firmeza
Cerrando la lista, Bitcoin Berlín en El Salvador ha expandido su modelo con éxito a Bitcoin La Laguna. En solo un mes, logró progresos que a Bitcoin Berlín le llevaron dos años, atrayendo remesas y turismo mediante el intercambio de conocimientos. En febrero de 2025, organizó la tercera edición del Berlin Walls International Muralism Festival, financiado con donaciones en bitcoin a través de Geyser Fund, creando murales que fusionan arte local y símbolos bitcoiners para fomentar un museo al aire libre y el turismo cultural.
Esta comunidad salvadoreña también registró avances educativos y comunitarios significativos, como clases gratuitas de inglés en su centro bitcoiner y talleres prácticos sobre hardware wallets, con colaboración de proyectos como Node Nation para enseñar a jóvenes a operar nodos y mineros.
Asimismo, la comunidad organizó el Bitcoin Berlín Festival en noviembre de 2025, combinado con la conferencia Economía Bitcoin, atrayendo visitantes internacionales y locales para charlas, actividades culturales y demostración de cómo es vivir dentro de una economía circular de BTC.
Estas cinco iniciativas forman parte de un ecosistema con decenas de comunidades activas en la región. En ellas, las transacciones diarias en satoshis son habituales y el intercambio de conocimientos contribuye a la expansión continua del modelo.



