Hechos clave:
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Estudios señalan que los poseedores de bitcoin "se arriesgan” por falta de conocimiento.
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La expectativa de mayores ganancias es la que mueve las inversiones en bitcoin.
En la misma medida en que el ecosistema de bitcoin y otras criptomonedas avanza, en los últimos años se vienen realizando diversos estudios tratando identificar las características de las personas que adquieren y usan criptomonedas. Para ello se toman en cuenta principalmente variables como el género, la edad, condición socioeconómica, nivel de educación y conocimientos sobre finanzas.
Precisamente en torno a los conocimientos financieros gira el más reciente informe elaborado por el Banco Central de Canadá, según el cual la educación financiera se vincula positivamente con el conocimiento sobre las criptomonedas, pero se asocia negativamente con su tenencia.
Vale aclarar que, a los efectos de esta y otras investigaciones, el conocimiento financiero se entiende como «el grado de información que una persona tiene sobre conceptos financieros clave y su capacidad para aplicar ese conocimiento en la toma de decisiones financieras».
Basándose en esta definición, los resultados de la «Encuesta Cash Alternative 2019» -aplicada por el banco el año pasado- indican que los canadienses con un nivel más bajo de comprensión de las finanzas son quienes tendrían el doble de probabilidades de invertir en bitcoin.
Según el estudio, 93% de los residentes de ese país con un alto nivel de información financiera conocen las criptomonedas. De ese grupo solo el 4% las poseen. En contraste, el 72% de los encuestados, con un bajo nivel de conocimientos financieros, conocen estos activos, pero el 8% de ellos poseen criptomonedas.
Se asegura, de esta forma, que la «alfabetización financiera» ofrece a los usuarios mayor comprensión de conceptos centrales para la toma de decisiones económicas. Se deduce en consecuencia que las personas con bajos conocimientos sobre las finanzas son las que «se arriesgan» a adquirir criptomonedas. Esto debido a su poca capacitación financiera.
De este tema en específico se ocupó la iniciativa Think Forward, conformada por el grupo financiero ING, junto a socios como Deloitte, Dimension Data, CEPR (Center for Economic Policy Research), Dell/EMC y Amazon Web Services.
Think Foward publicó a principios de este año los resultados de un estudio sobre «Educación financiera y actitudes hacia las criptomonedas». En este caso tomó en cuenta un universo más amplio, encuestando en 2018 a personas de 15 países diferentes, incluidos Estados Unidos, Australia, Reino Unido, países de Asia y miembros de la Unión Europea.
Los investigadores estimaron la influencia de la educación financiera en las actitudes hacia bitcoin, en función de cuatro categorías: propiedad actual, intención de poseer en el futuro, ninguna intención de poseer en el futuro y haber oído hablar de este tipo de activos.
De forma semejante al Banco de Canadá, Think Foward subraya que las personas con más conocimientos financieros tienen menos probabilidades de poseer criptomonedas. Arguyen que «es más probable que este grupo no tenga la intención de poseerlas en el futuro». A ello agregan que «cuanto más alfabetizada está una persona financieramente es más probable que haya oído hablar de las criptomonedas, aunque está menos dispuestas a adquirirlas«.
El estudio buscaba saber si los usuarios ordinarios de bitcoin tienen los conocimientos y habilidades financieras adecuadas «para utilizar instrumentos financieros inherentemente complejos, riesgosos y volátiles». Infiere que la falta de información financiera lleva a las personas a este mercado.
Se trata de unos resultados que, a juicio de los encuestadores, no sorprenden. Sobre todo si se toma en cuenta el tipo de inversionistas.
Una gran parte del mercado de las criptomonedas [está conformada] por inversionistas poco sofisticados con menos conocimientos financieros. Es probable que estos inversionistas sobreestimen las perspectivas de recompensa en las criptomonedas y subestimen el riesgo que implica la inversión (…) Uno esperaría que los más instruidos en finanzas fueran menos propensos a involucrarse en un nuevo instrumento altamente volátil y en transacciones impulsadas por recompensas prometidas irrealmente altas, o por sentimiento e imitación.
Informe Think Foward.
