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La tokenización de obras está dando un nuevo impulso a toda una generación de entusiastas.
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Utilizan la cadena de bloques para emitir certificados de autenticidad.
Una nueva ola de artistas y artesanos está usando a los tokens no fungibles (NFT) como un puente entre el mundo físico y el digital. Están decididos a usar nuevas alternativas para mostrar las obras que quedaron fuera de la vista de la mayoría después que la pandemia cerró las galerías que organizaban exposiciones con frecuencia. A la vez, están allanando el camino para revelar nuevos casos de uso que, hasta ahora, se han explorado poco.
El escultor suizo Xavier Magaldi ha decidido no ponerse límites pese a las restricciones impuestas por el distanciamiento social, los viajes limitados o las galerías cerradas. A pesar de todo, quiere mostrar sus obras a la mayoría para que su arte siga vivo. Así que para lograrlo su propuesta se basa en el mercado de los NFT y en el entorno de la realidad virtual.
Realizará su primera exposición virtual el sábado 1 de mayo en el cuarto piso del museo francés Les Collectionneurs, ubicado en el metaverso impulsado por la blockchain de Ethereum, Cryptovoxels, donde cada usuario puede ingresar con visores de realidad virtual. Cada pieza está directamente vinculada con una obra física que será enviada al comprador de la versión NFT, tal como detalla el artista en su Instagram.
La exposición que Magaldi ha llamado Oxyde, también estará disponible a través de Iazzu, una aplicación que vincula a expositores, artistas y coleccionistas de arte, en cuya plataforma las obras pueden ser apreciadas con realidad aumentada (RA).
Las esculturas físicas de Magaldi son exhibidas en la galería de arte Speerstra de Paris, Francia, que decidió unirse a la tendencia que hay entorno a los NFT. Sucedió después del éxito obtenido por galerías con trayectoria como Christie’s, la cual introdujo los tokens coleccionables en la historia del arte, cuando vendió una obra tokenizada por USD 70 millones.
El legendario bordado ahora se tokeniza
En 2017 la UNESCO incluyó el tapiz de Bayeux en el Registro de la Memoria del Mundo, es una obra de arte medieval que demuestra cómo el bordado ha existido por siglos en la historia de la humanidad.
Usando algunas de las mismas técnicas necesarias para elaborar el gigantesco tapiz creado durante el medioevo, hoy la empresa Vangart realiza particulares obras en conexión con artistas callejeros como Sun 7, Sozyone, Soklak, que luego expone en mercados NFT según una publicación del blog Non Fungible.
La empresa, además, está utilizando la cadena de bloques para emitir certificados de autenticidad y permite que sus compradores decidan cómo hacerlo. La compañía pide que sus usuarios completen un formulario que requiere el número de serie que posee cada obra, así como la cartera en la que recibirán su token. Luego, una vez que compren la obra que prefieran en versión NFT, a través del mercado Opensea, podrán reclamar la obra física.
En caso de que el usuario solo desee comprar el NFT específicamente para la reventa o se tome el tiempo para decidir la mejor ubicación para la obra de arte, la empresa mantiene el bordado protegido contra daños.
Una vez que el usuario adquiere una obra en NFT, inmediatamente puede reclamar su obra en físico. Vangart solo tiene que verificar que el código del token corresponda con la obra vinculada. Pero si el usuario compró el token en un mercado secundario, será obligatorio ponerse en contacto con la empresa para confirmar si el código del token ya se ha utilizado, tal como se detalla en la publicación.
La inventiva de los artistas para apropiarse de Tokens no fungibles está en auge. Se debe a que el puente entre el ecosistema NFT y el mundo real es un desafío que cada vez más personas están tratando de enfrentar. Lo demuestran las publicación de CriptoNoticias, las cuales recientemente han informado que el argentino José Delbo venderá su NFT vinculado con su cómic sobre Satoshi, mientras que el artista plástico colombiano Joaquín Restrepo ya vendió un token coleccionable con una de sus obras.