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La normativa boliviana desautoriza el uso de criptoactivos, pero no la certificación en blokchain.
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Analistas bolivianos aclaran la diferencia entre una firma electrónica y una digital.
Las firmas digitales son una solución tecnológica que busca dar seguridad y confianza a los documentos electrónicos, y la comunidad de entusiastas de Bolivian Mind Blockchain (BMB) lo ve como el futuro de la identidad digital. Por ello las promueven con el fin de mejorar los servicios de los organismos públicos y privados en ese país.
Gabriela Meléndrez Alaro, fundadora del colectivo BMB, explicó a CriptoNoticias que la firma digital puede usarse para autenticar a un usuario en sistemas de Internet de muchas instituciones públicas. Por medio de este instrumento los documentos adquieren valor legal y carácter probatorio, al permitir crear archivos con más seguridad que la firma manuscrita.
A juicio de la fundadora de BMB, mediante el empleo de la firma digital se reduce el uso y transporte de papel, y se promueve la cantidad y la calidad de los servicios orientados a los clientes de las instituciones estatales y privadas.
Explicó también que la red que se usa para el desarrollo de este instrumento virtual en Bolivia, es la plataforma de Hyperledger Fabric. Pero, ¿por qué se utiliza una plataforma blockchain? La fundadora de BMB argumenta que es un sistema distribuido distinguido notablemente por su capacidad de consenso entre participantes.
Señala además que su tecnología de base de datos distribuida entre ordenadores permite que, una vez introducidos en ella los códigos, permanezcan allí para siempre. Con ello se «garantiza una transacción, un acuerdo o una identidad, que permite encriptar los elementos que tienen que ver con la privacidad».
Blockchain y la seguridad de los datos
En torno a la seguridad de los datos se pronunció Erick Poppe Yañez, ingeniero electrónico, académico y especialista en hardware y software de redes y criptografía, asiduo invitado especial a los eventos de Blockchain Lab promovidos por BMB.
Poppe considera que «la red de blockchain Hyperledger Fabric reduce las estafas al permitir a los participantes compartir la información consensuada sobre el proceso. Así se evita el único punto de falla vulnerable a una manipulación», según opina.
Destaca además que esta plataforma blockchain reduce las estafas, al permitir a los participantes compartir la información consensuada del proceso. «Así se evita el único punto de falla vulnerable a manipulación», añade. Bajo su óptica, esta tecnología mejora aspectos tanto de seguridad y privacidad en la transmisión de datos, como en transacciones con firmas digitales a través de Internet.
Por ello, se busca aprovechar las características de esta cadena de bloques para reconfigurar la forma en que se emplean las rúbricas de identidad virtual.
Una de las claves está en que el libro abierto y distribuido de la tecnología blockchain permitiría detectar y filtrar las actividades potencialmente fraudulentas o abusivas por parte de algunos de los involucrados.
Erick Poppe Yáñez
En torno al aporte de la red de Hyperledger Fabric a la verificación de la identidad, destacó que contribuye con el desarrollo de un sistema de infraestructura de llave pública, el cual se incluye para la certificación de la comunicación entre los participantes en todos los niveles.
Diferenciar firmas digitales y electrónicas
La comunidad BMB ha venido alertando a los usuarios sobre la necesidad de que conozcan la diferencia entre las firmas digitales y las electrónicas. A través de su cuenta en Facebook advierten que «todas las firmas digitales son electrónicas, pero no todas las firmas electrónicas son digitales».
En este sentido, Meléndrez Alaro y Diana Balderrama, otro miembro de la comunidad BMB, coincidieron en señalar que a pesar de que estos dos términos se usen comúnmente como sinónimos, la realidad es que son conceptos diferentes.
La firma electrónica es tan solo una firma equivalente a la manuscrita, que bien puede ser la rúbrica digitalizada en un formato de datos. Es decir, es la constancia de que una persona real ha dado su consentimiento para un determinado fin. Esta no tiene validez legal.
Meléndrez Alaro explicó que «la firma digital emplea firmas electrónicas y las tecnifica a un nivel criptográfico«. Pero además les añade un conjunto de características que le otorgan validez legal y seguridad. Por tanto, sirven tanto para identificar a la persona como para certificar la veracidad de la información. Le agrega una suerte de candado que está dado por el certificado digital, que no es más que un certificado oficial emitido por un organismo que valida la firma.
En suma, las principales diferencias conceptuales entre una firma electrónica y una digital son los usos y la naturaleza de las mismas. Mientras una firma electrónica está relacionada con los aspectos legales de aceptación de ciertas condiciones o la validación de una acción (en diferentes niveles); una firma digital tiene efectos legales, porque su función es encriptar datos para darle mayor seguridad a una operación, autenticar e identificar a la persona que ejecuta la operación.
Gabriela Meléndrez, fundadora de la comunidad BMB
Retos de las blockchains privadas
En cuanto a los retos que enfrentan las actuales plataformas blockchains privadas, a fin de hacer más efectiva la implementación de firmas digitales, Erick Poppe destacó que en Bolivia se debe lograr una «normalización por parte de las entidades a fin de acordar el estándar de algoritmos de cifrado y normas de certificados X.509». En criptografía, X.509 es un estándar de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT-T) para infraestructuras de claves públicas.
Sobre las advertencias que nadie suele hacer sobre las firmas digitales habló Judith Apaza, otra participante de los eventos de BMB. La especialista en Gestión Política, Gestión Pública y Gobierno Electrónico considera que algo recurrente que no se menciona es que, más allá de la parte tecnológica, la firma digital «es la forma en la que ejercemos nuestra identidad en el mundo digital».
«Es muy común que los técnicos reduzcan su uso a criptografía o matemática, pero la firma digital es también la forma en la que podemos interactuar con otros en el mundo digital», expresó.
A criterio de Apaza, algo frecuente es mostrar una firma escaneada para representar a la firma digital. «Pero actualmente es posible que un documento en blanco esté firmado, y además existen formas en las que todos podemos verificar la existencia de una firma digital».
¿Ilegal o no?
Se sabe que en Bolivia el uso de las criptomonedas es ilegal. Sin embargo, no es el mismo caso en el uso de la plataforma blockchain de Hyperledger Fabric para certificar de documentos, aclararon Meléndrez Alaro y Poppe.
«Definitivamente no. Si bien la normativa boliviana no autoriza el uso de criptovalores, el uso de documentos certificados mediante cadenas de bloques está autorizado mediante el decreto supremo 3525, emanado de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic)», indicó Poppe.
Para Meléndrez Alaro la firma digital y los datos abiertos deben facilitar el tránsito hacia un gobierno abierto. De hecho, la implementación de la firma electrónica avanzada y los certificados digitales juegan un papel esencial en el desarrollo de la administración digital. Son las herramientas para que los ciudadanos puedan identificarse digitalmente ante las entidades públicas e interactuar con ellas, con la misma validez que tendría un trámite hecho personalmente en cualquier ventanilla.
Sin embargo, acotó que para que el usuario ya identificado pueda acceder de forma plena a los servicios del gobierno, se requiere conocimiento e información para evitar la burocracia que significa realizar un trámite, por ejemplo. «El objetivo los datos abiertos es mejorar la información publicada, transparentarla, para así eliminar las barreras de consumo de los usuarios finales», concluyó.