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En las microeconomías ludificadas, los usuarios obtienen recompensas por completar ciertas tareas.
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La agricultura digital es un refugio para la estresante vida de los venezolanos.
El colosal sector petrolero de Venezuela, que dio forma al país durante un siglo, se ha detenido casi por completo. El colapso deja una economía destruida y un ambiente devastado donde la hiperinflación y devaluación son protagonistas por el apetito voraz con el que consumen los ingresos de la población, casi al instante de recibirlos. En esta economía tan extrema, las criptomonedas y los juegos como Axie Infinity o Plant vs Undead, representan todo un mar que da nuevas esperanzas a los venezolanos.
Durante muchos años, economistas y gobernantes han manifestado la necesidad de que Venezuela rescate su sector agrícola como vía para escapar del rentismo petrolero. Pero en esos tiempos, seguramente nadie imaginó que el cultivo de las tierras también es algo posible en el mundo digital.
Dedicarse a la agricultura digital es ahora el sueño de Charly. Él es un policía de 42 años que vive, junto a su esposa y tres hijos, en una humilde vivienda de uno de los barrios más grandes del país.
El salario de la pareja, ambos empleados del Estado, no supera los USD 10 mensuales, lo cual obliga a «hacer magia» para alimentar a toda la familia. Ellos son solo el reflejo de la situación en la que se encuentran miles de funcionarios públicos que sobreviven a la distorsionada economía de Venezuela.
En esta asfixiante economía, los juegos se han convertido en una de las tablas de salvación de cientos de venezolanos que se han aferrado a la modalidad play to earn o jugar para ganar, para crear una nueva versión de salario. Estos proyectos también pueden ser llamadas microeconomías ludificadas donde los usuarios obtienen recompensas por completar ciertas tareas.
En Axie Infinity, por ejemplo, se crían monstruos digitales para vencer a otras criaturas, y con cada victoria se obtienen tokens como premio. En el otro juego, Plant vs Undead, se obtienen beneficios trabajando como jardinero o agricultor, es decir, regando plantas y protegiendo a los cultivos de los cuervos.
«Yo quiero escapar de la economía extrema de mi país con Plant vs Undead». Eso fue lo que dijo Charly cuando CriptoNoticias le preguntó ¿por qué un policía con 10 años de servicio como él, tenía tanto afán de vender su moto para experimentar con un juego que le convertiría en agricultor digital?
Su respuesta fue que había encontrado algo a qué aferrarse y no pensaba soltarlo. «Cuando vas en caída libre junto con los bolívares que llevas en los bolsillos, si no encuentras un paracaídas o algo a qué aferrarte terminarás estrellándote contra el suelo y morirás, así que afortunadamente he descubierto algo que puede ayudarme a sobrevivir», respondió Charly.
Curiosamente, el argumento del venezolano va acorde con lo que sucede en la agricultura, porque los cultivos se pueden secar y morir, pero si encuentras un pequeño retoño, puedes sembrar, regar, cosechar y florecer.
La economía siempre sobrevive
«La economía siempre sobrevive y prospera a pesar de todas las adversidades». La frase es extraída del libro Economías Extremas de Richard Davies, economista investigador de la London School of Economics y la Universidad de Bristol.
Él viajó a 9 lugares donde los seres humanos viven en circunstancias extremas con el objetivo de estudiar cómo logran sobrevivir en las peores circunstancias. Aunque el británico no viajó a Venezuela, seguramente habría encontrado que es un lugar fascinante para estudiar porque posee grandes similitudes a los sitios que conoció.
En el país suramericano, al igual que en la región de Darién en la frontera entre Colombia y Panamá, así como en los otros ocho sitios que Davies visitó, la población se vio sometida a un estrés inigualable, por diversas circunstancias. Pero, a pesar de lo diezmada de la economía, se quedaron, reconstruyeron, se aferraron a algo que ganó valor porque es altamente requerido, y pronto comenzaron a prosperar.
Davies cuenta en su libro que los presos de la cárcel Estatal de Louisiana en Estados Unidos reconstruyeron su economía utilizando latas de pescado (ahora café) como moneda. Algo entendible tras haber encontrado que es un activo altamente valorado e imposible de clonar en el recinto carcelario.
