-
Premios Nobel, ejecutivos y profesores de universidades de élite han sido duros críticos de bitcoin.
-
Poseer estudios o credenciales prestigiosas en finanzas no implica entender el significado de BTC.
Desde hace más de una década, destacados economistas, influyentes banqueros y reconocidos inversores sostuvieron que bitcoin (BTC) estaba destinado a desaparecer. Entre ellos se cuentan premios Nobel, ejecutivos de Wall Street, profesores de universidades de élite y figuras clave de la política monetaria mundial. Para todos ellos, el proyecto creado por Satoshi Nakamoto carecía de futuro y, tarde o temprano, su valor caería a cero.
La lista de quienes argumentaron esa postura incluye a nombres como Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Nouriel Roubini, Robert Shiller, Kenneth Rogoff, Alan Greenspan, Warren Buffett, Jamie Dimon y Charlie Munger, entre muchos otros. Todos, como bien dice Eli Nagar, CEO de Braiins Mining, compartían la idea de que bitcoin era una burbuja, un fraude o un experimento inútil que el tiempo se encargaría de borrar.
Sin embargo, la realidad tomó un rumbo distinto. Lejos de desaparecer, bitcoin se consolidó como un activo global, alcanzando hitos impensados en sus inicios. En 2021 fue declarado moneda de curso legal en El Salvador; hoy, forma parte de las reservas nacionales de Bután, que acumula en BTC el 40% de su PIB.
Además, desde su regreso a la presidencia, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que autoriza la creación de una reserva estratégica de bitcoin en Estados Unidos. Este documento autoriza la creación de una tesorería con los BTC incautados por el gobierno federal, que según estimaciones no oficiales suman alrededor de 198.022 monedas.
Así, la medida prohíbe la venta de estos fondos y ordena una auditoría exhaustiva de las reservas, con el fin de conservarlos como una tesorería que funcione como una especie de «Fort Knox» digital. No obstante, hasta la fecha no se ha hecho pública esta revisión, aunque sí se difundió un informe con estrategias para adquirir bitcoin.
Vale destacar que uno de los críticos más persistentes de bitcoin es Peter Schiff, CEO de Euro Pacific Capital, quien lleva años cuestionando abiertamente el ecosistema mediático que rodea al proyecto. Además, en los últimos meses ha criticado el respaldo que BTC recibe desde la administración de Donald Trump. El especialista sostiene que la creación de Satoshi es una burbuja y que a los bitcoiners no les interesan los problemas financieros de sus países, sino únicamente la cotización del activo.
Por su parte, Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase, fue otro crítico destacado que en el pasado calificó a bitcoin como un fraude, comparándolo con la burbuja de los tulipanes en el siglo XVII en Holanda. Aunque reconocía la utilidad de las redes de criptomonedas, sostenía que bitcoin no podría perdurar a largo plazo. Curiosamente, con el tiempo JPMorgan cambió su postura y no solo terminó ofreciendo servicios relacionados con BTC, sino cerrando alianzas con empresas ligadas al espacio.
El conocimiento autodidacta como clave para captar el verdadero valor de bitcoin
Lo cierto es que tener títulos o carreras prestigiosas en finanzas no garantiza entender el verdadero significado de bitcoin. Esto último fue explicado recientemente por Rodolfo Andragnes, fundador de Bitcoin Argentina, quien destacó que ser un intelectual no implica tener la humildad para comprender a la creación de Satoshi Nakamoto. Esto fue reportado por CriptoNoticias.
Y es que entender sobre BTC no va solo de conocimientos técnicos o económicos, sino también de principios éticos y filosóficos que fundamentan su diseño y adopción. Además, esto implica abrirse a una nueva visión del dinero y la libertad financiera, una perspectiva que, como es lógico, durante el siglo pasado no encajaba en los planes de estudio en las academias modernas de economía.
Por ende, la autosuficiencia educativa cobra una relevancia especial. Entender bitcoin y su potencial no depende únicamente de especialistas ni de las estructuras tradicionales de enseñanza, sino del interés personal por explorar, cuestionar y aprender de forma continua. Cultivar el propio conocimiento sobre esta tecnología y sus implicancias económicas y sociales es clave para formar una visión que permita aprovechar sus beneficios.