Conocimiento financiero y tecnológico, dos variables para invertir en bitcoin
A pesar de los resultados de los estudios arriba citados, que cuestionan los conocimientos financieros de los usuarios de bitcoin, existen otras investigaciones efectuadas en el mismo período con deducciones totalmente distintas.
En ese sentido, los datos obtenidos por un estudio de la plataforma de trading e inversión, eToro, sugieren que muchos inversionistas se alejan de las criptomonedas por la falta de conocimientos. En este caso, «la falta de educación financiera y tecnológica es la barrera clave que impide que los inversionistas en línea compren el activo».
En 2018 la empresa realizó una encuesta a una muestra de 1.000 inversionistas estadounidenses. Determinó que el 44% de los encuestados no comerciaban con criptomonedas porque sentían que carecían de la educación adecuada.
Al respecto, el director de eToro en Estados Unidos declaró a los medios que la encuesta reveló «una grave falta de recursos educativos disponibles para aquellos que desean invertir o aprender más sobre bitcoin».
En 2019 Grayscale presentó un informe similar al de eToro encontrando también que los inversionistas estadounidenses, sobre todo mujeres, tendrían más probabilidades de invertir en bitcoin si hubiera más recursos educativos disponibles sobre criptomonedas.
Esto es cierto incluso entre los millennials, que tienen más conocimientos sobre esta clase de activos que otras generaciones. El 40% de los millennials que no invierten en bitcoin dice que la falta de educación es la razón principal por la que no invierten.
Informe eToro.
Esta información lleva a revisar con más detalle otras características de los usuarios, en función de variables como el género, la edad y el nivel educativo en general. Tomando en cuenta estos otros factores, una investigación de la plataforma 2gether determinó que las personas con estudios superiores de entre 26 y 45 años son quienes más usan bitcoin.
El informe de 2gether se publicó en febrero de 2020 con base en una encuesta aplicada a 10.000 personas en países de la Unión Europea, entre abril y diciembre de 2019. No solo refiere el rango etario de los usuarios principales, sino que afirma que la mayoría de los usuarios de criptomonedas consultados eran hombres, «con profesiones como abogados, contadores o economistas».
Con algo parecido se encontró Dalia Research en 2018. Para su investigación encuestó a 29.000 personas en los 8 países con los mayores mercados de criptomonedas (Reino Unido, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, China, Alemania, India y Brasil).
Aun cuando no se habla en particular del conocimiento financiero, los resultados, reportados por CriptoNoticias en esa fecha, resaltan que la cantidad de propietarios de bitcoin aumenta con el nivel educativo.
«12% de los encuestados que poseían monedas virtuales tenían un nivel de educación más alto, en tanto que 4% estaba en un nivel más bajo. El sector con mayor educación también presentó más conocimiento e intención de compra (67%)».
Si consideramos el enfoque de la investigación anterior, vale suponer que a mayor nivel educativo las personas poseen mayor conocimiento sobre finanzas.
Se trata de una premisa que asumen los investigadores Mario Arias-Oliva, Jorge Pelegrín-Borondo y Gustavo Matías-Clavero. Estos profesores universitarios en 2018 realizaron un estudio titulado «Variables que influyen en el uso de criptomonedas: un modelo de aceptación de tecnología en España».
«Expectativa de rendimiento», variable más importante a la hora de invertir en bitcoin
En su informe, los académicos españoles indican que debido a que las criptomonedas se basan en una tecnología novedosa, como blockchain, se necesita un nivel mínimo de conocimiento tecnológico y financiero para tener una comprensión básica de cómo operar con ellas. Por esta razón, seleccionan para sus estudios personas con mayor nivel educativo.
Esta decisión con respecto a la muestra se basó en otros estudios que justifican la elección de una muestra altamente educada como un medio para asegurarse de que los encuestados tienen un mayor nivel de conocimiento financiero.
Mario Arias-Oliva, Jorge Pelegrín-Borondo y Gustavo Matías-Clavero.
Los docentes se refieren al conocimiento financiero como variable que puede ser predictiva –pero no explicativa– de comportamientos financieros. Citan datos de varios estudios previos:
Van Rooij y col. (2011) muestran que la educación financiera afecta la toma de decisiones: las personas con poca educación financiera tienen muchas menos probabilidades de invertir en acciones. En su revisión de la literatura sobre el tema, Lusardi y Mitchell (2014) encuentran que numerosos artículos demuestran que cuanto mayor es el conocimiento financiero de una persona, es más probable que participe en los mercados financieros e invierta en acciones.