En Kinshasa, la capital del Congo, donde hay devaluación y alta inflación, la población recurre al comercio informal para sobrevivir. Así que algunos compran grandes bolsas de carbón y la venden en pequeñas porciones ya que es usado como combustible para cocinar. Otros, encuentran agua limpia, llenan un balde y luego la venden por partes en pequeños paquetes plásticos, porque el líquido es exageradamente escaso.
En definitiva, los individuos tienen una inmensa capacidad de reconstruir su propia economía casi de la nada, tal como señala Davies. De la misma manera, los juegos basados en el modelo play to earn pueden convertirse en una alternativa de inversión para los venezolanos que tratan de sortear la crisis económica
La jardinería, un refugio para la estresante vida de los venezolanos
Charly se enteró de los proyectos play to earn por conversaciones que sostenían varios compañeros de trabajo. Uno de ellos explicó que se había convertido en terrateniente del metaverso, ese en el que existe Plant vs Undead. Lo logró tras vender su camioneta, así que planeaba alejarse del mundo policial.
Lo cierto es que sin buscarlo y así sorpresivamente, Charly recibió de sus compañeros suficiente información como para quedar inquieto, necesitaba saber más como antídoto ya que sentía como si se hubiese tomado un veneno.
Lo que si sabía era que había traspasado una puerta y que no había posibilidad de retorno. Ya nada le iba hacer cambiar de parecer, quería conocer más de ese juego con el que podría generar USD 200 o más. Tenía años esperando una oportunidad que le permitiera salir de la miseria, y sentía que le había llegado.
Al llegar a su casa ese día, le comentó a su esposa Sonia lo sucedido en el trabajo y casualmente ella «había escuchado que la gente hablaba de esos juegos en Tik Tok, pero no le he prestado mucha atención», dijo ella. «¿Conoces a alguien de mucha confianza que nos diga cómo meternos en eso?», preguntó él.
Tres días más tarde ella viajaba a otra ciudad para recibir instrucciones de un familiar que contaba con un grupo de amigos, una especie de club dedicado a la práctica de los juegos basados en el modelo play to earn. Algunos jugaban Axie Infinity, mientras que otros se inclinaban más por Plant vs Undead porque exige un monto más bajo de inversión para ingresar.
Sonia se tomó una semana para despejar todas sus dudas, compartió con los amigos de su familiar, se contagió con su entusiasmo y pronto hablaba su mismo lenguaje. «Llegué pensando que NFT era una nueva técnica relacionada con programación neurolingüística (PNL) y ahora comprendo muy bien que me están hablando de tokens no fungibles, gracias muchachos», señaló ella al momento de regresar a Caracas.
Ya en la capital, Sonia y Charly se plantearon la meta de vender el único medio de transporte que tenían: su moto. Esto con la idea de reunir los USD 100 que en ese momento necesitaban para comprar los 10 PVU (token nativo del proyecto) requeridos para ingresar al juego.
Sin embargo, el camino también estuvo cargado de complicaciones: los desarrolladores de Plant vs Undead anunciaron cambios que les obligaron a repensar la idea de ingresar al juego. Se tomaron varios días para replantearlo y tras analizarlo bien, decidieron avanzar. «Nos motivamos con la frase ‘si no se arriesga no se gana’», dijo Charly.
Una vez adentro les tocó descubrir que, en efecto, son muchos los riesgos: que el precio del PVU caiga y disminuyan las ganancias, que los servidores colapsen, que los desarrolladores no cumplan con sus promesas, entre otros. «A nosotros nos cayó una plaga de cuervos», dijo Sonia.
En este videojuego, los cuervos son los primeros enemigos, pues estas aves retrasan el tiempo de cosecha cuando están posadas sobre las plantas. De allí la importancia de que los granjeros revisen el terreno con frecuencia para activar los espantapájaros cada vez que notan la presencia de cuervos cuya probabilidad de que reaparezcan sobre un cultivo es de 10%.
Después que nos apareció un cuervo cada día de la semana, nos preguntamos ‘¿qué está pasando aquí?’ Entonces decidimos organizarnos, así que durante el día nuestros hijos están pendiente del cultivo y por las noches mi esposa y yo hacemos turnos. Así regamos las plantas, espantamos cuervos y también regamos el árbol del mundo mientras esperamos nuestra cosecha.
Charly, policía venezolano.
