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Según Koning, El Salvador apostó por combinar el palo y la zanahoria, sin lograr buenos resultados.
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El analista expresó que nadie, ni los que buscan riesgos ni los que los evitan, pagan con BTC.
El acuerdo entre el gobierno de Nayib Bukele y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sigue generando debate. Muchos bitcoiners lo ven como una traición, al considerar al FMI un enemigo de gran calibre, mientras que los detractores del criptoactivo líder han aprovechado la oportunidad para reafirmar su postura y argumentar que BTC está destinado a fracasar. Uno de ellos es John Paul Koning, quien recientemente publicó un ensayo titulado “El fin del experimento de pagos con bitcoin en El Salvador”.
En su escrito, Koning hace un breve repaso de la trayectoria de bitcoin en El Salvador y concluye que ha sido un claro ejemplo de por qué BTC no puede triunfar como dinero. Sostiene que, incluso si un gobierno adopta una postura flexible e implementa medidas para impulsar la creación de Satoshi Nakamoto, el resultado seguirá siendo el mismo. Por ello, argumenta que no se debería culpar ni al FMI ni a los estados.
De esta forma, el comentarista señala que los defensores de bitcoin suelen argumentar que su adopción se ve obstaculizada por la intervención gubernamental. A partir de aquí, introduce la metáfora del palo y la zanahoria (restricciones e incentivos), comenzando por los incentivos. Menciona, por ejemplo, la eliminación del impuesto a las ganancias de capital sobre bitcoin y el bono de 30 dólares en BTC, ofrecido a quienes descargaran la Chivo Wallet.
El gobierno de El Salvador usó una combinación de palos y zanahorias para impulsar la adopción de bitcoin. Primero, las zanahorias: eliminó el impuesto a las ganancias de capital en bitcoin para facilitar su uso en compras, y creó la billetera Chivo, una app de pagos en bitcoin y dólares para todos los salvadoreños. Quienes descargaban Chivo y usaban bitcoin recibían un bono de $30, eso es mucho dinero en El Salvador. Además, las gasolineras ofrecían un descuento de $0.20 por galón a quienes pagaban con la app. También era posible usar Chivo para pagar impuestos con bitcoin.
John Paul Koning, analista.
Koning no se contiene y explica que, tanto en El Salvador como en Estados Unidos, se instalaron cajeros automáticos bitcoin para facilitar el envío de remesas al país centroamericano, y da a entender que se subestimaron los costos de operar estas máquinas. En cuanto a las exigencias del gobierno, destaca la obligación para las empresas de aceptar bitcoin como forma de pago.
En cuanto al palo, Bukele impuso que la aceptación de bitcoin fuera obligatoria para las empresas. Desde 2021, los negocios estaban obligados a aceptar bitcoin o enfrentarse a sanciones. Esto les generó costos adicionales, ya que debían actualizar su software de pago, cambiar la señalización, capacitar a sus empleados y establecer nuevos procesos para manejar los bitcoins después de cada venta.
John Paul Koning, analista.
Aunque en los primeros meses tras la implementación de la Ley Bitcoin se registraron cifras positivas en el envío de remesas –el mismo John Paul las califica como impresionantes-, el analista señala que, durante los cuatro años siguientes, las remesas vinculadas a las criptomonedas cayeron del 4,5% a apenas un 0,87% en diciembre de 2024. Para ello se apoya en datos del Banco Central.
Asimismo, Koning continúa con sus críticas y las apoya en los datos de una encuesta que se realizó en 2022, a cargo de los economistas Fernando Álvarez, David Argente y Diana Van Patten. Este trabajo se aplicó a 1.800 hogares en El Salvador en persona, con la finalidad de obtener información detallada sobre la Chivo wallet.
El resultado, aunque mostró que más de la mitad de los adultos involucrados había descargado Chivo, también reveló que la mayoría apenas utilizaba la billetera. John Paul matiza: “Aunque más del 20% de la población continuó usando Chivo después de gastar su bono de 30 dólares en bitcoin, la mayoría del uso fue ocasional… El usuario promedio de Chivo indicó que, en ciertos meses, no realizó ni envíos ni recepciones de pagos en bitcoin”.
Otro detalle que llamó la atención de Koning fue que, según esta encuesta, solo el 3% de los hogares encuestados usó Chivo para recibir remesas en bitcoin, frente al 8% que recibió dólares estadounidenses. El influencer argumenta que si en la práctica Chivo era «otra versión de PayPal o Venmo», entonces no tenía sentido darle tanto peso legislativo a bitcoin.
“Las empresas tampoco adoptaron bitcoin con entusiasmo”
Del mismo modo, el divulgador sobre temas de economía recurrió a la encuesta de Álvarez, Argente y Van Patten para destacar que solo una de cada cinco empresas aceptaba bitcoin, y en su mayoría eran grandes marcas como McDonald’s, Starbucks, Pizza Hut y Walmart. El estudio reveló que el 88% de las empresas que recibían BTC de los clientes los convertían rápidamente a dólares, por lo que, según el influencer: “No existía un flujo continuo entre los bitcoins gastados por los consumidores y la capacidad de las empresas para reciclar ese dinero en salarios e inventario”.
Finalmente, Koning respaldó sus argumentos con los resultados de una encuesta publicada por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), la cual han realizado desde 2021. En 2024, el trabajo reveló que solo el 8,1% de los encuestados utilizaban bitcoin para realizar pagos, pero la mayoría lo hacía de manera esporádica: el 55% de estos pagos fueron efectuados entre una y tres veces durante el año.
El analista concluye su ensayo afirmando que bitcoin no puede prosperar como dinero, ya que, por un lado, quienes están dispuestos a asumir riesgos rechazarán utilizarlo para aprovechar el aumento de su precio, y, por otro, aquellos que temen al riesgo no se atreverán a guardarlo ni a usarlo para realizar pagos. Según su perspectiva, solo mediante coerción y subsidios sería posible alterar las preferencias naturales de los individuos, las cuales, en su opinión, no están alineadas con el uso de bitcoin.
El divulgador también expresa su pesar por el tiempo y los recursos invertidos en este proyecto, los cuales, en su opinión, podrían haberse destinado a áreas más prioritarias como la salud y la educación. En muchos aspectos, su análisis presenta argumentos que algunos podrían considerar carentes de contexto, además de que no parece idóneo basarse en el hecho de que bitcoin, al ya no ser obligatorio en El Salvador, finalmente ha concluido su etapa en el país. Además, resulta difícil creer que la mayoría de los bitcoiners salvadoreños hayan imaginado que, para 2025, estarían disfrutando de una utopía anarcocapitalista.
Mientras tanto, Stacy Herbert, directora de la Oficina Bitcoin de El Salvador, se mantiene optimista sobre el futuro de bitcoin en el país. Aunque reconoce que los avances pueden parecer lentos, defiende que el gobierno de El Salvador avanza a la velocidad que necesita la nación para lograr una transformación sostenible. Herbert aseguró que bitcoin ha sido un pilar clave de la estrategia económica del presidente Bukele, cuyo objetivo es ampliar las libertades económicas de los salvadoreños.