Mario Arias-Oliva, Jorge Pelegrín-Borondo y Gustavo Matías-Clavero.
Entre los argumentos de los profesores, también se expone que los niveles más altos de conocimiento financiero están asociados con una mayor planificación del ahorro, más participación en el mercado de valores y elecciones más inteligentes cuando se trata de la selección de productos financieros.
«Al mismo tiempo, los niveles más bajos de conocimiento financiero están asociados con decisiones financieras más deficientes, préstamos más costosos, prácticas costosas de tarjetas de crédito y una acumulación excesiva de deudas», acotan.
Al extrapolar los resultados de estas investigaciones a la decisión de invertir en bitcoin se llega a conclusiones similares.
No obstante, de acuerdo a los señalamientos de los investigadores, el conocimiento financiero no debe analizarse como variable única, pues tiene que combinarse con otros factores. Estos tienen que ver con la expectativa de rendimiento, las condiciones facilitadoras, la influencia social, la experiencia de esfuerzo y el riesgo percibido.
Al analizar todos estos elementos en distintos estudios, los docentes españoles establecen que la variable con mayor poder explicativo para la decisión de un inversionista individual de usar criptomonedas es la expectativa de rendimiento. Las variables restantes: influencia social, riesgo percibido y educación financiera, tuvieron una influencia menos significativa en sus investigaciones.
Los estudios sobre criptomonedas han alcanzado los mismos resultados con respecto a la influencia de la expectativa de rendimiento (…) La utilidad percibida también es la variable más importante que influye en la intención de usar bitcoin.
Mario Arias-Oliva, Jorge Pelegrín-Borondo y Gustavo Matías-Clavero.
Ahora, los que saben de finanzas invierten más en bitcoin
Al observar las diferencias que registran las investigaciones antes descritas, se hace evidente que no hay resultados concluyentes que permitan asegurar que a menor conocimiento sobre finanzas aumenta el uso de criptomonedas.
Aun así, vale apuntar algunas de las ideas expresadas en los estudios mencionados. Entre ellas resalta el comportamiento asociado a los usuarios con mayor conocimiento financiero.
La mayoría de las investigaciones dicen que las personas con mayor conocimiento financiero tienen menos probabilidades de hacer inversiones poco razonables. Ello se debe a que un mayor conocimiento sobre finanzas permite a una persona evaluar con mayor precisión la inversión.
Es justamente este conocimiento el que ayuda a ver los pros y los contras de cualquier inversión, incluso la relacionada con bitcoin y otras criptomonedas. Así, un inversionista preparado podría decidir, por ejemplo, si invertir en bitcoin, ether o derivados de criptomonedas, dependiendo del estado del mercado financiero y de sus finanzas.
Esta capacidad de evaluación, íntimamente ligada a un mayor conocimiento financiero, podría vincularse entonces con el crecimiento de las inversiones institucionales en bitcoin. Tendencia en auge desde el año pasado.
En 2019, una encuesta patrocinada por Fidelity Investments determinó que el 47% de los inversionistas institucionales de Europa y Estados Unidos consideraba que valía la pena invertir en bitcoin y estaban dispuestos a ingresar al «criptomercado». Este porcentaje pasó a 80% cuando la empresa repitió la encuesta este 2020.
Al poner los resultados de su trabajo en contexto, Fidelity asegura que las políticas monetarias poco convencionales de los gobiernos y bancos centrales, han forzado a los inversionistas a evaluar con detalle el mercado y buscar nuevas maneras de preservar sus riquezas. «Encuentran la naturaleza no correlacionada y el alto potencial alcista de los activos digitales como algo particularmente atractivo».
Vemos, por tanto, como la alta disposición a invertir en bitcoin no es azarosa, y responde a los análisis del mercado que llevan a cabo estos inversionistas institucionales. En sus previsiones parecen prevalecer dos de las variables a las que se refirieron los profesores españoles: expectativa de rendimiento y conocimiento financiero.