Dentro de pocos días, Charly y su familia obtendrán su primera planta en NFT, que es un requisito indispensable para retirar sus ganancias. Una vez que la obtenga dejará de ser jardinero y se convertirá en granjero. Calcula que el juego le generará un rendimiento de USD 200 semanales o unos USD 800 al mes. «Una ganancia de 800 dólares al mes nos cambiará la vida porque podremos darnos gustos que hasta ahora hemos tenido prohibido», agregó el venezolano.
Un policía, después de todo
¿Con un salario cerca de los 1.000 dólares dejarías de ser policía? preguntó CriptoNoticias, a lo que Charly respondió con rapidez: «No, de ninguna manera». Luego explica sus razones. «Perder mi empleo significaría entregar mi arma con la que gano respeto en el barrio donde vivo, o la chapa que me otorga jerarquía donde quiera que voy, además de otros beneficios», dijo.
Charly no quiso entrar en detalles, pero tampoco niega que se estén presentando casos de extorsión por parte de agentes policiales en contra de jugadores de Axie Infinity y Plant vs Undead, como se ha comentado en las redes sociales.
No es algo que extraña en Venezuela donde más del 10% de los casos de extorsión y secuestro registrados en el país involucran a miembros de la policía o el ejército, según datos de InSight Crime, una fundación dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica.
Tras el colapso económico de Venezuela, muchos funcionarios públicos se dejaron seducir por el crimen. «Es común que las bandas cometan el secuestro y los policías negocien los rescates», apuntó la fundación en 2019.
El flagelo de la corrupción es también un efecto de las economías extremas, como lo señala el economista Richard Davies en su libro.
«Sucede en ciertos lugares del mundo porque es un recurso al que acude el policía para poder comer. Al igual que todos en esa economía extrema, él también tiene hambre y eso cambia completamente la idea de qué es moral o inmoral», apunta el economista.
Visto así, un juego que otorga rendimiento por cumplir ciertas tareas, puede ser una tabla de salvación para un policía venezolano, no solo para alimentar a su familia, sino además para evitar que la moral personal entre en conflicto con el deber profesional.
elementos que requiere para sobrevivir. Fuente: Karolina Grabowska / pexels.com
La economía descentralizada es el futuro
Las criptomonedas vienen desempeñando un papel importante en Venezuela, ya que el país está entre los primeros diez países del mundo con mayor adopción, aunque por cierto tiempo estuvo entre los tres primeros.
Sin embargo, esta tierra rica en petróleo, minerales y otros recursos naturales, es otra de esas naciones en las que se cumple lo que Davies llama «un sistema oculto», que funciona «en paralelo al que rastrean las agencias de estadísticas». Con ello se refiere a la economía informal y descentralizada, la que no depende del Estado, sino una que es impulsada por la gente.
Por la forma en la que están emergiendo las economías extremas visitadas por Davies, cualquiera podría pensar que las sociedades funcionarían mejor con un sistema de libre mercado, donde el gobierno se haga a un lado y que la gente haga lo que quiera.
«Es porque la economía informal es más grande, más sofisticada y más innovadora de lo que los responsables políticos entienden, es una brecha enorme. En la actualidad, la informalidad no juega ningún papel en la economía dominante, pero si nos preocupamos por la resiliencia, esto tendrá que cambiar”.
Richard Davies, autor del libro “Economías Extremas”.
Por eso el economista sugiere que el seguimiento de las actividades informales o descentralizadas, «mejoraría nuestra imagen de una economía y arrojaría algo de luz sobre cómo funciona la resiliencia». Esto porque en todos los sitios que visitó estaban finamente sintonizadas con las dificultades de la vida en esa ciudad.
Otro elemento que el economista británico considera que debe cambiar es la forma como se entiende y valora al capital humano de un país porque es el que tiene un gran poder para impulsar la economía.
Si bien es cierto que el recurso humano ha llegado a ser reconocido como una fuente importante de crecimiento económico durante los últimos 30 años; también es cierto que las economías extremas están mostrando otro ángulo: que la economía toma impulso por el capital humano, y no precisamente por los gobiernos.
Es el capital humano lo que ayuda a que una economía se expanda y además es una forma de protegerse contra un declive catastrófico. «El capital humano, como la informalidad, es una reserva de resiliencia. Es un valor clave para el futuro», apunta Davies.